25/06/2016, 20:31
Las palabras de la kunoichi parecieron afectar la actividad del moreno puesto que dejó de pasar páginas e incluso de moverse como si estuviese metido en un genjutsu. De todas formas no le afectó en lo más mínimo a la pelirroja que se levantó dispuesta a devolverse a la posada.
Lo que no tuvo en cuenta fue la posible mala interpretación de sus propias palabras y cuando estuvo a unos metros ya le tocó soportar las consecuencias de ello. ~Venga, que no voy ligera. ~Se dijo a si misma Ritsuko que bajó un segundo la mirada para asegurarse que así fuese y efectivamente, no mostraba nada de carne aunque la ropa iba ajustada a su cuerpo.
De cualquier manera, en segunda instancia la pelirroja sonrió y se acercó al albino ignorando totalmente la opinión popular puesto que un par de rumores adicionales sobre su persona le eran totalmente indiferentes.
—Buen intento, pero puede que a la próxima quieras mínimo cerrar la revista erótica. —Le dijo con cierta satisfacción cuando un hombre se vio obligado a taparle la vista a su hijo menor de los diez años que justo comenzó a señalar y preguntar por la mujer desnuda en la revista de que colgaba de la mano del shinobi de Uzushio.
Era obvio que en este instante gracias al albino ninguno de los dos estaba libre de pecado y la cantidad de gente cuchicheando aumentaba gradualmente con cada cosa que ellos decían, es más, aquellos que iban pasando y veían la revista del chico también comenzaban a hablar al respecto y miraban de la misma forma en que la miraban a la pelirroja.
—Venga, sigue respondiéndome y tu reputación se va al caño. —Decía con cierta arrogancia y una sonrisita en su rostro.
Aunque duró poco allí, luego de esa última frase la chica se dio media vuelta una vez más y comenzó a caminar para retomar su marcha. ~De kunoichi a furcia hay un solo paso. ~Pensaba en silencio Ritsuko que ahora tarareaba una melodía algo melancólica.
Lo que no tuvo en cuenta fue la posible mala interpretación de sus propias palabras y cuando estuvo a unos metros ya le tocó soportar las consecuencias de ello. ~Venga, que no voy ligera. ~Se dijo a si misma Ritsuko que bajó un segundo la mirada para asegurarse que así fuese y efectivamente, no mostraba nada de carne aunque la ropa iba ajustada a su cuerpo.
De cualquier manera, en segunda instancia la pelirroja sonrió y se acercó al albino ignorando totalmente la opinión popular puesto que un par de rumores adicionales sobre su persona le eran totalmente indiferentes.
—Buen intento, pero puede que a la próxima quieras mínimo cerrar la revista erótica. —Le dijo con cierta satisfacción cuando un hombre se vio obligado a taparle la vista a su hijo menor de los diez años que justo comenzó a señalar y preguntar por la mujer desnuda en la revista de que colgaba de la mano del shinobi de Uzushio.
Era obvio que en este instante gracias al albino ninguno de los dos estaba libre de pecado y la cantidad de gente cuchicheando aumentaba gradualmente con cada cosa que ellos decían, es más, aquellos que iban pasando y veían la revista del chico también comenzaban a hablar al respecto y miraban de la misma forma en que la miraban a la pelirroja.
—Venga, sigue respondiéndome y tu reputación se va al caño. —Decía con cierta arrogancia y una sonrisita en su rostro.
Aunque duró poco allí, luego de esa última frase la chica se dio media vuelta una vez más y comenzó a caminar para retomar su marcha. ~De kunoichi a furcia hay un solo paso. ~Pensaba en silencio Ritsuko que ahora tarareaba una melodía algo melancólica.