Al de ojos dispares no le quedó de otra que observar y esperar la reacción de la osa, pero su compañero decidió tomar la iniciativa y probar algo más arriesgado.
"¿Nani?"
Pudo notar cómo el Uchiha empezó a desgustar de la caña cómo un bárbaro, instando así a las fieras a que se le unieran para comer. Por un momento pensó que se había vuelto loco, para su sorpresa aquel extraño plan estaba dando sus frutos. La osa cada vez gruñía menos, en cuanto el del moño le ofreció la caña ella pareció retroceder, pero pronto dejó atrás el recelo y se acercó para olfatear el dulce manjar. De hecho con su pata tomó la caña para arrebatársela y sentarse a probarla.
"Quién lo diría"
La bestia se calmó y ahora estaba tan tranquila y tierna como un osito de peluche, la pequeña cría también quería su parte así que el espadachín tomó otras cañas y se las ofreció a los osos. Aquello se había convertido en una dulce escena cómo el de una postal y el de ojos dispares la contemplaba con una mirada serena y un suspiro de alivio. No dijo nada, aún faltaban 7 y quizás podrían encontrar a otro más, de ahí sería bueno regresar.
—Eto— Musitó
Aún se sentía mal por lo que ocurrió momentos atrás y no quería hablar al respecto, pero tenían que seguir con la misión. Despues de soportar tantas insolencias había explotado su carácter, pero ahora que se daba cuenta fue tonto su actuar, aunque le costara admitirlo.
—Llévate al osezno, sí lo haces la osa te seguirá— El Takanashi no tenía la.confianza para intentar llevarlo él, no quería arruinarlo.
"¿Nani?"
Pudo notar cómo el Uchiha empezó a desgustar de la caña cómo un bárbaro, instando así a las fieras a que se le unieran para comer. Por un momento pensó que se había vuelto loco, para su sorpresa aquel extraño plan estaba dando sus frutos. La osa cada vez gruñía menos, en cuanto el del moño le ofreció la caña ella pareció retroceder, pero pronto dejó atrás el recelo y se acercó para olfatear el dulce manjar. De hecho con su pata tomó la caña para arrebatársela y sentarse a probarla.
"Quién lo diría"
La bestia se calmó y ahora estaba tan tranquila y tierna como un osito de peluche, la pequeña cría también quería su parte así que el espadachín tomó otras cañas y se las ofreció a los osos. Aquello se había convertido en una dulce escena cómo el de una postal y el de ojos dispares la contemplaba con una mirada serena y un suspiro de alivio. No dijo nada, aún faltaban 7 y quizás podrían encontrar a otro más, de ahí sería bueno regresar.
—Eto— Musitó
Aún se sentía mal por lo que ocurrió momentos atrás y no quería hablar al respecto, pero tenían que seguir con la misión. Despues de soportar tantas insolencias había explotado su carácter, pero ahora que se daba cuenta fue tonto su actuar, aunque le costara admitirlo.
—Llévate al osezno, sí lo haces la osa te seguirá— El Takanashi no tenía la.confianza para intentar llevarlo él, no quería arruinarlo.