27/06/2016, 15:58
...De pronto el llanto ahogado de un animal se escuchó cerca de la posición del Uchiha, pero al dar un paso sentiría cómo la nieve se hundía bajo su sandalia dejando al descubierto una zanja que saber ni quién había cavado. No era muy ancha, por lo que lo único que terminaría atascado sería su pierna. El lastimero lamento de un pequeño panda se dejaría escuchar más claro, haciendo eco desde el interior de la zanja.
Tenía una profundidad aproximada de dos metros y medio, con un ancho de cuarentaicinco centímetros, demasiado estrecha para una persona pero lo suficientemente grande para que el osezno se cayera en ella. Sí la nieve ya había cubierto ese sitio significaba que el panda ya llevaba ahí atrapado un buen tiempo. Parte de las paredes de la zanja mostraban una dureza propia de la roca, quizás el que la excavó dejó a un lado su proyecto al notar que no era un terreno adecuado, pero no se tomó la molestia de rellenar el hueco de nuevo.
Tatsuya probablemente lo hubiese ayudado a salir, sin embargo cuando el del moño intentase pedir auxilio el Takanashi no se encontraría ahí.
Poco antes, el espadachín se encontraba pensando en cómo emplear más efectivamente las cañas. Siguió a Datsue que parecía seguir enfadado con él, hubo un momento durante el cual el Takanashi pensó en separarse de su compañero para cubrir más terreno. Pero estaba demasiado apenado cómo para decirle.
—Eh... Hmmm— Suspiró y se retractó.
Simplemente se fue por otro rumbo sin avisarle, el del yukata parecía estar ensimismado con sus pensamientos sin prestarle atención al de ojos dispares.
Mientras vagaba sólo logró encontrar un rastro, en la nieve había huellas de una pata con seis dedos, sólo existía un animal capaz de dejar una marca así y el Takanashi lo sabía. Empezó a correr en la dirección de las pisadas, estaban bien definidas por lo que el animal las dejó recientemente, tendría que apresurarse en localizar al panda antes de que la nevada cubriese el rastro.
"Tengo mucha suerte"
Tenía una profundidad aproximada de dos metros y medio, con un ancho de cuarentaicinco centímetros, demasiado estrecha para una persona pero lo suficientemente grande para que el osezno se cayera en ella. Sí la nieve ya había cubierto ese sitio significaba que el panda ya llevaba ahí atrapado un buen tiempo. Parte de las paredes de la zanja mostraban una dureza propia de la roca, quizás el que la excavó dejó a un lado su proyecto al notar que no era un terreno adecuado, pero no se tomó la molestia de rellenar el hueco de nuevo.
Tatsuya probablemente lo hubiese ayudado a salir, sin embargo cuando el del moño intentase pedir auxilio el Takanashi no se encontraría ahí.
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Poco antes, el espadachín se encontraba pensando en cómo emplear más efectivamente las cañas. Siguió a Datsue que parecía seguir enfadado con él, hubo un momento durante el cual el Takanashi pensó en separarse de su compañero para cubrir más terreno. Pero estaba demasiado apenado cómo para decirle.
—Eh... Hmmm— Suspiró y se retractó.
Simplemente se fue por otro rumbo sin avisarle, el del yukata parecía estar ensimismado con sus pensamientos sin prestarle atención al de ojos dispares.
Mientras vagaba sólo logró encontrar un rastro, en la nieve había huellas de una pata con seis dedos, sólo existía un animal capaz de dejar una marca así y el Takanashi lo sabía. Empezó a correr en la dirección de las pisadas, estaban bien definidas por lo que el animal las dejó recientemente, tendría que apresurarse en localizar al panda antes de que la nevada cubriese el rastro.
"Tengo mucha suerte"