29/06/2016, 15:04
El rocío acariciaba con delicadeza su rostro, mientras la oscuridad de la madrugada mermaba con lentitud. A lo lejos, el Takanashi pudo ver la neblina y el lago, acelerando su carrera con tal de salvar a la pequeña. Al llegar se topó con que la pequeña Yuka se encontraba atada de los pies, dentro de una especie de canoa en la orilla. A su lado, una niña de kimono rojo con máscara de zorro y un remo en su mano. Sus intenciones estaban más que claras, darle la misma muerte que sufrió aquella niña conocida cómo Aki.
"Infeliz, no puedo permitirlo"
Salió de entre la maleza mientras desenfundaba la espada y la cargaba de electricidad con la misma técnica que su padre, más el Takanashi hijo prescindió del sigilo para atacar, aunque quizás su rival ya lo había detectado mucho antes de que el tomase la iniciativa de atacar. Ni siquiera volteó a verlo, el clon siplemente se montó sobre la embarcación mientras algo parecido a un pilar de enredaderas con espinas brotaba del suelo para cortarle el vuelo al espadachín.
"SOY PENDEJO"
Se reprendió mentalmente mientras se estampaba en la barrera punzante, dejándole clavadas varias espinas antes de caer al suelo. El clon ya había zarpado y la niña abrió los ojos con horror al ver cómo estaba siendo llevada por aquella extraña figura. Pero el pelinegro no pleneaba rendirse, aún existía una oportunidad. Echó mano al portaobjetos y sacó cuatro shurikens de siete puntas, lanzando dos con cada mano con el fin de impactar al clon. Pero este último, a pesar de la velocidad de las armas logró dar un salto para esquivarlas y mientras permanecía en el aire realizó una cadena de sellos, tras lo cual algo parecido a extrañas hojas con forma curva fueron lanzadas contra el de ojos dispares.
—¡Ahrrrr!
Si la sacerdotisa de rayas de tigre se apresuraba, llegaría justo para ver cómo su compañero recibía el ataque, causándole cortes por todas partes. Además, un bote que estaba siendo arrastrado por la corriente. Debía decidir, se encontraban en un punto crítico, si no la salvaban ahora, sería el fin.
"Infeliz, no puedo permitirlo"
Salió de entre la maleza mientras desenfundaba la espada y la cargaba de electricidad con la misma técnica que su padre, más el Takanashi hijo prescindió del sigilo para atacar, aunque quizás su rival ya lo había detectado mucho antes de que el tomase la iniciativa de atacar. Ni siquiera volteó a verlo, el clon siplemente se montó sobre la embarcación mientras algo parecido a un pilar de enredaderas con espinas brotaba del suelo para cortarle el vuelo al espadachín.
"SOY PENDEJO"
Se reprendió mentalmente mientras se estampaba en la barrera punzante, dejándole clavadas varias espinas antes de caer al suelo. El clon ya había zarpado y la niña abrió los ojos con horror al ver cómo estaba siendo llevada por aquella extraña figura. Pero el pelinegro no pleneaba rendirse, aún existía una oportunidad. Echó mano al portaobjetos y sacó cuatro shurikens de siete puntas, lanzando dos con cada mano con el fin de impactar al clon. Pero este último, a pesar de la velocidad de las armas logró dar un salto para esquivarlas y mientras permanecía en el aire realizó una cadena de sellos, tras lo cual algo parecido a extrañas hojas con forma curva fueron lanzadas contra el de ojos dispares.
—¡Ahrrrr!
Si la sacerdotisa de rayas de tigre se apresuraba, llegaría justo para ver cómo su compañero recibía el ataque, causándole cortes por todas partes. Además, un bote que estaba siendo arrastrado por la corriente. Debía decidir, se encontraban en un punto crítico, si no la salvaban ahora, sería el fin.