Perdido por Yamiria

[Sasagani Yota]

-¿Un artista? Vaya vaya.. que curioso. ¿Tendrías la gentileza de hacerme un regalito? Pero esta vez sin sorpresas ni truquitos-

Era una ocasión perfecta. Un tipo que se tildaba de artista y por lo visto daba a entender que tenía un manejo y una habilidad con la arcilla sin igual, además de usarla como su arma distintiva, única y versátil. Un tipo la mar de curioso que había conocido por pura casualidad. Pero me moría de ganas de que aceptase, de hecho en mi rostro se había dibujado una pequeña sonrisa.

-Oh venga, lo has hecho cada vez que ha venido. No trates de engañarme-

Sin embargo, pronto la conversación iba a dar un giro, aunque del todo esperado. Yo había descubierto cosas de mi interlocutor y ahora era él el que deseaba saber más de mí en un intercambio de información más que valioso por mucho que nuestras aldeas estuvieran aliadas entre sí. Aquella alianzas eran como un papel de fumar, la más ligera brisa las podía mandar al garete y el más mínimo corte la rompería en mil pedacitos, por tanto había que ser precavido y al mismo tiempo perspicaz como el halcón que espera a su presa.

-En efecto, querido Yoshimitsu. Tengo un par- empecé a explicarme -Sin embargo, los Uchihas son un clan. Cuando todo lo sucedido con los bijuus, vivían en Konoha, en el País del Fuego, pero como todo clan, tenemos nuestros secretos y no voy a ser yo quien los explique al primero que pasa. Habilidades que no se aprecian a simple vista pero que nos dan una ventaja respecto a los demás shinobis-

Tomé un sorbo de mi zumo para después relamerme los labios humedecidos.

-Y también tengo esto-

Me saqué el emblema del Yin y lo sustuve, suspendido en el aire mostrándole aquella figura negra con una esfera blanca en su interior.

-Me lo regalaron mis padres de pequeño y siempre lo he llevado puesto. Es como una muleto para mí y siempre me ha dado suerte. ¿A qué parece una gilipollez? Pero es cierto.. Me da suerte-

Acto seguido volví a colocármelo en el cuello haciendo que el Yin se mantuviese en el centro del pecho para dar un nuevo sorbo a mi zumo.