1/07/2016, 14:07
—Este... Caballeros, cre-creo que toooooooodoooooo a sido un malentendido— Balbúceo Goru.
Sus matones habían caído y ahora el gran jefe retrocedía paso a paso con las manos en alto, cómo si eso fuese a apaciguar a los tres muchachos.
—Podemos llegar a un acuerdo, hablaremos como la gente civilizada, es sólo de... ¡Hasta nunca idiotas!— Se burló antes de echarse a correr a una velocidad sorprendente para alguien de su complexión.
—¡NO LO HARÁS!— Amenazó Leo.
Tomó el palo de manos de su hermana por la fuerza y con fuerzas renovadas se dió a la tarea de perseguirlo, fue tan rápido que ni siquiera Tatsuya fue capaz de alcanzarle. Goru había salido de la bodega y estaba por escapar por la puerta principal cuando el moreno le propinó un palaso en la nuca, tumbándolo al suelo.
—He estado esperando mucho tiempo por esto, rata maldita— Su tono de voz se volvió un tanto sombrío.
Acto seguido azotó el palo contra el suelo con fuerza, rompiéndolo con el objetivo de rajarlo y hacerle una punta a manera de estaca. En cuanto tuvo su arma improvisada la alzó con ambas manos por lo alto y se dispuso a clavarla en la espalda de Goru, pero alguién estaba ahí para impedirlo.
—¡Detente!— El Takanashi le llegó por detrás, soltó la wakizashi y pasó sus brazos por debajo de las axilas de Leo para sujetarlo —¿Pero qué haces?
—¡Suéltame! ¡Tú no entiendes lo que nos ha hecho este desgraciado!
Entre tanto Goru parecía incorporarse y aprovechar la distracción de los muchachos para escabullirse de nuevo...
Sus matones habían caído y ahora el gran jefe retrocedía paso a paso con las manos en alto, cómo si eso fuese a apaciguar a los tres muchachos.
—Podemos llegar a un acuerdo, hablaremos como la gente civilizada, es sólo de... ¡Hasta nunca idiotas!— Se burló antes de echarse a correr a una velocidad sorprendente para alguien de su complexión.
—¡NO LO HARÁS!— Amenazó Leo.
Tomó el palo de manos de su hermana por la fuerza y con fuerzas renovadas se dió a la tarea de perseguirlo, fue tan rápido que ni siquiera Tatsuya fue capaz de alcanzarle. Goru había salido de la bodega y estaba por escapar por la puerta principal cuando el moreno le propinó un palaso en la nuca, tumbándolo al suelo.
—He estado esperando mucho tiempo por esto, rata maldita— Su tono de voz se volvió un tanto sombrío.
Acto seguido azotó el palo contra el suelo con fuerza, rompiéndolo con el objetivo de rajarlo y hacerle una punta a manera de estaca. En cuanto tuvo su arma improvisada la alzó con ambas manos por lo alto y se dispuso a clavarla en la espalda de Goru, pero alguién estaba ahí para impedirlo.
—¡Detente!— El Takanashi le llegó por detrás, soltó la wakizashi y pasó sus brazos por debajo de las axilas de Leo para sujetarlo —¿Pero qué haces?
—¡Suéltame! ¡Tú no entiendes lo que nos ha hecho este desgraciado!
Entre tanto Goru parecía incorporarse y aprovechar la distracción de los muchachos para escabullirse de nuevo...