1/07/2016, 20:09
La joven o daba crédito a las palabras del shinobi, estaba hablando en serio... si no hubiese sido por Tatsuya no habría conseguido sobrevivir ni la mitad de tiempo. Estaba apunto de replicar, cuando se encontró al hombre frente a ella.
—Estuve observando la pelea un rato, esperando a que bajara la guardia para poder intervenir. Fue gracias a ti, que lograste distraerlo, eso me ayudó mucho—
Aquello la descolocó un poco, ¿había hecho algo que pudiese considerarse útil? Ella no lo veía así, habían estado apunto de morir por su incapacidad de luchar.
Sin embargo, el padre de Tatsuya no admitiría réplica alguna pues rápidamente pasó a la ofensiva contra su hijo, de hecho le dedicó un rapapolvo bastante severo. Habría observado la situación, pero era incapaz de valorar lo que su retoño había hecho... o seguramente, sus expectativas fueran excesivamente altas.
Tatsuya se limitó a disculparse, aunque no dudó en lanzarle una pregunta a su progenitor a pesar de todo.
La peliblanca por su parte se incorporó como pudo y se ocupó de comprobar de que la pequeña se encontraba bien, mientras permanecía atenta a todo lo que decía el padre de Tatsuya
—¿Te encuentras bien?— preguntó con una cálida sonrisa mientras la cogía de las manos —No te preocupes, dentro de nada estarás de nuevo en casa— se las frotó un poco para trasmitirle tranquilidad.
—Originalmente mi plan era dejarte sólo para ver cómo te las ingeniabas sin mí, pero no pensé que ocurriría algo como esto. Cuando me estaba llendo sentí una presencia fuerte, por lo que regresé a investigar y de pura casualidad me topé con ustedes porque sus chakritas son tan débiles que ni siquiera me di cuenta de que estaban ahí.
Cada palabra que salía de la boca del padre, le dejaba bastante patente que eran como la noche y el día. En el padre había cortesía sí, pero ni rastro de la amabilidad y corazón de su hijo. Quizás fuese la edad y el oficio, pero eran tan diferentes que se le hacía imposible creer que había criado al de ojos dispares.
—Ese tipo nos tendió una tramp... Alto... ¿¡Planeabas abandonarme a mi suerte!?—
Estaba claro que aquel hombre no tenía ni el más mínimo tacto, pues no dudó en admitir que su idea desde un principio había sido dejar a su hijo allí abandonado para comprobar si era capaz de regresar a casa vivo.
Aquello no gusto nada a la peliblanca, pero teniendo en cuenta que aquel hombre acababa de salvarlos a todos, que era el padre de Tatsuya y que ella no estaba en posición de juzgar los métodos de una padre. Decidió que lo mejor era callar, al menos por el momento. Nadie le había dado vela en ese entierro
—Estuve observando la pelea un rato, esperando a que bajara la guardia para poder intervenir. Fue gracias a ti, que lograste distraerlo, eso me ayudó mucho—
Aquello la descolocó un poco, ¿había hecho algo que pudiese considerarse útil? Ella no lo veía así, habían estado apunto de morir por su incapacidad de luchar.
Sin embargo, el padre de Tatsuya no admitiría réplica alguna pues rápidamente pasó a la ofensiva contra su hijo, de hecho le dedicó un rapapolvo bastante severo. Habría observado la situación, pero era incapaz de valorar lo que su retoño había hecho... o seguramente, sus expectativas fueran excesivamente altas.
Tatsuya se limitó a disculparse, aunque no dudó en lanzarle una pregunta a su progenitor a pesar de todo.
La peliblanca por su parte se incorporó como pudo y se ocupó de comprobar de que la pequeña se encontraba bien, mientras permanecía atenta a todo lo que decía el padre de Tatsuya
—¿Te encuentras bien?— preguntó con una cálida sonrisa mientras la cogía de las manos —No te preocupes, dentro de nada estarás de nuevo en casa— se las frotó un poco para trasmitirle tranquilidad.
—Originalmente mi plan era dejarte sólo para ver cómo te las ingeniabas sin mí, pero no pensé que ocurriría algo como esto. Cuando me estaba llendo sentí una presencia fuerte, por lo que regresé a investigar y de pura casualidad me topé con ustedes porque sus chakritas son tan débiles que ni siquiera me di cuenta de que estaban ahí.
Cada palabra que salía de la boca del padre, le dejaba bastante patente que eran como la noche y el día. En el padre había cortesía sí, pero ni rastro de la amabilidad y corazón de su hijo. Quizás fuese la edad y el oficio, pero eran tan diferentes que se le hacía imposible creer que había criado al de ojos dispares.
—Ese tipo nos tendió una tramp... Alto... ¿¡Planeabas abandonarme a mi suerte!?—
Estaba claro que aquel hombre no tenía ni el más mínimo tacto, pues no dudó en admitir que su idea desde un principio había sido dejar a su hijo allí abandonado para comprobar si era capaz de regresar a casa vivo.
Aquello no gusto nada a la peliblanca, pero teniendo en cuenta que aquel hombre acababa de salvarlos a todos, que era el padre de Tatsuya y que ella no estaba en posición de juzgar los métodos de una padre. Decidió que lo mejor era callar, al menos por el momento. Nadie le había dado vela en ese entierro