—Mitsuki-chan ¿te encuentras bien?— El pelinegro se preocupó al notar a la kunoichi distraída y distante —Ven, ya estamos cerca— La aupó.
En efecto, tras llegar a la orilla serían unos cuantos minutos de caminata nomás, una vez más las piedras con tallados extraños les anunciaban que estaban de regreso en Nakisakebi, pero contrario al silencio que los había recibido la primera vez ahora se eschaba bullicio en la lejanía. Eran muchas voces que abucheaban e insultaban.
—¿¡Qué está pasando!?— Aquello no era una bienvenida para ellos, entoces ¿porqué el escándalo? —Démonos prisa— Le instó a la peliblanca.
Para cuando entraran al pueblo verían a mucha gente en círculo, lanzando piedras e insultos por igual a alguien que se encontraba en medio de la muchedumbre. El espadachín notó a su padre cerca de la escena, de brazos cruzados y apoyado en la viga de la entrada de una vieja casa, observando sin mover un sólo dedo. Tatsuya no dudó y se acercó a la multitud para evitar que siguieran apedreando a la persona que estaba en el centro. Apartó a parte de la turba enfurecida a punta de empujones y grande fue su sorpresa al ver de quién se trataba.
—¿¡Qué significa esto!?— Preguntó estupefacto al darse cuenta de que a quién estaban lapidando era a la sacerdotisa anciana.
—¡TODO ES SU CULPA!— Vociferó la abuela al verlo
Aquello no tenía nada de sentido, pero sospechaba que su padre sabía que estaba pasando y trató de buscarlo con la mirada para exigirle respuestas, pero este sólo le devolvió una negativa con la cabeza.
—¿Se encuen...
—¡NUNCA DEBIERON VENIR!— La anciana lloraba pero se rehúsaba a aceptar ayuda alguna.
En efecto, tras llegar a la orilla serían unos cuantos minutos de caminata nomás, una vez más las piedras con tallados extraños les anunciaban que estaban de regreso en Nakisakebi, pero contrario al silencio que los había recibido la primera vez ahora se eschaba bullicio en la lejanía. Eran muchas voces que abucheaban e insultaban.
—¿¡Qué está pasando!?— Aquello no era una bienvenida para ellos, entoces ¿porqué el escándalo? —Démonos prisa— Le instó a la peliblanca.
Para cuando entraran al pueblo verían a mucha gente en círculo, lanzando piedras e insultos por igual a alguien que se encontraba en medio de la muchedumbre. El espadachín notó a su padre cerca de la escena, de brazos cruzados y apoyado en la viga de la entrada de una vieja casa, observando sin mover un sólo dedo. Tatsuya no dudó y se acercó a la multitud para evitar que siguieran apedreando a la persona que estaba en el centro. Apartó a parte de la turba enfurecida a punta de empujones y grande fue su sorpresa al ver de quién se trataba.
—¿¡Qué significa esto!?— Preguntó estupefacto al darse cuenta de que a quién estaban lapidando era a la sacerdotisa anciana.
—¡TODO ES SU CULPA!— Vociferó la abuela al verlo
Aquello no tenía nada de sentido, pero sospechaba que su padre sabía que estaba pasando y trató de buscarlo con la mirada para exigirle respuestas, pero este sólo le devolvió una negativa con la cabeza.
—¿Se encuen...
—¡NUNCA DEBIERON VENIR!— La anciana lloraba pero se rehúsaba a aceptar ayuda alguna.