4/07/2016, 00:44
De manera sencilla e indiferente la muchacha le dejó claro que no quería tener nada que ver con lo que ahí había acontecido.
—Si eso era todo me voy. —Dijo tajante, y el moreno la soltó, no tanto por lo frío de sus palabras, sino porque se dio cuenta de que se había cortado la mano.
—Pero, no puedes solo irte como si no hubieses hecho nada. —Aseguro mientras veía caminar a la muchacha.
La joven de cabellos rojizos estaba a punto de irse para siempre, cuando un hombre fornido se detuvo frente a ella. Al parecer, el alboroto había atraído a la fuerzas de seguridad. Algunos uniformados entraron, deteniendo a todo el que pareciera sospechoso, eso incluía por supuesto a la joven de apariencia perturbadora, y ayudando a quien pareciera inocente.
—¿Qué ha sucedido aquí? —Rugió el hombre que estaba frente a Ritsuko, un sujeto que por su actitud altanera, debía ser algún tipo de jefe.
—¡Ha sido culpa de esa mocosa, señor! —gritó uno de los hombres que había aprendido al criminal—. Le pedimos ayuda para detener al ladrón y terminó causando este desastre.
El sujeto enorme observó los alrededores y una gruesa vena se marcó sobre su frente, definitivamente estaba enojado por lo que estaba presenciando. Era de esperarse, era un tipo amante del orden y también detestaba a todos esos extranjeros que, según él: Solo ensuciaban y causaban disturbios en su ciudad.
—Dime, pequeña —su voz resultaba gruesa e intimidante, incluso para Kazuma que estaba acostumbrado a tratar con gente que hablaba así—, ¿tienes algo que decir en tu defensa?
—Si eso era todo me voy. —Dijo tajante, y el moreno la soltó, no tanto por lo frío de sus palabras, sino porque se dio cuenta de que se había cortado la mano.
—Pero, no puedes solo irte como si no hubieses hecho nada. —Aseguro mientras veía caminar a la muchacha.
La joven de cabellos rojizos estaba a punto de irse para siempre, cuando un hombre fornido se detuvo frente a ella. Al parecer, el alboroto había atraído a la fuerzas de seguridad. Algunos uniformados entraron, deteniendo a todo el que pareciera sospechoso, eso incluía por supuesto a la joven de apariencia perturbadora, y ayudando a quien pareciera inocente.
—¿Qué ha sucedido aquí? —Rugió el hombre que estaba frente a Ritsuko, un sujeto que por su actitud altanera, debía ser algún tipo de jefe.
—¡Ha sido culpa de esa mocosa, señor! —gritó uno de los hombres que había aprendido al criminal—. Le pedimos ayuda para detener al ladrón y terminó causando este desastre.
El sujeto enorme observó los alrededores y una gruesa vena se marcó sobre su frente, definitivamente estaba enojado por lo que estaba presenciando. Era de esperarse, era un tipo amante del orden y también detestaba a todos esos extranjeros que, según él: Solo ensuciaban y causaban disturbios en su ciudad.
—Dime, pequeña —su voz resultaba gruesa e intimidante, incluso para Kazuma que estaba acostumbrado a tratar con gente que hablaba así—, ¿tienes algo que decir en tu defensa?