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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Tatsuya se fue hacia su habitación extremadamente cansado, sentía cómo si sus pies fueran ladrillos y cada paso para subir las gradas le resultaba una intensa tortura. Cuando llegó por fin a sus aposentos desenvainó la espada para limpiarla y quitarle toda la mugre, se lamentaba por el maltrato que tuvo que darle. Era ilógico que se preocupara más por el arma que por su propia suciedad, pero la maña se anteponía a todo lo demás. Al terminar se quedó dormido, abrazando la katana como si fuera un osito de peluche.


A la mañana siguiente se despertó con un poco de frío y con el pelo más alborotado de lo normal. Se puso en alerta al ver que el reloj marcaba ya las 7 de la mañana, era mucho más tarde que su hora habitual para despertar, pero el esfuerzo del día anterior no le había dejado madrugar como de costumbre. Apenas si le dió tiempo a revisar su arma y verificar que no le quedaban residuos por si lo de la noche anterior no hubiese sido suficiente. Se vió al espejo y casi se asusta al ver su reflejo, estaba tan despeinado que parecía un jodido espantapájaros. Consideró que lo mejor era darse una ducha rápida y luego ir a desayunar lo más rápido posible.

Se desvistió y tomó una bata de baño, abrió la puerta para salir cuanto antes y fue entonces cuando...

—¡Ahh!— Gritó mientras caía de cara al suelo.

Se había tropezado con algo fino y alargado, algo como un hilo, un hilo ninja.

Datsue... Masculló.

Por alguna razón no le sorprendía, pero eso no significaba que no le afectara. La jugarreta había tenido efecto y no le quedó de otra que levantarse y tratar de acomodar los jarrones de nuevo en su lugar. Fue su culpa no preveer que algo así iba a suceder.

"Debí haberlo imaginado, es obvio que ese niño no se sabe comportar"
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

RushHablo || Pienso || NarroRush

~Ausente los fines de semana~
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RE: [Automisión Rango D] La búsqueda de los pandas desaparecidos - por King Roga - 4/07/2016, 19:49


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