4/07/2016, 20:06
—¡Jojojo! Qué pena que me haya perdido la caída —soltó una carcajada—. Una verdadeeera lástima.
Mucho más contento y de buen humor al ver los jarrones de nuevo en su sitio, y aquello tenía que significar que el Takanashi ya había caído en su trampa, bajó por las escaleras dando saltitos de alegría.
Como estaba así de contento, se tomó una buena comilona: arroz, tostadas, leche, zumo… Un desayuno completo donde los haya. Sin embargo, su buen humor no cambió a Datsue en su modo de tratar a su compañero de armas: no le dedicó ni una palabra, ni una triste mirada. Vacío absoluto.
Como de costumbre, se fue sin pagar. Ese era el trato que había tenido con la dueña, y pensaba aprovecharlo al máximo. ¿Qué podía haberle dejado una pequeña propina? Sí, pero eso iba en contra de sus principios.
Estaba de camino a la gran mansión de Ikki cuando se lo pensó mejor y tomó rumbo directo al bosque. Mejor presentarse con un oso bajo sus brazos que con las manos vacías. Así pues, se adentró entre los bambúes y, de pronto…
—¡Mierda!
¿Cómo era posible que se hubiese olvidado del osezno caído en la zanja? Corrió en su dirección, rezando porque siguiese vivo, y se alegró al comprobar, a su llegada, que ya no estaba. Alguien había aumentado el hueco de aquella trampa mortal para, presumiblemente, sacarlo de allí. Y ese alguien no podía ser otro que Tatsuya.
—Al fin ha hecho algo —murmuró, ya más tranquilo, adentrándose en el corazón del bosque…
Mucho más contento y de buen humor al ver los jarrones de nuevo en su sitio, y aquello tenía que significar que el Takanashi ya había caído en su trampa, bajó por las escaleras dando saltitos de alegría.
Como estaba así de contento, se tomó una buena comilona: arroz, tostadas, leche, zumo… Un desayuno completo donde los haya. Sin embargo, su buen humor no cambió a Datsue en su modo de tratar a su compañero de armas: no le dedicó ni una palabra, ni una triste mirada. Vacío absoluto.
Como de costumbre, se fue sin pagar. Ese era el trato que había tenido con la dueña, y pensaba aprovecharlo al máximo. ¿Qué podía haberle dejado una pequeña propina? Sí, pero eso iba en contra de sus principios.
Estaba de camino a la gran mansión de Ikki cuando se lo pensó mejor y tomó rumbo directo al bosque. Mejor presentarse con un oso bajo sus brazos que con las manos vacías. Así pues, se adentró entre los bambúes y, de pronto…
—¡Mierda!
¿Cómo era posible que se hubiese olvidado del osezno caído en la zanja? Corrió en su dirección, rezando porque siguiese vivo, y se alegró al comprobar, a su llegada, que ya no estaba. Alguien había aumentado el hueco de aquella trampa mortal para, presumiblemente, sacarlo de allí. Y ese alguien no podía ser otro que Tatsuya.
—Al fin ha hecho algo —murmuró, ya más tranquilo, adentrándose en el corazón del bosque…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado