9/07/2016, 08:17
—Aquí tienes— Dijo el doctor mientras le servía un té a Tatsuya.
El espadachín no gustaba del té, pero no lo iba a rechazar. De hecho ese té de manzana y canela del médico no le desagradaba tanto como otros. Seguía pensando que era extraño que el doctor fuese tan amable. Se llevó una de las manos al hombro, estaba extremadamente tenso y el dolor de cabeza también se le había pasado a la espalda y cuello.
—Tienes mucho estrés encima, no te doy analgésicos porque no es lo correcto. Es preferible evitar el uso de pastillas de forma innecesaria, con el té bastará— Tras hablar sorbió de su taza.
—Señor, ¿puedo preguntarle algo?
—¿Qué cosa?
—¿Desde cuando ese monje es el cuidador de los pandas?
Por más que intentaba hacer memoria, Ikki no aparecía en ninguno de sus recuerdos, así como la actual Kuroshiro distaba mucho de la imagen que se dibujaba en su mente. El médico dejó a un lado su té para responder a la pregunta.
—Ikki ha sido el encargado desde hace unos 5 años, que fue cuando murió el anterior dueño— Suspiró.
—Comprendo, bueno, gracias por el té, estuvo delicioso— Se levantó y con una reverencia se despidió.
—Cuídate, no te agobies mucho— Le respondió mientras veía al Takanashi cruzar la puerta del consultorio.
Ahora todo tenía sentido, sentía rabia ante la actitud del monje, las cosas estaban mucho peor de lo que llegaban a parecer. Más que cuidador era un verdadero maltratador, saber ni que clase de métodos usaba para retener a los animales. Sin embargo Tatsuya desconocía todas las demás pistas del acertijo, era un rompecabezas mucho mas complejo de lo que creía y el apenas tenía una pieza. Aún así, tenía motivos suficientes para llevar a cabo su plan, sólo necesitaba un poco de colaboración.
"Tengo que hablar con Datsue"
Todo se habia desencajado, regresó temprano ese día, nomás terminó sus tareas en el templo se fue ditecto a casa. Apretó los puños. Fingir un descuido para dejar escapar a los pandas no le resultó difícil, pero jamás imaginó que su jefe mandase a llamar ninjas para buscar a los osos fugitivos. Lo extraño era que los shinobis habían descubierto su jugada, ni de broma podía intentar algo similar de nuevo, se sentía tan acorralado como los mismísimos pandas. Hidetaka odiaba a esos dos ninjas que habían arruinado su plan.
Caminó hasta una puerta que daba al patio; no se rendiría, aún podía salvar al menos a uno. En su jardín interior había acomodado todo para reconfortar al osezno, era un encierro igual, pero al menos era más grande y espacioso que la celda que Ikki le daba por hogar. Su última esperanza era intentar esconderlo de los dos genins de Takigakure, quizás después podría liberarlo al llegar la primavera para que fuese a terreno alto, debía hacerlo...
Tras la broma de la mañana el Takanashi tomó precauciones, donde hubo una primera fácilmente habría una segunda. Así como lo hizo durante el combate el espadachín se adelantó a los movimientos de su rival. La diferencia radicaba en que solo funcionaría sí el niñato seguía con sus negras intenciones, si surtía efecto sería única y exclusivamente porque el Uchiha se lo buscó.
No sabía cuando lo intentaría, pero todo estaba listo. Armó la trampa durante la mañana, como no tenía donde colgar la cubeta terminó por clavar la shuriken que ya nunca usó en el techo para armar una especie de polea, usó un poco más de hilo para unirlo a la perilla de la puerta y listo.
Era sencillo, pero efectivo. No sabía cuando intentaría hacer su gracia el Uchiha, así que decidió salir por la ventana sin que lo vieran para dejar la trampa lista. Sí, tendría que limpiar, pero valdría la pena. No había necesidad de desperdiciar agua limpia, así que usó la misma que quedó tras bañarse.
Cuando Datsue abrió la puerta lo que recibió de regalo fue un cubetazo con toda el agua jabonosa y mugrienta producto de la tierra que Tatsuya se había quitado por andar escarbando la zanja el dia anterior...
El espadachín no gustaba del té, pero no lo iba a rechazar. De hecho ese té de manzana y canela del médico no le desagradaba tanto como otros. Seguía pensando que era extraño que el doctor fuese tan amable. Se llevó una de las manos al hombro, estaba extremadamente tenso y el dolor de cabeza también se le había pasado a la espalda y cuello.
—Tienes mucho estrés encima, no te doy analgésicos porque no es lo correcto. Es preferible evitar el uso de pastillas de forma innecesaria, con el té bastará— Tras hablar sorbió de su taza.
—Señor, ¿puedo preguntarle algo?
—¿Qué cosa?
—¿Desde cuando ese monje es el cuidador de los pandas?
Por más que intentaba hacer memoria, Ikki no aparecía en ninguno de sus recuerdos, así como la actual Kuroshiro distaba mucho de la imagen que se dibujaba en su mente. El médico dejó a un lado su té para responder a la pregunta.
—Ikki ha sido el encargado desde hace unos 5 años, que fue cuando murió el anterior dueño— Suspiró.
—Comprendo, bueno, gracias por el té, estuvo delicioso— Se levantó y con una reverencia se despidió.
—Cuídate, no te agobies mucho— Le respondió mientras veía al Takanashi cruzar la puerta del consultorio.
Ahora todo tenía sentido, sentía rabia ante la actitud del monje, las cosas estaban mucho peor de lo que llegaban a parecer. Más que cuidador era un verdadero maltratador, saber ni que clase de métodos usaba para retener a los animales. Sin embargo Tatsuya desconocía todas las demás pistas del acertijo, era un rompecabezas mucho mas complejo de lo que creía y el apenas tenía una pieza. Aún así, tenía motivos suficientes para llevar a cabo su plan, sólo necesitaba un poco de colaboración.
"Tengo que hablar con Datsue"
En algún lugar...
Todo se habia desencajado, regresó temprano ese día, nomás terminó sus tareas en el templo se fue ditecto a casa. Apretó los puños. Fingir un descuido para dejar escapar a los pandas no le resultó difícil, pero jamás imaginó que su jefe mandase a llamar ninjas para buscar a los osos fugitivos. Lo extraño era que los shinobis habían descubierto su jugada, ni de broma podía intentar algo similar de nuevo, se sentía tan acorralado como los mismísimos pandas. Hidetaka odiaba a esos dos ninjas que habían arruinado su plan.
Caminó hasta una puerta que daba al patio; no se rendiría, aún podía salvar al menos a uno. En su jardín interior había acomodado todo para reconfortar al osezno, era un encierro igual, pero al menos era más grande y espacioso que la celda que Ikki le daba por hogar. Su última esperanza era intentar esconderlo de los dos genins de Takigakure, quizás después podría liberarlo al llegar la primavera para que fuese a terreno alto, debía hacerlo...
En la posada...
Tras la broma de la mañana el Takanashi tomó precauciones, donde hubo una primera fácilmente habría una segunda. Así como lo hizo durante el combate el espadachín se adelantó a los movimientos de su rival. La diferencia radicaba en que solo funcionaría sí el niñato seguía con sus negras intenciones, si surtía efecto sería única y exclusivamente porque el Uchiha se lo buscó.
No sabía cuando lo intentaría, pero todo estaba listo. Armó la trampa durante la mañana, como no tenía donde colgar la cubeta terminó por clavar la shuriken que ya nunca usó en el techo para armar una especie de polea, usó un poco más de hilo para unirlo a la perilla de la puerta y listo.
Era sencillo, pero efectivo. No sabía cuando intentaría hacer su gracia el Uchiha, así que decidió salir por la ventana sin que lo vieran para dejar la trampa lista. Sí, tendría que limpiar, pero valdría la pena. No había necesidad de desperdiciar agua limpia, así que usó la misma que quedó tras bañarse.
Cuando Datsue abrió la puerta lo que recibió de regalo fue un cubetazo con toda el agua jabonosa y mugrienta producto de la tierra que Tatsuya se había quitado por andar escarbando la zanja el dia anterior...