10/07/2016, 02:38
Le volvieron a aplicar la ley del hielo, no le quedaba de otra que actuar solo. El tiempo se agotaba, no podía darse el lujo de perderlo al intentar convencer al Uchoha. Obvió por completo su habitación y el desastre del pasillo, bajó por las escaleras a toda velocidad y se aseguró de avisar a la recepcionista que regresaría pronto, pero la verdad es que él no volvería.
Se fue rumbo al templo de los pandas, pero lejos de tocar la puerta lo que hizo en ves de eso fue infiltrarse desde las zonas boscosas de los alrededores. Allanar la casa del cliente ponía en riesgo la misión, y aunque no fuera el cliente igual seguía siendo ilegal. Su problema era que al cumplir su misión Ikki seguiría haciendo sufrir a los osos, pero si dejaba ir a los pandas Ikki llamaría otros ninjas. Sólo había una opción: deshacerse de de Ikki, no en un sentido literal claro está, pero esperaba encontrar algo en el templo que le fuese de ayuda para lograrlo.
Tuvo que esconderse al escuchar pasos, a pesar de ser altas horas de la noche el monje no se había dormido, de hecho el médico también estaba en el lugar aparentemente para beber sake juntos. El genin de Taki hizo gala de su sigilo para escabullirse por el tejado y acercarse al salón que daba al jardín que era donde ambos hombres estaban conversando.
—Joder Jaro, cuando me sugeriste lo de los shinobis no pensé que fueran a tardarse tanto— Su bigote bailaba al son de sus palabras.
—Te quejas por todo, además mientras esté cerrado tienes unos cuantos días de vacaciones, jeje— Respondió alegre.
—Días en los que no gano ni un lero, todo por culpa de la incompetencia de Hidetaka, imagina si de verdad él hubiese heredado el negocio. Estaría hecho un desastre.
—Justamente hoy el hijo de Tenma me hizo acordar eso por un comentario que hizo. Tuviste suerte de que el testamento de Hideyoshi nunca apareció, eras el más cercano a él, no fue difícil hacerte con los pandas.
—El muy imbécil se gastaba demasiado en eso de darles grandes espacios y cuidarlos, prácticamente no había ganancia alguna, nunca entenderé que tenía ese hombre en la cabeza— Negó antes de tomar otro trago.
El Takanashi tuvo que usar su mano para poner su quijada de nuevo en su lugar, aquella revelación le daba pauta para intentar desbancar a Ikki. Si supiera porqué Ikki le temía a su padre podria haber intentado extorsionarlo, pero encontrar el testamento del anterior encargado era mucho más legal. Necesitaba tiempo, Datsue podría encontrar al panda en cualquier momento. El Takanashi se dirigió hacia la zona por donde el Uchiha y él solían adentrarse en el bosque, usó su katana para cortar varios bambués y trazar con ellos los kanjis "忍耐" (nintai) en el suelo. Esperaba que su compañero entendiera el mensaje.
Tatsuya no regresó esa noche, al día siguiente su cuarto seguía con la ventana y puerta abiertas... Todo estaba intacto y no había señales del kenjutsero por ningún lado...
Se fue rumbo al templo de los pandas, pero lejos de tocar la puerta lo que hizo en ves de eso fue infiltrarse desde las zonas boscosas de los alrededores. Allanar la casa del cliente ponía en riesgo la misión, y aunque no fuera el cliente igual seguía siendo ilegal. Su problema era que al cumplir su misión Ikki seguiría haciendo sufrir a los osos, pero si dejaba ir a los pandas Ikki llamaría otros ninjas. Sólo había una opción: deshacerse de de Ikki, no en un sentido literal claro está, pero esperaba encontrar algo en el templo que le fuese de ayuda para lograrlo.
Tuvo que esconderse al escuchar pasos, a pesar de ser altas horas de la noche el monje no se había dormido, de hecho el médico también estaba en el lugar aparentemente para beber sake juntos. El genin de Taki hizo gala de su sigilo para escabullirse por el tejado y acercarse al salón que daba al jardín que era donde ambos hombres estaban conversando.
—Joder Jaro, cuando me sugeriste lo de los shinobis no pensé que fueran a tardarse tanto— Su bigote bailaba al son de sus palabras.
—Te quejas por todo, además mientras esté cerrado tienes unos cuantos días de vacaciones, jeje— Respondió alegre.
—Días en los que no gano ni un lero, todo por culpa de la incompetencia de Hidetaka, imagina si de verdad él hubiese heredado el negocio. Estaría hecho un desastre.
—Justamente hoy el hijo de Tenma me hizo acordar eso por un comentario que hizo. Tuviste suerte de que el testamento de Hideyoshi nunca apareció, eras el más cercano a él, no fue difícil hacerte con los pandas.
—El muy imbécil se gastaba demasiado en eso de darles grandes espacios y cuidarlos, prácticamente no había ganancia alguna, nunca entenderé que tenía ese hombre en la cabeza— Negó antes de tomar otro trago.
El Takanashi tuvo que usar su mano para poner su quijada de nuevo en su lugar, aquella revelación le daba pauta para intentar desbancar a Ikki. Si supiera porqué Ikki le temía a su padre podria haber intentado extorsionarlo, pero encontrar el testamento del anterior encargado era mucho más legal. Necesitaba tiempo, Datsue podría encontrar al panda en cualquier momento. El Takanashi se dirigió hacia la zona por donde el Uchiha y él solían adentrarse en el bosque, usó su katana para cortar varios bambués y trazar con ellos los kanjis "忍耐" (nintai) en el suelo. Esperaba que su compañero entendiera el mensaje.
Tatsuya no regresó esa noche, al día siguiente su cuarto seguía con la ventana y puerta abiertas... Todo estaba intacto y no había señales del kenjutsero por ningún lado...