12/07/2016, 21:46
—¿Ehhhhhhh?---- Respondió extrañada —Hmmmmmm— La muchacha entonces también colocó sus posaderas sobre la espalda de Goru para sentarse a la par de Nonoha con los brazos cruzados.
La respuesta no muy le convencía, infló sus cachetes con aire y luego bufó para sacarlo, pero fue el resto del discurso de Nonoha lo que hizo que todos los presentes se quedasen confusos.
—Señor Goru, usted es una persona muy confiada….eso no es bueno ¿Qué le hace pensar que no tenemos pruebas para inculparlo?— Dijo con una amplia sonrisa.
—¿Ah?
—¿Qué?
—¿Las tenemos?— El Takanashi tardó unos dos segundos en reaccionar —Ohhhhhh si sí, claro que las tenemos, tenemos pruebas suficientes para entregarlo a las autoridades— Intentó seguirle a la corriente a la kunoichi.
Le verdad es que cuando cayó en cuenta se puso nerviso, era obvio que necesitaban sacarle información y la jugarreta de Nonoha le pareció excelente, quizás la prueba más contundente sería mostrar el lugar donde tiene retenidos a los cautivos. Ninguna autoridad podría pasar por alto un recinto clandestino de semejante calibre. El espadachín entonces caminó y se paró frente a Goru con los brazos cruzados, mirándolo acusadoramente.
—Sabemos donde está su guarida— Afirmó con tanta confianza que casi se la cree el mismo.
—¿¡Qué!? ¡Imposible! ¿¡Cómo encontraron la entrada en la fábrica abandonada!?— Les inquirió Goru sin saber que él mismo les había dado el secreto.
La respuesta no muy le convencía, infló sus cachetes con aire y luego bufó para sacarlo, pero fue el resto del discurso de Nonoha lo que hizo que todos los presentes se quedasen confusos.
—Señor Goru, usted es una persona muy confiada….eso no es bueno ¿Qué le hace pensar que no tenemos pruebas para inculparlo?— Dijo con una amplia sonrisa.
—¿Ah?
—¿Qué?
—¿Las tenemos?— El Takanashi tardó unos dos segundos en reaccionar —Ohhhhhh si sí, claro que las tenemos, tenemos pruebas suficientes para entregarlo a las autoridades— Intentó seguirle a la corriente a la kunoichi.
Le verdad es que cuando cayó en cuenta se puso nerviso, era obvio que necesitaban sacarle información y la jugarreta de Nonoha le pareció excelente, quizás la prueba más contundente sería mostrar el lugar donde tiene retenidos a los cautivos. Ninguna autoridad podría pasar por alto un recinto clandestino de semejante calibre. El espadachín entonces caminó y se paró frente a Goru con los brazos cruzados, mirándolo acusadoramente.
—Sabemos donde está su guarida— Afirmó con tanta confianza que casi se la cree el mismo.
—¿¡Qué!? ¡Imposible! ¿¡Cómo encontraron la entrada en la fábrica abandonada!?— Les inquirió Goru sin saber que él mismo les había dado el secreto.