"¿Tardar un poco? Tendremos suerte si no nos cae la noche en lo que buscamos"
No es que fuera pesimista, bueno, sí era pesimista, pero no podía negar que encontrar un lugar que ninguno de los dos conocía en medio de la gran capital Yamiria era trabajo difícil. Sí de por sí el se había tardado un milenio en localizar a Nonoha a base de preguntarle a la gente ya se podía dar una idea del tiempo que le llevaría encontrar la fábrica. No quería repetir la experiencia de caminar en círculos y fue entonces cuando se le ocurrió un brillante plan.
—Creo que tengo una idea, comprar un mapa— No era nada del otro mundo, simplemente sentido común —El que yo traía se lo quedó mi madre, así que debemos conseguir otro y sé donde podemos obtener uno— Afirmó con certeza.
El espadachín aceleró el paso, recordaba haber visitado una librería entra tantas vueltas que dió por la plaza. Mientras avanzaba algunos de los transeúntes observaban a la kunoichi, era demasiado raro ver a una niña con ropajes destajados junto a un muchacho de mayor edad, podía resultar hasta sospechoso y algunas personas murmuraban a su paso.
Depués de recorrer la plaza durante un rato logró dar con el mentado local. Era un negocio de fachada simple, una vitrina donde se exhibían materiales y una puerta que daba acceso al interior, sobrio y sofisticado. Al ingresar una campanilla indicaba la presencia de los nuevos clientes, en el mostrador se encontraba una ancianita de avanzada edad con lentes de culo de botella y peinada en moño.
—Bienvenidos, ¿en que puedo ayudarles?— Al parecer ni siquiera con los lentes notaba la destrozada ropa de Nonoha.
—Me gustaría adquirir un mapa de la ciudad si no es mucha molestia, no es necesario que sea muy complejo, de preferencia que sea simple por favor
—Oh, ahora se los traigo
La anciana se dirigió con paso de tortuga hacia el interior, tardaba bastante mientras los dos shinobis esperaban. Tatsuya tenía paciencia, pero la lentitud de la señora era fuera de lo normal.
No es que fuera pesimista, bueno, sí era pesimista, pero no podía negar que encontrar un lugar que ninguno de los dos conocía en medio de la gran capital Yamiria era trabajo difícil. Sí de por sí el se había tardado un milenio en localizar a Nonoha a base de preguntarle a la gente ya se podía dar una idea del tiempo que le llevaría encontrar la fábrica. No quería repetir la experiencia de caminar en círculos y fue entonces cuando se le ocurrió un brillante plan.
—Creo que tengo una idea, comprar un mapa— No era nada del otro mundo, simplemente sentido común —El que yo traía se lo quedó mi madre, así que debemos conseguir otro y sé donde podemos obtener uno— Afirmó con certeza.
El espadachín aceleró el paso, recordaba haber visitado una librería entra tantas vueltas que dió por la plaza. Mientras avanzaba algunos de los transeúntes observaban a la kunoichi, era demasiado raro ver a una niña con ropajes destajados junto a un muchacho de mayor edad, podía resultar hasta sospechoso y algunas personas murmuraban a su paso.
Depués de recorrer la plaza durante un rato logró dar con el mentado local. Era un negocio de fachada simple, una vitrina donde se exhibían materiales y una puerta que daba acceso al interior, sobrio y sofisticado. Al ingresar una campanilla indicaba la presencia de los nuevos clientes, en el mostrador se encontraba una ancianita de avanzada edad con lentes de culo de botella y peinada en moño.
—Bienvenidos, ¿en que puedo ayudarles?— Al parecer ni siquiera con los lentes notaba la destrozada ropa de Nonoha.
—Me gustaría adquirir un mapa de la ciudad si no es mucha molestia, no es necesario que sea muy complejo, de preferencia que sea simple por favor
—Oh, ahora se los traigo
La anciana se dirigió con paso de tortuga hacia el interior, tardaba bastante mientras los dos shinobis esperaban. Tatsuya tenía paciencia, pero la lentitud de la señora era fuera de lo normal.