13/07/2016, 16:27
—Entonces no jodas. —Soltó de mala gana cruzándose de brazos y desviando la mirada a un lado.
Seguía apoyada contra el poste y no parecía dispuesta a moverse en la brevedad al igual que todos los guardias de turno que no paraban de hablar estupideces con las prostitutas, además, se llevarían una hermosa sorpresa cuando se enterasen que la pelirroja realmente no tiene demasiado dinero como para pagarles lo que ellos se esperaban que entregase.
~Lo bueno es que ya me sacó las dudas él solo. ~Pensaba en silencio Ritsuko refiriéndose claro, a las acusaciones del moreno en su contra. Quedaba claro que las agresiones habían sido gratuitas y no que realmente pensase eso de ella aunque su vestimenta usual seguía provocando cierta confusión en las personas.
—Como se metan al local me voy. —Susurró para sí misma antes de soltar un bostezo.
Tal vez podría tomarse una siesta, después de todo había estado moviéndose de un lado al otro durante todo el santo día y se la había pasado aburrida, así que roncar el resto del día no le haría ningún daño.
O eso era lo que pensó la pelirroja antes de escuchar a su no tan querido compañero.
—¿Qué mierda… Dijiste…? —Interrogó con una mirada cuanto menos intimidante dirigida al de Uzushio.
Ya habían sido suficientes acusaciones en su contra en tan solo un día y no iba a permitir que la sigan molestando con cuestiones ‘legales’ que ni siquiera le correspondían. Pero también quería estarse bien segura de que había escuchado bien.
Seguía apoyada contra el poste y no parecía dispuesta a moverse en la brevedad al igual que todos los guardias de turno que no paraban de hablar estupideces con las prostitutas, además, se llevarían una hermosa sorpresa cuando se enterasen que la pelirroja realmente no tiene demasiado dinero como para pagarles lo que ellos se esperaban que entregase.
~Lo bueno es que ya me sacó las dudas él solo. ~Pensaba en silencio Ritsuko refiriéndose claro, a las acusaciones del moreno en su contra. Quedaba claro que las agresiones habían sido gratuitas y no que realmente pensase eso de ella aunque su vestimenta usual seguía provocando cierta confusión en las personas.
—Como se metan al local me voy. —Susurró para sí misma antes de soltar un bostezo.
Tal vez podría tomarse una siesta, después de todo había estado moviéndose de un lado al otro durante todo el santo día y se la había pasado aburrida, así que roncar el resto del día no le haría ningún daño.
O eso era lo que pensó la pelirroja antes de escuchar a su no tan querido compañero.
—¿Qué mierda… Dijiste…? —Interrogó con una mirada cuanto menos intimidante dirigida al de Uzushio.
Ya habían sido suficientes acusaciones en su contra en tan solo un día y no iba a permitir que la sigan molestando con cuestiones ‘legales’ que ni siquiera le correspondían. Pero también quería estarse bien segura de que había escuchado bien.