14/07/2016, 01:54
«¡Esta loca! Se molesta cuando ha sido ella quien ha venido a joderme primero.»
—¿Qué mierda… Dijiste…? —Interrogó con una mirada cuanto menos intimidante dirigida al de Uzushio.
El joven de piel morena le sostuvo la mirada, con la suya propia que se mantuvo calmada, durante unos instantes, pues no entendía a qué venía aquella reacción tan exagerada. Bueno, aunque con lo poco que había visto de la personalidad de la muchacha, podía darse cuenta de que era alguien con unas costumbres y modo de comportarse bastantes extraños.
—Que el ladronzuelo se fue —su voz era como si le estuviera hablando a alguien de pocas luces—. De hecho, me parece que se ha metido al local.
»No veo por qué tanto escándalo por ello.
Por supuesto, él no había escuchado lo mismo que la pelirroja. Él suponía que las cosas irían bien y sin más complicación si colaboraba; El jefe llegaría y al ver que se había escapado alguien montaría una bronca enorme y regañaría a sus subordinados. Luego les llevaría a la estación y entonces tendrían que escuchar un sermón largo y pesado. Al final solo tendrían que testificar y firmar algún documento en donde prometían no volver a meterse en problemas. «Si, esto no es la gran cosa.»
—¿Qué mierda… Dijiste…? —Interrogó con una mirada cuanto menos intimidante dirigida al de Uzushio.
El joven de piel morena le sostuvo la mirada, con la suya propia que se mantuvo calmada, durante unos instantes, pues no entendía a qué venía aquella reacción tan exagerada. Bueno, aunque con lo poco que había visto de la personalidad de la muchacha, podía darse cuenta de que era alguien con unas costumbres y modo de comportarse bastantes extraños.
—Que el ladronzuelo se fue —su voz era como si le estuviera hablando a alguien de pocas luces—. De hecho, me parece que se ha metido al local.
»No veo por qué tanto escándalo por ello.
Por supuesto, él no había escuchado lo mismo que la pelirroja. Él suponía que las cosas irían bien y sin más complicación si colaboraba; El jefe llegaría y al ver que se había escapado alguien montaría una bronca enorme y regañaría a sus subordinados. Luego les llevaría a la estación y entonces tendrían que escuchar un sermón largo y pesado. Al final solo tendrían que testificar y firmar algún documento en donde prometían no volver a meterse en problemas. «Si, esto no es la gran cosa.»