El filo del ninjato no alcanzó la garganta de su objetivo, un movimiento cadencioso y rebosante de presteza impidió que eso sucediera. Cualquiera se tomaría aquella acometida como un acto salvaje, pero para aquel par de espadachines aquello tenía un significado que otras personas no podrían entender. Quizás los tomarían por un par de locos, un par de locos y buenos amigos, claramente sus palabras así lo demostraban.
—Se siente como si hubiese sido mucho más tiempo. — Dijo estando aún de espaldas.
Los labios del pelinegro esbozaron una sonrisa por debajo de la capa que cubría su rostro, se irguió y con sutileza enfundó de nuevo su arma como si acabase de terminar una demostración.
»Es bueno verte de nuevo, Takanashi Tatsuya —se giró hacia aquel muchacho y plantó sus grises ojos en él—. Veo que has cambiado un poco… Y parece que también te has vuelto más hábil con la espada.
—Me alegra volver a verte, Ishimura Kazuma— Con su mano diestra corrió la tela para dejar ver su cara y hacer una reverencia —Yo también puedo notar que has cambiado, quizás más de lo que lo he hecho yo. Asumo que tú tambien te has fortalecido en todo este tiempo.
La otrora melena del peliblanco ahora era una sobria y elegante cabellera. Sus ropas ahora más sofisticadas se mostraban lujosas y que decir de su estatura, que ahora por escasa diferencia de centímetros prácticamente igualaba a la del joven de los ojos dispares. Sin embargo ese aire de calma que desprendía hace tiempo jamás desapareció, aún se podía percibir esa aura de tranquilidad a su alrededor.
—Es extraño, un recuerdo lejano pero que a la vez permanece fresco. ¿No lo sientes así, Kazuma-san?— Lanzó la interrogante a su compañero de armas —Justamente aquí, en el llamado Lago del Recuerdo— Casualidades que le dicen.
Sentía intriga sobre el porqué de la presencia del moreno en aquel lugar.
"¿Él también...?"
—Dime, ¿que te trae a este lugar?— Fue directo al grano.
La mayoría de los ahí presentes llegaban a honrar a los caídos, sin embargo no le parecía que el Ishimura fuese a rendirle culto a algún difunto, más cuando el mismo le había contado hace tiempo de la pérdida de su padre muchos años antes del incidente con el bijuu
—Se siente como si hubiese sido mucho más tiempo. — Dijo estando aún de espaldas.
Los labios del pelinegro esbozaron una sonrisa por debajo de la capa que cubría su rostro, se irguió y con sutileza enfundó de nuevo su arma como si acabase de terminar una demostración.
»Es bueno verte de nuevo, Takanashi Tatsuya —se giró hacia aquel muchacho y plantó sus grises ojos en él—. Veo que has cambiado un poco… Y parece que también te has vuelto más hábil con la espada.
—Me alegra volver a verte, Ishimura Kazuma— Con su mano diestra corrió la tela para dejar ver su cara y hacer una reverencia —Yo también puedo notar que has cambiado, quizás más de lo que lo he hecho yo. Asumo que tú tambien te has fortalecido en todo este tiempo.
La otrora melena del peliblanco ahora era una sobria y elegante cabellera. Sus ropas ahora más sofisticadas se mostraban lujosas y que decir de su estatura, que ahora por escasa diferencia de centímetros prácticamente igualaba a la del joven de los ojos dispares. Sin embargo ese aire de calma que desprendía hace tiempo jamás desapareció, aún se podía percibir esa aura de tranquilidad a su alrededor.
—Es extraño, un recuerdo lejano pero que a la vez permanece fresco. ¿No lo sientes así, Kazuma-san?— Lanzó la interrogante a su compañero de armas —Justamente aquí, en el llamado Lago del Recuerdo— Casualidades que le dicen.
Sentía intriga sobre el porqué de la presencia del moreno en aquel lugar.
"¿Él también...?"
—Dime, ¿que te trae a este lugar?— Fue directo al grano.
La mayoría de los ahí presentes llegaban a honrar a los caídos, sin embargo no le parecía que el Ishimura fuese a rendirle culto a algún difunto, más cuando el mismo le había contado hace tiempo de la pérdida de su padre muchos años antes del incidente con el bijuu