19/07/2016, 23:03
(Última modificación: 20/10/2016, 18:59 por Uchiha Datsue.)
Datsue tenía un problema, y un problema de los gordos. El problema residía en una chica, una chica que no paraba de fijarse en él. Lo supo cuando pasó a limpiar por tercera vez la mesa de al lado, que debía estar ya desgastada por tanto trapo. El problema en sí era que no sabía qué decirle. Estaba bloqueado, y, lo que era peor, le distraía de su verdadero propósito.
Y es que el Uchiha había viajado a Minori por una única y sencilla razón: convencer al hombre que tenía en frente de lo maravilloso de su idea.
—Te digo que es del todo legal —dijo, retomando el hilo de la conversación tras mirar por quinta vez el trasero de la camarera. Sin embargo, había perdido la cuenta de las veces que se lo había repetido a él. Y más que se lo tendría que repetir, viendo lo duro de mollera que era—. Por las cejas de Yubiwa, ¡pero sí hasta lo recetan los médicos!
El hombre no parecía convencido. Pero que nada convencido.
—Sí, pero… Tú no lo vas a vender con receta, ¿verdad?
—Bah… Las recetas están sobrevaloradas, socio —tras su reencuentro con Anzu, la muy condenada le había vuelto a pegar aquella maldita palabra—. ¿Quién mejor que nosotros mismos para saber lo que nuestro cuerpo necesita?
—Sí, pero… Es tan precipitado…
—Venga, socio. —Y otra vez la palabrita—. ¿Cuántos años llevas en esto? ¿Diez? ¿Quince? No me digas que no estás harto. ¿Y qué se supone que plantas? ¿Hortalizas? —Soltó una carcajada—. No me jodas, macho. Con eso apenas sacas para comprarte las semillas del año que viene. Con mi propuesta podrás pagarte un cargamento entero si te da la gana. ¿Y qué tendrías que hacer a cambio? ¡Pues lo mismo de siempre! ¡Plantar! ¿No me digas que no es maravilloso?
—Sí, pero… Es que además yo no tengo ningún tipo de experiencia con ese tipo de plantas…
Datsue estaba a punto de meterle el “Sí, pero” por el culo. Ahora comprendía por qué le llamaban Hachi el Peros.
—¡Es lo más fácil del mundo! —aseguró, tratando de no perder la compostura—. Mira, primero, dejas la semilla en algo húmedo —se levantó para hacerle una demostración—. En algodón o algo del estilo, bien humedecido. En un sitio a oscuras, eso sí. Totalmente a oscuras. Durante una semana, ¿vale? Después lo plantas en alguna zona que sepas que le vaya a dar mucho el sol y…
Plac.
La cara de un mozuelo impactando en su espalda. Un mozuelo de cabellos dorados, piel bronceada y ojos del color del ámbar. Para más inri, ni siquiera pidió disculpas. No era que Datsue las necesitase, pero estando la camarera observando cual buitre carroñero ante el viajante sediento…
—Deberías disculparte —soltó, seco. Mucho más seco de lo que en realidad había pretendido.
Y es que el Uchiha había viajado a Minori por una única y sencilla razón: convencer al hombre que tenía en frente de lo maravilloso de su idea.
—Te digo que es del todo legal —dijo, retomando el hilo de la conversación tras mirar por quinta vez el trasero de la camarera. Sin embargo, había perdido la cuenta de las veces que se lo había repetido a él. Y más que se lo tendría que repetir, viendo lo duro de mollera que era—. Por las cejas de Yubiwa, ¡pero sí hasta lo recetan los médicos!
El hombre no parecía convencido. Pero que nada convencido.
—Sí, pero… Tú no lo vas a vender con receta, ¿verdad?
—Bah… Las recetas están sobrevaloradas, socio —tras su reencuentro con Anzu, la muy condenada le había vuelto a pegar aquella maldita palabra—. ¿Quién mejor que nosotros mismos para saber lo que nuestro cuerpo necesita?
—Sí, pero… Es tan precipitado…
—Venga, socio. —Y otra vez la palabrita—. ¿Cuántos años llevas en esto? ¿Diez? ¿Quince? No me digas que no estás harto. ¿Y qué se supone que plantas? ¿Hortalizas? —Soltó una carcajada—. No me jodas, macho. Con eso apenas sacas para comprarte las semillas del año que viene. Con mi propuesta podrás pagarte un cargamento entero si te da la gana. ¿Y qué tendrías que hacer a cambio? ¡Pues lo mismo de siempre! ¡Plantar! ¿No me digas que no es maravilloso?
—Sí, pero… Es que además yo no tengo ningún tipo de experiencia con ese tipo de plantas…
Datsue estaba a punto de meterle el “Sí, pero” por el culo. Ahora comprendía por qué le llamaban Hachi el Peros.
—¡Es lo más fácil del mundo! —aseguró, tratando de no perder la compostura—. Mira, primero, dejas la semilla en algo húmedo —se levantó para hacerle una demostración—. En algodón o algo del estilo, bien humedecido. En un sitio a oscuras, eso sí. Totalmente a oscuras. Durante una semana, ¿vale? Después lo plantas en alguna zona que sepas que le vaya a dar mucho el sol y…
Plac.
La cara de un mozuelo impactando en su espalda. Un mozuelo de cabellos dorados, piel bronceada y ojos del color del ámbar. Para más inri, ni siquiera pidió disculpas. No era que Datsue las necesitase, pero estando la camarera observando cual buitre carroñero ante el viajante sediento…
—Deberías disculparte —soltó, seco. Mucho más seco de lo que en realidad había pretendido.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado