20/07/2016, 04:33
Nonoha siguió a Tasuya en cuanto este se levantó de la silla y comenzó a caminar. Procuraba no perderlo de vista, no dejándose distraer de nada pues sabía que de detenerse a observar algo muy posiblemente terminara perdida de nuevo…
De vez en cuando se encantaba viendo la nieve caer, además de hundir sus piecitos en la nieve que ya había cubierto el suelo. Ver el carrito de helados hizo que recordara el hambre que tenía, quiso comprarse uno pese al frio que hacía en ese momento ¡era comida! Y cualquier cosa era mejor que nada, lastimosamente no tenía un solo centavo encima.
Owww que mal
Mascullo mientras observaba con tristeza el carrito marcharse, se quedó de pie observando su alrededor, habían llegado sin duda a la zona “industrial” habían obreros caminando de un lado a otro sin detenerse o distraerse, la castaña los comparo con las hormigas justo en ese momento, ambos trabajadores innatos…
“¿mocosos?” la kunoichi busco el origen de la voz y pronto vio a un hombre que les observaba un tanto molesto por la presencia de ambos allí. Sin tener muchas ideas la ojiazul se llevó ambas manos al rostro ocultándolo y entonces –Buaaa!! – de pronto la niña rompió en llanto- ¡lo sentimos, señor! – lloro un poco más mientras maquinaba que decir –perdimos de vista a nuestros padres, mi hermano y yo estábamos buscándolos –gimoteo la pequeña aun “llorando desconsolada” solo esperaba que el pelinegro le siguiera el juego por poco creíble que quizás resultara.
Necesitaban encontrar pronto esa fábrica, necesitaban hacer tiempo, crear distracciones y aprovecharlas al máximo.
De vez en cuando se encantaba viendo la nieve caer, además de hundir sus piecitos en la nieve que ya había cubierto el suelo. Ver el carrito de helados hizo que recordara el hambre que tenía, quiso comprarse uno pese al frio que hacía en ese momento ¡era comida! Y cualquier cosa era mejor que nada, lastimosamente no tenía un solo centavo encima.
Owww que mal
Mascullo mientras observaba con tristeza el carrito marcharse, se quedó de pie observando su alrededor, habían llegado sin duda a la zona “industrial” habían obreros caminando de un lado a otro sin detenerse o distraerse, la castaña los comparo con las hormigas justo en ese momento, ambos trabajadores innatos…
“¿mocosos?” la kunoichi busco el origen de la voz y pronto vio a un hombre que les observaba un tanto molesto por la presencia de ambos allí. Sin tener muchas ideas la ojiazul se llevó ambas manos al rostro ocultándolo y entonces –Buaaa!! – de pronto la niña rompió en llanto- ¡lo sentimos, señor! – lloro un poco más mientras maquinaba que decir –perdimos de vista a nuestros padres, mi hermano y yo estábamos buscándolos –gimoteo la pequeña aun “llorando desconsolada” solo esperaba que el pelinegro le siguiera el juego por poco creíble que quizás resultara.
Necesitaban encontrar pronto esa fábrica, necesitaban hacer tiempo, crear distracciones y aprovecharlas al máximo.