5/08/2016, 05:13
—¿Hmm? —No sabía muy bien a qué se refería, pero intuyó que era por cómo se guió en aquel bosque—. Ohhh, bueno, la verdad es que estoy acostumbrado a los ambientes boscosos, pero un desierto es algo totalmente diferente, no creo que se me haga fácil. —Se permitió reír un poco mientras se dedicaba a caminar junto a su compañero.
—Ya veo —dijo, siguiendo la gracia de la situación, mientras caminaba—. Creo que es algo normal, no se puede estar preparado para todos los ambientes, menos cuando la vida de ninja y las circunstancias te llevan a lugares lejanos y extremos. Todos sentimos las naturales inclemencias cuando nos introducimos en ámbitos desconocidos. —Una última frase de la autoría de su maestro, que hacía referencia a los rigores físicos, mentales y espirituales.
»A menos, claro, que seas como Gurirusu Kuma. Ese tipo es impresionante. —Se refería a un famoso escritor, aventurero y explorador que, según las historias, había estado en innumerables lugares tanto salvajes como hostiles y había sobrevivido a todos ellos solo, y con el mínimo de equipamiento. Kazuma había leído algunas de sus muchas publicaciones y terminó desarrollado cierto respeto por la forma de vivir de aquel sujeto. «Ahora que lo pienso… No tiene ningún libro sobre cómo manejarse en la jungla urbana y mucho menos uno que cuente como sobrevivió en el Kinoko no Mori.»
—Debo decir que me siento mejor en los ambientes naturales, más que en las ciudades. —No era que le desagradasen las urbes, simplemente prefería lo otro.
—¿En serio? —Kazuma le sonrió a la vez que mantenía una mirada un poco incrédula—. ¿Prefieres estar en las oscuras y calurosas entrañas del bosque de hongos que en una plaza de la ciudad? —No pudo evitar reírse con sobriedad al término de su pregunta.
—Ya veo —dijo, siguiendo la gracia de la situación, mientras caminaba—. Creo que es algo normal, no se puede estar preparado para todos los ambientes, menos cuando la vida de ninja y las circunstancias te llevan a lugares lejanos y extremos. Todos sentimos las naturales inclemencias cuando nos introducimos en ámbitos desconocidos. —Una última frase de la autoría de su maestro, que hacía referencia a los rigores físicos, mentales y espirituales.
»A menos, claro, que seas como Gurirusu Kuma. Ese tipo es impresionante. —Se refería a un famoso escritor, aventurero y explorador que, según las historias, había estado en innumerables lugares tanto salvajes como hostiles y había sobrevivido a todos ellos solo, y con el mínimo de equipamiento. Kazuma había leído algunas de sus muchas publicaciones y terminó desarrollado cierto respeto por la forma de vivir de aquel sujeto. «Ahora que lo pienso… No tiene ningún libro sobre cómo manejarse en la jungla urbana y mucho menos uno que cuente como sobrevivió en el Kinoko no Mori.»
—Debo decir que me siento mejor en los ambientes naturales, más que en las ciudades. —No era que le desagradasen las urbes, simplemente prefería lo otro.
—¿En serio? —Kazuma le sonrió a la vez que mantenía una mirada un poco incrédula—. ¿Prefieres estar en las oscuras y calurosas entrañas del bosque de hongos que en una plaza de la ciudad? —No pudo evitar reírse con sobriedad al término de su pregunta.