6/08/2016, 20:28
—Eto... Bueno, quitando lo de lo oscuro no era tan mal lugar, digo, era cálido y hasta bonito. —Río un poco.
—Sí, de una manera un tanto brutal y peligrosa. —Añadió, una vez más, su risa a la conversación.
Sin duda, el Bosque de Hongos era un lugar tan increíble como peligroso. El de ojos grises no había quedado con ningún resentimiento hacia el sitio, pero había jurado que la próxima vez que fuera seria más fuerte y estaría preparado para lo que pudiese presentarse. Aunque… Era consciente de que difícilmente podría estar preparado si sucedían tantas cosas oscuras y bizarras como en la pasada visita.
—¿Tú también tomarás algún tren? —No sabía ni siquiera a donde iba el Ishimura.
Se encontraban al inicio del puente que llevaba al monumento. Aquel recorrido era bastante largo, pero se completaba rápidamente si se tenía a alguien con quien conversar a gusto. El joven de blanca cabellera observo con atención el valle, como si aquello fuera a darle una pista de lo que tendría que hacer a continuación.
—No… No lo creo —se mostraba un poco dudoso—. Tengo que buscar a cierta persona y entregarle algo, un encargo de mi maestro. Según la dirección, vive en una de las muchas construcciones en las laderas del valle.
Kazuma tenía dudas porque conocía la usual naturaleza de los encargos de su viejo mentor. Siempre le enviaba a tratar con gente sumamente problemática. Con aquello deberes, las cosas jamás eran simples y siempre resultaban impredecibles. Tomo de su bolsillo un papel y en él leyó la dirección exacta de la casa que debía visitar, mientras de manera cansada, pensaba en todos los problemas con los que tendría que lidiar.
—Parece que aquí se separan nuestros caminos, Tatsuya. —dijo, con voz neutra mientras recordaba que su amigo tenía un tren que tomar y que no podría acompañarle.
Parecía una despedida un poco pronta e inoportuna para tan inesperado y agradable encuentro, pero como bien dicen: Los caminos que se separan hoy, puede que mañana vuelvan a encontrarse. En el caso de ambos, puede que fuera más pronto de lo que pensaban.
—Sí, de una manera un tanto brutal y peligrosa. —Añadió, una vez más, su risa a la conversación.
Sin duda, el Bosque de Hongos era un lugar tan increíble como peligroso. El de ojos grises no había quedado con ningún resentimiento hacia el sitio, pero había jurado que la próxima vez que fuera seria más fuerte y estaría preparado para lo que pudiese presentarse. Aunque… Era consciente de que difícilmente podría estar preparado si sucedían tantas cosas oscuras y bizarras como en la pasada visita.
—¿Tú también tomarás algún tren? —No sabía ni siquiera a donde iba el Ishimura.
Se encontraban al inicio del puente que llevaba al monumento. Aquel recorrido era bastante largo, pero se completaba rápidamente si se tenía a alguien con quien conversar a gusto. El joven de blanca cabellera observo con atención el valle, como si aquello fuera a darle una pista de lo que tendría que hacer a continuación.
—No… No lo creo —se mostraba un poco dudoso—. Tengo que buscar a cierta persona y entregarle algo, un encargo de mi maestro. Según la dirección, vive en una de las muchas construcciones en las laderas del valle.
Kazuma tenía dudas porque conocía la usual naturaleza de los encargos de su viejo mentor. Siempre le enviaba a tratar con gente sumamente problemática. Con aquello deberes, las cosas jamás eran simples y siempre resultaban impredecibles. Tomo de su bolsillo un papel y en él leyó la dirección exacta de la casa que debía visitar, mientras de manera cansada, pensaba en todos los problemas con los que tendría que lidiar.
—Parece que aquí se separan nuestros caminos, Tatsuya. —dijo, con voz neutra mientras recordaba que su amigo tenía un tren que tomar y que no podría acompañarle.
Parecía una despedida un poco pronta e inoportuna para tan inesperado y agradable encuentro, pero como bien dicen: Los caminos que se separan hoy, puede que mañana vuelvan a encontrarse. En el caso de ambos, puede que fuera más pronto de lo que pensaban.