6/08/2016, 22:27
—Así que el clan Inagawa.— Inquirió la chica —Ya sé al menos por donde empezar a buscar—
Mitsuki se volteo para ver a la chica que parecía muy segura de sí misma, de hecho ni siquiera había sopesado seguir las advertencias del tabernero por un solo instante.
La Sarutobi se acercó de nuevo al porche, buscando reconocer bien la cara de los que habían en el local en ese mismo momento. Tras un instante, sonrió. —Acordaos de mi rostro, a partir de hoy habéis dejado de trabajar para ese clan. Ahora trabajáis para Sarutobi Katomi. Podéis llamarme... Fuego.— Dicha la burrada que acababa de soltar, la chica se dio la vuelta. —Volveré en cuanto haga arder hasta el último pilar de donde se esconden esos Inagawas—
Todos en aquel porche se habían quedado mirando a la chica con más o menos perplejida, en el caso de la de Kusabi era bastante perplejida "¿Hablaba en serio?... cuanta confianza"
Nada más darse media vuelta la chica, el porche estalló en risas. La del tabernero se elevaba por encima de todas las demás
—¡Me gusta esa mocosa!— celebró el hombre con un aplauso —¡No sé de donde cojones habrá salido pero tiene cojones! ¡Espero que no la maten!— el hombre bajo la mirada hasta la Hyuga —¡Tú! Eres la cría que dejó aquí Sasaki, ¿verdad?—
La peliblanca se dió la vuelta para mirar con el ceño fruncido aquel hombre con tan pocos modales
—Tomaré esa cara de idiota como un sí— se burló sin contemplaciones —Te voy a pedir un favor, échale una mano a esa niñata— clavó sus pequeños ojitos en los de la kunoichi —No te preocupes, si ese estúpido se queja cargaré con todas las culpas—
—No hacia falta que lo pidiera— respondió la peliblanca con tranquilidad
—Ya lo sabía, eres como ese idiota que tienes por amigo— se golpeó la nariz con el dedo indice se mano derecha —Solo que ahora no podrá echarte una bronca de las suyas — estalló en carcajadas de nuevo
—Os agradezco el detalle— sonrió la joven al a vez que hacia un leve gesto con la cabeza antes de seguir los pasos de la otra chica a paso rápido, no quería perderla
"No sé si esa chica tiene un plan, pero tengo la corazonada de que estoy haciendo lo correcto"
Tras un par de minutos dió alcance a la chica que había comenzado a adentrarse entre los callejones de los arrabales que se disponían alrededor de la muralla de la ciudad principal
—¡Eh! ¡Espera por favor!— pidió la peliblanca —¡Déjame que te ayude a encontrar a ese chico!—
Mitsuki se volteo para ver a la chica que parecía muy segura de sí misma, de hecho ni siquiera había sopesado seguir las advertencias del tabernero por un solo instante.
La Sarutobi se acercó de nuevo al porche, buscando reconocer bien la cara de los que habían en el local en ese mismo momento. Tras un instante, sonrió. —Acordaos de mi rostro, a partir de hoy habéis dejado de trabajar para ese clan. Ahora trabajáis para Sarutobi Katomi. Podéis llamarme... Fuego.— Dicha la burrada que acababa de soltar, la chica se dio la vuelta. —Volveré en cuanto haga arder hasta el último pilar de donde se esconden esos Inagawas—
Todos en aquel porche se habían quedado mirando a la chica con más o menos perplejida, en el caso de la de Kusabi era bastante perplejida "¿Hablaba en serio?... cuanta confianza"
Nada más darse media vuelta la chica, el porche estalló en risas. La del tabernero se elevaba por encima de todas las demás
—¡Me gusta esa mocosa!— celebró el hombre con un aplauso —¡No sé de donde cojones habrá salido pero tiene cojones! ¡Espero que no la maten!— el hombre bajo la mirada hasta la Hyuga —¡Tú! Eres la cría que dejó aquí Sasaki, ¿verdad?—
La peliblanca se dió la vuelta para mirar con el ceño fruncido aquel hombre con tan pocos modales
—Tomaré esa cara de idiota como un sí— se burló sin contemplaciones —Te voy a pedir un favor, échale una mano a esa niñata— clavó sus pequeños ojitos en los de la kunoichi —No te preocupes, si ese estúpido se queja cargaré con todas las culpas—
—No hacia falta que lo pidiera— respondió la peliblanca con tranquilidad
—Ya lo sabía, eres como ese idiota que tienes por amigo— se golpeó la nariz con el dedo indice se mano derecha —Solo que ahora no podrá echarte una bronca de las suyas — estalló en carcajadas de nuevo
—Os agradezco el detalle— sonrió la joven al a vez que hacia un leve gesto con la cabeza antes de seguir los pasos de la otra chica a paso rápido, no quería perderla
"No sé si esa chica tiene un plan, pero tengo la corazonada de que estoy haciendo lo correcto"
Tras un par de minutos dió alcance a la chica que había comenzado a adentrarse entre los callejones de los arrabales que se disponían alrededor de la muralla de la ciudad principal
—¡Eh! ¡Espera por favor!— pidió la peliblanca —¡Déjame que te ayude a encontrar a ese chico!—