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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#26
—Tienes razón, el tiempo se fue volando muy rápido, pero me alegra que hayamos podido vernos— Sonrió. Se sentía extraño al despedirse —Pues entonces debo seguir a mi destino, hasta pronto— Reverenció y luego caminaría hasta la estación.

A pesar del adiós no lo sentía como tal...

Estando ya en línea de espera se dió cuenta de que mucha gente cargaba maletas de aquí para allá mientras él prácticamente no llevaba más equipaje que lo que llevaba puesto encima, no se había percatado de ello antes y al darse cuenta se sintió como un bicho raro. Al abordar ya tenía reservado un vagón de primera clase, pues había estado tomando el mismo tren desde que partió para evitar retrasos.

El resto del viaje transcurriría con normalidad y quizás con algo de monotonía, los paísajes pasaban dibujados en la ventana y el Takanashi suspiraba mientras sus ojos se posaban en el cristal sin mirar nada en específico. Uno de los camareros del tren entró para llevarle un refrigerio y saludarle.

—¿Bonito día verdad?— Parecía entusiasmado por platicar —Últimamente hay muchas personas que van al País del Viento— Comentó mientras servía.

—Es verdad...— Ahora que lo pensaba era raro que tanta gente quisiera ir a un lugar tan inhóspito —... ¿A que se deberá?— Decidió seguirle el hilo al azafate.

—Hay algunos rumores al respecto— Hablaba como si fuera un secreto de estado —Dicen que hace una decáda hubo una lluvia de meteoritos en alguna parte del desierto y lo más sorprendente, recientemente ¡alguien encontró un yacimiento de platino en el área de impacto!

El Takanashi alzó una ceja, aquello confirmaba sus sospechas.

"Así que lo de la lluvia de estrellas era verdad"

Todo cuadraba: Una mina de metal precioso había provocado un éxodo de cientos de viajeros en busca de una fuente de riqueza desatando una "fiebre de platino". Quién sabe cuantos estaban interesados en buscar su pedacito de gloria, pero una peregrinación de ese calibre puede tener efectos adversos.

—¿Usted también busca el platino?— Se notaba que no tenía pelos en la lengua a la hora de preguntar.

—Sinceramente no...

"...Yo busco algo más preciado"

—Oh pues bueno, yo me retiro por ahora, con permiso— Dijo mientras salía de la habitación.

El de ojos dispares buscaba un tesoro muy distinto al del resto de la gente, además de que había cierto hombre con quién debía reunirse. No podía quedarse quieto al escuchar de un misterioso herrero que vivía en alguna parte del desierto, se dice que poseía unos poderes extraños con los cuales era capaz de forjar espadas con sus propias manos sin tener que usar fuego ni ninguna otra herramienta. A pesar de que sonaba más a fantasía que a realidad la idea le resultaba muy interesante y decidió ir a verlo personalmente. Tenía la esperanza de que le ayudara a solucionar la reciente crisis en la que se había metido.

***

Al despertar a la mañana siguiente vió como el paisaje había cambiado radicalmente, no había rastros de árboles ni de lago, ahora todo era un páramo de rocas y arena. Pero había algo que estaba mal, el tren estaba detenido y rápidamente salió a indagar que había ocurrido.

No era el único intrigado, muchos pasajeros se bajaron para ver que pasaba y resultaba que habían tenido un problema con la caldera de la locomotora. Tardarían un par de horas en arreglarlo, pero igual no es como si él hubiera tenido mucha prisa, era solo que no tenía forma de matar el aburriemiento.
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Mensajes en este tema
RE: Erase una vez en el País del Viento - por King Roga - 7/08/2016, 00:36


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