7/08/2016, 20:06
—Lo escuché de los guardias, con ese ladrón nos dejarían libres pero ahora que se escapó probablemente la paguemos por él, así que o lo encontramos o nos piramos. —Dijo con un tono algo bajo para asegurarse que ninguno de los inútiles que estaban con las prostitutas le escucharan.
—Espera, ¿Que? —Al de ojos grises le costaba creer lo que aquella muchacha estaba diciendo, pero de ser verdad, las cosas podrían torcerse bastante.
—Nos vemos. —Fue lo único que atinó a decir la pelirroja.
—Aguarda —dijo, mientras se levanta tras ella.
«Ahora, ¿qué hago? —el de ojos grises barajo todas las posibilidades—. Si dejo que se marche y yo me quedo, me caerá toda la bronca a mi solo —descarto aquella opción—. Si me escapo, estaré solicitado por la ley, y con mis rasgos no será muy difícil que den conmigo —Ni quería imaginar la ira de Naomi si llegaba a encontrar un cartel con su rostro—. Por lo que mi única opción es que encontremos a aquel sujeto.»
Por más que le molestara, el menor de todos los males sería el colaborar con aquella jovencita y traer de regreso al pillo aquel. Solo quedaba una interrogante «¿Cómo la convenzo para que colabore conmigo?» Se le había hecho bastante obvio el hecho de que no era la clase de persona que se queda a encarar los problemas y a resolverlos «Quizás pueda convencerla de otra forma.», pensó, mientras maquinaba lo que iba a decir. Mientras se preparaba para los dos posibles escenarios de respuesta que se manifestaron en su gris mente. Un plan era como él y otra era como su espada.
—Mira… —llamo la atención de la pelirroja en el último instante antes de marcharse—. Sé que no te agrado y el sentimiento es poderosamente mutuo. A ninguno le conviene ser buscado por la ley de este lugar «Aunque creo que soy el único al que le importa eso.» Así que, si me ayudas a traer de vuelta a aquel bribón y a dejar las cosas en orden, te recompensare… Claro, siempre y cuando esté dentro de lo razonable. Algo como toda la ropa que desees o toda la comida que quieras.
Se sentía un poco bajo pidiéndole ayuda a alguien de su calaña, pero las circunstancias así lo requerían. Además, aquella era su mejor oferta y la opción menos problemática, pues la única otra alternativa era hacer algo que estaría entre uno de los consejos típicos de Bohimei; Dejarla que intente escapar, tratarla como a una criminal y luego capturarla por la fuerza para hacerla volver y que se hiciera responsable, con todos los golpes, sangre y daños que aquello pudiese requerir. «Bueno, mientras acepte la oferta, no tendré que recurrir a la violencia.»
—Dime, ¿aceptas o te vas? —Preguntó con voz serena.
—Espera, ¿Que? —Al de ojos grises le costaba creer lo que aquella muchacha estaba diciendo, pero de ser verdad, las cosas podrían torcerse bastante.
—Nos vemos. —Fue lo único que atinó a decir la pelirroja.
—Aguarda —dijo, mientras se levanta tras ella.
«Ahora, ¿qué hago? —el de ojos grises barajo todas las posibilidades—. Si dejo que se marche y yo me quedo, me caerá toda la bronca a mi solo —descarto aquella opción—. Si me escapo, estaré solicitado por la ley, y con mis rasgos no será muy difícil que den conmigo —Ni quería imaginar la ira de Naomi si llegaba a encontrar un cartel con su rostro—. Por lo que mi única opción es que encontremos a aquel sujeto.»
Por más que le molestara, el menor de todos los males sería el colaborar con aquella jovencita y traer de regreso al pillo aquel. Solo quedaba una interrogante «¿Cómo la convenzo para que colabore conmigo?» Se le había hecho bastante obvio el hecho de que no era la clase de persona que se queda a encarar los problemas y a resolverlos «Quizás pueda convencerla de otra forma.», pensó, mientras maquinaba lo que iba a decir. Mientras se preparaba para los dos posibles escenarios de respuesta que se manifestaron en su gris mente. Un plan era como él y otra era como su espada.
—Mira… —llamo la atención de la pelirroja en el último instante antes de marcharse—. Sé que no te agrado y el sentimiento es poderosamente mutuo. A ninguno le conviene ser buscado por la ley de este lugar «Aunque creo que soy el único al que le importa eso.» Así que, si me ayudas a traer de vuelta a aquel bribón y a dejar las cosas en orden, te recompensare… Claro, siempre y cuando esté dentro de lo razonable. Algo como toda la ropa que desees o toda la comida que quieras.
Se sentía un poco bajo pidiéndole ayuda a alguien de su calaña, pero las circunstancias así lo requerían. Además, aquella era su mejor oferta y la opción menos problemática, pues la única otra alternativa era hacer algo que estaría entre uno de los consejos típicos de Bohimei; Dejarla que intente escapar, tratarla como a una criminal y luego capturarla por la fuerza para hacerla volver y que se hiciera responsable, con todos los golpes, sangre y daños que aquello pudiese requerir. «Bueno, mientras acepte la oferta, no tendré que recurrir a la violencia.»
—Dime, ¿aceptas o te vas? —Preguntó con voz serena.