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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#2
El joven se encontraba sentado en una de las tantas bancas que había en aquella sala, a decir verdad, no se sentía preocupado y apenas estaba nervioso por el momento que cada vez se aproximaba más. De hecho, más bien se encontraba de mal humor y ciertamente aburrido por todo el rato que llevaba allí esperando y el tranquilizador sonido de las constantes gotas de lluvia que acariciaban las ventanas.

Lo bueno era que tenía bastante espacio para sí pues, como de costumbre, la mayoría se alejaba unos cuantos metros de Atsushi, mas ahora puesto que el joven se había permitido no llevar puesta la capucha con la que solía ocultar su rostro, se encontraba irritado y en lo que menos pensaba en ese momento era en la opinión de los demás.

Para mantenerse ocupado un rato había sacado su Kyodai Sensu de su acostumbrado hogar en su espalda y ahora pasaba la manga de su túnica por las varillas de hierro intentando que brillaran un poco; aunque con aquel color violeta era difícil que hicieran eso. Por lo menos ahora estaban impecablemente limpias.

Tras unos minutos más de espera, oyó el chirrido de la puerta al abrirse y al dirigir sus ojos hacia ella, pudo observar a la ultima chica que había pasado, salir del aula de examen con una banda shinobi de Amegakure en su mano derecha, como si fuera un objeto cualquiera, el muchacho no pudo evitar sentir una pizca de amargura frente a eso.

Pero su atención por la chica que acababa de salir rápidamente fue sustituida cuando uno de sus maestros, Yamakichi-sensei se asomo por la puerta.

— Atsushi-kun, es tu turno. — dijo escuetamente para luego volver a entrar en la sala.

Con tranquilidad, el pelinegro de mechones azules se levanto del banco y tras volver a enfundar el Kyodai en donde debía estar, se dirigió hacia la puerta de la sala y entro. Una vez adentro, se dirigió hacia el centro de la sala siguiendo las indicaciones del profesor Yamakichi.

Frente a él se encontraba lo más importante a destacar, una larga mesa tras la cual estaban sentados los tres examinadores que le concederían o denegarían su bandana; en el centro se ubicaba el que parecía ser el jefe, un hombre de unos aparentes setenta años. Era calvo y una barba muy desaliñada. Pero eso no era lo que le importaba a Atsushi.

El anciano examinador repasaba una carpeta que debía ser el expediente de Nagano con atención, tras unos minutos levanto su mirada para enfocarse nuevamente en el joven. Los otros dos, mas jóvenes, parecían estar un poco impresionados por el aspecto de serpiente del chico, pero no el anciano.

— Bien, joven Nagano; por lo que leo en su expediente, aprobó el examen teórico con cierta soltura, lo felicito. Y en el práctico tampoco le fue mal. Por lo que nos ha contado el sensei Yamakichi, cumple con la mayoría de los estándares que se buscan en los graduados. Aunque también nos dice que su resistencia física deja algo que desear. ¿Qué puede decirnos al respecto? — El anciano junto sus manos, esperando la respuesta del estudiante.

Atsushi no se sorprendió mucho por la pregunta que le hacia el examinador, su madre ya le había avisado que era muy probable que atacaran sus puntos flacos y buscaran que diera una respuesta convincente al porque de estos.

— Bueno señor, quizá mi resistencia no sea la más optima no se lo negare aunque tampoco es que no aguante nada. Sin embargo, seguro que Yamakichi-sensei también les habrá informado que tengo cierta agudeza en el uso de armas. Y aunque aun me cueste, he aprendido a moverme en silencio. Y bueno, tengo esta preciosidad aquí detrás… — El muchacho acaricio su Kyodai Sensu, era ya para él su compañero de armas.

El anciano separo sus manos, apoyándolas en la mesa y dedico unos momentos a mirar al chico, quien le sostuvo la mirada lo mejor que pudo. Finalmente, el examinador volvió a hablar mientras en su boca parecía aparecer la sombra de una sonrisa.

— Bien, Nagano, creo que usted está preparado para convertirse en Gennin; acérquese y tome su bandana, se la ha ganado. —

Con una pequeña sonrisa en el rostro que hizo que se marcaran aun más sus escamas, el joven Atsushi se acerco hacia la mesa y cogió una de las tantas bandanas que había allí, esperando un nuevo dueño. Con cierta ceremonia, ato la suya alrededor de su frente y se volvió para hacerle una reverencia tanto a su profesor como hacia los examinadores.

Estaba a punto de ponerse la capucha para salir de aquella sala cuando fue detenido por las palabras que le dirigió el sensei Yamakichi.

— Oye muchacho, se porque te pones esa capucha; se que te gritan demonio por las calles esos viejos ignorantes… Pero no te la pongas ahora, ¿No quieres que todos vean que eres un shinobi de Amegakure? Cuando vayas afuera de la aldea podrá serte de provecho cubrirte, si, no llamar la atención es bueno pero aquí… Bueno, será tu elección, pero déjame decirte que cuando otros te tengan miedo por tus rasgos, te alegraras. —

Atsushi se detuvo durante unos momentos, inseguro. Sabía que parte de lo dicho por su ahora antiguo maestro era cierto, aunque lo que decía de sus rasgos le diera punzadas de rabia, ya que era lo mismo que le decía su padre. Decidió ignorar esa parte, quedándose con lo bueno.

— En parte… tiene razón sensei. Si, quizá desde ahora podría ir a cara descubierta aquí en nuestra aldea; al menos por hoy, pues es un día especial. Le agradezco su consejo. — Dejando caer otra vez la capucha, con la otra mano abrió el picaporte pues ya tenía la puerta a su lado y salió a la sala de espera. Varias miradas se desviaron hacia su rostro, pero la mayoría ascendió rápidamente para no mirarlo y solo observaron la bandana que ahora cubría su frente.

El joven no hizo caso a las miradas y con una pequeña sonrisa en el rostro se dirigió hacia los ascensores por los que había visto irse a la otra chica. Sin embargo, al llegar allí, se encontró con que estos recién se abrían y la joven de cabellos azabache estaba entrando en uno de ellos. Apretando un poco el paso, llego a apoyar la mano para evitar que las puertas se cerraran y entro en el mismo que la otra joven.

— Disculpa — Acto seguido y ya dentro del ascensor, se apoyo contra una de las paredes mientras las puertas se cerraban. A decir verdad, creía recordar a aquella chica y ciertamente tenia una especie de aura que invitaba a hacerlo, aunque no podía ubicar exactamente su nombre… Decidió probar suerte con uno de los que le rondaban la cabeza.

— Tu eres… ¿Uchiha Tomoe, no? —
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Mensajes en este tema
Primeros pasos - por Sayaka - 20/05/2015, 22:08
RE: Primeros pasos - por Atsushi - 23/05/2015, 02:43
RE: Primeros pasos - por Sayaka - 23/05/2015, 12:39


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