10/09/2016, 15:50
Según la pregunta formulada, el rostro de su interlocutor pasaba de una sonrisa radiante a un gesto completamente serio. Parecía que sólo se movía entre aquellos dos extremos, como si no hubiese puntos intermedios entre ambos. ¿Sería por alguna razón?
—Nnnno sé. Konozko desssierrrrto desssde ser kría.
«¿Cría? ¿Habla de sí mismo como si fuera un animal? Quizás sea algo propio de su lengua y no se sabe expresar bien...»
—¿Llevassss mapa de Munnndo? Yo enseñññññar donnnde vivirrr.
Aquella repentina pregunta logró sobresaltarla. Ayame dirigió una fugaz mirada hacia la copa del árbol de donde había surgido y después sonrió con cierto nerviosismo.
—Y... yo... la verdad es que no... He debido dejármelo en Amegakure, sí... —farfulló, rascándose la nuca. Y una gota de sudor frío se deslizó por su sien. Y, sin embargo, una súbita idea iluminó su rostro—. ¡Ah! Pero...
Se agachó y rebuscó en el suelo hasta dar con un palito de grosor adecuado. Con trazos rápidos dibujó en la tierra un esbozo del mapa de Onindo a grandes rasgos y después dividió el territorio en fracciones aproximadas de lo que serían los diferentes países.
—No es una obra de arte... ¿pero te sirve? —preguntó, con una renovada sonrisa.
—Nnnno sé. Konozko desssierrrrto desssde ser kría.
«¿Cría? ¿Habla de sí mismo como si fuera un animal? Quizás sea algo propio de su lengua y no se sabe expresar bien...»
—¿Llevassss mapa de Munnndo? Yo enseñññññar donnnde vivirrr.
Aquella repentina pregunta logró sobresaltarla. Ayame dirigió una fugaz mirada hacia la copa del árbol de donde había surgido y después sonrió con cierto nerviosismo.
—Y... yo... la verdad es que no... He debido dejármelo en Amegakure, sí... —farfulló, rascándose la nuca. Y una gota de sudor frío se deslizó por su sien. Y, sin embargo, una súbita idea iluminó su rostro—. ¡Ah! Pero...
Se agachó y rebuscó en el suelo hasta dar con un palito de grosor adecuado. Con trazos rápidos dibujó en la tierra un esbozo del mapa de Onindo a grandes rasgos y después dividió el territorio en fracciones aproximadas de lo que serían los diferentes países.
—No es una obra de arte... ¿pero te sirve? —preguntó, con una renovada sonrisa.