10/09/2016, 17:26
(Última modificación: 4/11/2016, 23:08 por Uchiha Datsue.)
— Vaya, vaya, seguro que tienes razón, ¿Pero entonces por qué no me has aplastado la cabeza ya? —dijo Yota, tras la amenaza del Uchiha.
Los labios de Datsue, siempre acostumbrados a replicar, se abrieron para escupir unas cuantas palabras, solo para darse cuenta en ese momento que su mente todavía no había pensado una respuesta para aquello. Fue duro de aceptar, más incluso que el puñetazo recién recibido. Acababa de ser noqueado en su mayor especialidad, y, para más inri, delante de la guapa y expectante camarera.
Era tan difícil de digerir que, quizá por eso, cuando el rubio platino dio media vuelta para buscar un sitio donde sentarse, su mano asió de manera instintiva el alargado vaso de cristal por el que había estado bebiendo un jugo de frutas y se lo estampó en la cabeza, justo en la coronilla, partiéndolo en mil pedazos.
La camarera soltó un chillido de asombro y se llevó las manos a la boca, conteniendo el aliento por lo que estaba a punto de suceder. Hachi, en cambio, se levantó de un salto y tan solo alcanzó a tartamudear unas cuantas palabras:
—P-pero, pero, pero… —levantó las palmas hacia arriba, como si fuese a intermediar, aunque sin atreverse a ponerse en medio—. V-vamo' a tranquilizarnos.
Datsue, que se había queda embobado mirando el pequeño fragmento de vaso que había sobrevivido en su mano, maldijo interiormente a su brazo por actuar por su cuenta.
—¿Eso cuenta como aplastarte la cabeza? —preguntó, mientras retrocedía de manera inconsciente un paso. Trató de sonreír para quitarle hierro al asunto, y entonces maldijo su mala lengua por ir también por su cuenta. Últimamente su cuerpo entero parecía querer desobedecerle, como si hubiese adquirido un extraño gusto por el masoquismo.
Mientras tanto, un pequeño cambio en el ambiente se hizo notar. Un nuevo matiz en el aire. Una nueva fragancia, imperceptible al principio, pero que poco a poco fue eclipsando al resto de aromas como el sol a las estrellas.
Un aroma a flor de loto.
Los labios de Datsue, siempre acostumbrados a replicar, se abrieron para escupir unas cuantas palabras, solo para darse cuenta en ese momento que su mente todavía no había pensado una respuesta para aquello. Fue duro de aceptar, más incluso que el puñetazo recién recibido. Acababa de ser noqueado en su mayor especialidad, y, para más inri, delante de la guapa y expectante camarera.
Era tan difícil de digerir que, quizá por eso, cuando el rubio platino dio media vuelta para buscar un sitio donde sentarse, su mano asió de manera instintiva el alargado vaso de cristal por el que había estado bebiendo un jugo de frutas y se lo estampó en la cabeza, justo en la coronilla, partiéndolo en mil pedazos.
La camarera soltó un chillido de asombro y se llevó las manos a la boca, conteniendo el aliento por lo que estaba a punto de suceder. Hachi, en cambio, se levantó de un salto y tan solo alcanzó a tartamudear unas cuantas palabras:
—P-pero, pero, pero… —levantó las palmas hacia arriba, como si fuese a intermediar, aunque sin atreverse a ponerse en medio—. V-vamo' a tranquilizarnos.
Datsue, que se había queda embobado mirando el pequeño fragmento de vaso que había sobrevivido en su mano, maldijo interiormente a su brazo por actuar por su cuenta.
—¿Eso cuenta como aplastarte la cabeza? —preguntó, mientras retrocedía de manera inconsciente un paso. Trató de sonreír para quitarle hierro al asunto, y entonces maldijo su mala lengua por ir también por su cuenta. Últimamente su cuerpo entero parecía querer desobedecerle, como si hubiese adquirido un extraño gusto por el masoquismo.
Mientras tanto, un pequeño cambio en el ambiente se hizo notar. Un nuevo matiz en el aire. Una nueva fragancia, imperceptible al principio, pero que poco a poco fue eclipsando al resto de aromas como el sol a las estrellas.
Un aroma a flor de loto.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado