11/09/2016, 15:12
Al final de cuentas, atar al tipo no le serviría de nada. En menos de lo que tarda un bunshin en desaparecer una puerta metálica retumbó y desde el interior de la estación salió un hombre armado con una ballesta cargada, la cual no dudó en apuntarla a la cabeza de la mujer que se encontraba completamente aterrorizada. El espadachín casi podía imaginarse la retorcida sonrisa que tendría bajo esa pañueleta.
"Así que eso era."
Ahora entendía aquellas miradas de miedo y el silencio de los trabajadores, sabían que era una emboscada y no le advirtieron de nada. Pero eso no era el único problema, pronto logró escuchar como el relincho de una docena de caballos se acercaban y rodeaban la estación. Aquello llevaba las complicaciones a otro nivel, podía intentar cegar al hombre de la ballesta y así ayudar a los cautivos, pero el problema es que luego tendrían que quedarse atrincherados dentro de la estación en un punto muerto por tiempo indefinido.
Parecía que solo podría resignarse y esperar lo peor, pero aparentemente los planes de esos sujetos eran otros. El Takanashi esperó pacientemente sin quitarle la mirada de encima al de la ballesta, ni siquiera volteó a ver cuando otro hombre entro con paso pesado por la puerta. El hombre observó al anciano muerto en el suelo y luego posó la vista sobre cada uno de los presentes.
—Estos novatos, ni siquiera pueden hacer un trabajo limpio. ¡Solo tenían que tomar prisioneros!— Le gritó al matón.
El tipo se encogió asustado por el regaño y Tatsuya pensó que era momento para actuar, dió un paso al frente pero fue detenido cuando el recién llegado sacó una ballesta pequeña y dió un disparo que pasó justo delante de la cara del espadachín. Poco más y le hubiera hecho un agujero para piercing gratis.
—Yo que tú me quedaba quieto. Talvez puedas esquivarlo, pero dudo mucho que ellos puedan...-- Sonrió mientras apuntaba a los obreros con otra ballesta que tenía en su mano contraria.
El de Taki no respondió, simplemente dirigió su mirada lentamente hasta el sujeto.
—Ahora bien, ¿serías tan amable de acompañarnos a dar una vuelta? Si cooperas nadie más saldrá herido.
Una extraña sensación de alivio le inundó al escuchar que podría salir de ahí sin enfrentarse, no estaba seguro de si era buena o mala suerte, pero al menos le hacía menos presión. Mantuvo su silencio y simplemente caminó dispuesto a seguir a aquel hombretón.
—Buen chico— Dijo con tono macabro.
Ahora las dudas del espadachín eran otras; No era un ataque totalmente aleatorio, a pesar de que parecían enclenques se notaba que había alguien detrás organizándolo todo y que por alguna razón les había ordenado llevárselo.
"¿Pero porqué y para qué?"
Lo descubriría pronto.
"Así que eso era."
Ahora entendía aquellas miradas de miedo y el silencio de los trabajadores, sabían que era una emboscada y no le advirtieron de nada. Pero eso no era el único problema, pronto logró escuchar como el relincho de una docena de caballos se acercaban y rodeaban la estación. Aquello llevaba las complicaciones a otro nivel, podía intentar cegar al hombre de la ballesta y así ayudar a los cautivos, pero el problema es que luego tendrían que quedarse atrincherados dentro de la estación en un punto muerto por tiempo indefinido.
Parecía que solo podría resignarse y esperar lo peor, pero aparentemente los planes de esos sujetos eran otros. El Takanashi esperó pacientemente sin quitarle la mirada de encima al de la ballesta, ni siquiera volteó a ver cuando otro hombre entro con paso pesado por la puerta. El hombre observó al anciano muerto en el suelo y luego posó la vista sobre cada uno de los presentes.
—Estos novatos, ni siquiera pueden hacer un trabajo limpio. ¡Solo tenían que tomar prisioneros!— Le gritó al matón.
El tipo se encogió asustado por el regaño y Tatsuya pensó que era momento para actuar, dió un paso al frente pero fue detenido cuando el recién llegado sacó una ballesta pequeña y dió un disparo que pasó justo delante de la cara del espadachín. Poco más y le hubiera hecho un agujero para piercing gratis.
—Yo que tú me quedaba quieto. Talvez puedas esquivarlo, pero dudo mucho que ellos puedan...-- Sonrió mientras apuntaba a los obreros con otra ballesta que tenía en su mano contraria.
El de Taki no respondió, simplemente dirigió su mirada lentamente hasta el sujeto.
—Ahora bien, ¿serías tan amable de acompañarnos a dar una vuelta? Si cooperas nadie más saldrá herido.
Una extraña sensación de alivio le inundó al escuchar que podría salir de ahí sin enfrentarse, no estaba seguro de si era buena o mala suerte, pero al menos le hacía menos presión. Mantuvo su silencio y simplemente caminó dispuesto a seguir a aquel hombretón.
—Buen chico— Dijo con tono macabro.
Ahora las dudas del espadachín eran otras; No era un ataque totalmente aleatorio, a pesar de que parecían enclenques se notaba que había alguien detrás organizándolo todo y que por alguna razón les había ordenado llevárselo.
"¿Pero porqué y para qué?"
Lo descubriría pronto.