15/09/2016, 03:00
La espera se le hacía interminable, como el recorrido que aquel blanco y ardiente sol hacía por el cielo. Por alguna extraña razón, la inclinación del astro parecía ser siempre una vertical perfecta, como si el tiempo se hubiese detenido en un medio día perpetuo.
«Ellos parecen estar bien aclimatados.», pensó mientras veía como quienes le rodeaban no mostraban el mismo grado de incomodidad que él sentía.
A pesar de lo difícil de la situación, pues yacía capturado y a la espera de que ocurriese algo, se mantenía estoico y calmado, al menos de forma exterior. Respiraba lenta y ampliamente, dejando que el aire saliente escapara por sus labios de manera que soplara por sobre su pecho medio descubierto. «Quizás así pueda… Ventilarme un poco.»
Tuvo que pasar más de una hora recluido en aquella posición.
El primer indicio fue una reacción en quienes le custodiaban, dirigieron sus mirada hacia el sur. Lentamente, se fue haciendo visible el grupo de bandidos que se desplaza hacia su posición, moviéndose paralelamente a las vías del tren. El joven de ojos grises desvió su atención de ellos, pues no quería que pensaran que estaba alerta. Fingió unos cuantos cabeceos por agotamiento, pero en realidad, lo que trataba de hacer era prestar atención a sus alrededores, pues estaba casi seguro de que había alguien observándole, a la espera de ver como se desarrollaban las cosas. Tanto era su búsqueda de aquel líder o vigilante, que poca atención prestó a los otros que caminaban hacia su posición.
De repente alguien cayó cerca de él, empujado por quienes venían llegando. Un poco de arena al vuelo le obligó a cerrar los ojos, y aprovechó un breve momento de oscuridad para escuchar como aquellos matones intercambiaban palabras entre sí.
Por su parte, sus captores aumentaron el radio del círculo que encerraba al peliblanco y a alguien más. El espacio era suficiente como para que dos personas pudieran hablar en susurros mientras esperaban lo que el destino tuviese preparados para ellos.
Aunque su cara no lo demostró, la sorpresa del peliblanco fue mayúscula cuando recuperó la vista y reparo en quien yacía cautivo a su lado.
—Esperaba verte de nuevo… Pero no tan prontamente —reconoció con una calmada voz susurrante—. ¿Cómo es que has terminado haciéndome compañía en semejante situación, Tatsuya?
«Ellos parecen estar bien aclimatados.», pensó mientras veía como quienes le rodeaban no mostraban el mismo grado de incomodidad que él sentía.
A pesar de lo difícil de la situación, pues yacía capturado y a la espera de que ocurriese algo, se mantenía estoico y calmado, al menos de forma exterior. Respiraba lenta y ampliamente, dejando que el aire saliente escapara por sus labios de manera que soplara por sobre su pecho medio descubierto. «Quizás así pueda… Ventilarme un poco.»
Tuvo que pasar más de una hora recluido en aquella posición.
El primer indicio fue una reacción en quienes le custodiaban, dirigieron sus mirada hacia el sur. Lentamente, se fue haciendo visible el grupo de bandidos que se desplaza hacia su posición, moviéndose paralelamente a las vías del tren. El joven de ojos grises desvió su atención de ellos, pues no quería que pensaran que estaba alerta. Fingió unos cuantos cabeceos por agotamiento, pero en realidad, lo que trataba de hacer era prestar atención a sus alrededores, pues estaba casi seguro de que había alguien observándole, a la espera de ver como se desarrollaban las cosas. Tanto era su búsqueda de aquel líder o vigilante, que poca atención prestó a los otros que caminaban hacia su posición.
De repente alguien cayó cerca de él, empujado por quienes venían llegando. Un poco de arena al vuelo le obligó a cerrar los ojos, y aprovechó un breve momento de oscuridad para escuchar como aquellos matones intercambiaban palabras entre sí.
Por su parte, sus captores aumentaron el radio del círculo que encerraba al peliblanco y a alguien más. El espacio era suficiente como para que dos personas pudieran hablar en susurros mientras esperaban lo que el destino tuviese preparados para ellos.
Aunque su cara no lo demostró, la sorpresa del peliblanco fue mayúscula cuando recuperó la vista y reparo en quien yacía cautivo a su lado.
—Esperaba verte de nuevo… Pero no tan prontamente —reconoció con una calmada voz susurrante—. ¿Cómo es que has terminado haciéndome compañía en semejante situación, Tatsuya?