16/09/2016, 02:41
—Eso mismo iba a preguntarte yo a tí— No tuvo necesidad de bajar la voz, su garganta estaba tan seca que le costaba hablar de por sí —Te explicaría la situación de no ser porque no se que demonios está pasando aquí.
—Ignoro tanto como tú, compañero —le aseguro al de ojos dispares—. Quizás podamos juntar lo poco que ambos sabemos, de manera que logremos discernir los hechos y saber qué es lo que sucede.
Normalmente no tenía necesidad de analizar los distintos caminos que le habían llevado a una situación de peligro. En general, los bandidos y los matones utilizaban un teguchi más o menos similar, pues sus objetivos no solían distar mucho del robar y matar habituales. «Pero en esta ocasión las cosas son… Diferentes.» La organización de aquellos asaltantes era bastante buena y su modo de actuar delataba que, quienes fuesen los que estaban a cargo, buscaban algo más que simplemente asaltar un tren.
—Yo tenía que reunirme con una intermediaria de negocios en el Lago del recuerdo —comenzó el Ishimura—, pero como sus vías de comercio se vieron afectadas por la actividad de los bandidos, no tenía lo que fui a buscar —trataba de explicar de forma clara que lo había llevado allí, susurrando mientras se aseguraba que nadie les escuchara—. En vista de la situación y consciente de que el encargo aún tenía que hacerse, decidí tomar el pago que correspondía a la mediadora e ir directamente a la fuente del asunto para completar el negocio. Eso implicaba que tenía que ir hasta Inaka por mi cuenta.
»Lo siguiente que supe es que me había ofrecido el utilizar una zorrilla y un par de sus mejores trabajadores para cruzar el desierto y llegar a la siguiente estación donde la locomotora tendría que repostar. Nos pusimos en marcha y luego de unas horas nos encontramos con que el tren estaba detenido. Cuando trate de abordar me atacaron un trió de ellos, pero resulto ser solo un cebo, pues cuando entre ya tenían rehenes y un montón de ballestas preparadas para disparar.
Aquella cadena de sucesos desafortunados resumía bastante bien como es que el joven de piel morena había terminado envuelto en semejante contrariedad.
—Ignoro tanto como tú, compañero —le aseguro al de ojos dispares—. Quizás podamos juntar lo poco que ambos sabemos, de manera que logremos discernir los hechos y saber qué es lo que sucede.
Normalmente no tenía necesidad de analizar los distintos caminos que le habían llevado a una situación de peligro. En general, los bandidos y los matones utilizaban un teguchi más o menos similar, pues sus objetivos no solían distar mucho del robar y matar habituales. «Pero en esta ocasión las cosas son… Diferentes.» La organización de aquellos asaltantes era bastante buena y su modo de actuar delataba que, quienes fuesen los que estaban a cargo, buscaban algo más que simplemente asaltar un tren.
—Yo tenía que reunirme con una intermediaria de negocios en el Lago del recuerdo —comenzó el Ishimura—, pero como sus vías de comercio se vieron afectadas por la actividad de los bandidos, no tenía lo que fui a buscar —trataba de explicar de forma clara que lo había llevado allí, susurrando mientras se aseguraba que nadie les escuchara—. En vista de la situación y consciente de que el encargo aún tenía que hacerse, decidí tomar el pago que correspondía a la mediadora e ir directamente a la fuente del asunto para completar el negocio. Eso implicaba que tenía que ir hasta Inaka por mi cuenta.
»Lo siguiente que supe es que me había ofrecido el utilizar una zorrilla y un par de sus mejores trabajadores para cruzar el desierto y llegar a la siguiente estación donde la locomotora tendría que repostar. Nos pusimos en marcha y luego de unas horas nos encontramos con que el tren estaba detenido. Cuando trate de abordar me atacaron un trió de ellos, pero resulto ser solo un cebo, pues cuando entre ya tenían rehenes y un montón de ballestas preparadas para disparar.
Aquella cadena de sucesos desafortunados resumía bastante bien como es que el joven de piel morena había terminado envuelto en semejante contrariedad.