24/05/2015, 21:23
Un día lluvioso como cualquier otro a las afueras de Amegakure, las gemelas Ishikawa finalmente se decidieron por limpiar aquella casa donde alguna vez vivieron junto con su padre, la idea principal era quitar todo el polvo de la casa y deshacerse de todas aquellas cosas que les resultasen inútiles y tal vez ganarse unos ryōs extras vendiendo alguna que otra cosa.
De cualquier manera, las hermanas ya habían limpiado la casa casi por completo, lo único que les faltaba era la habitación del hombre de la casa. A simple vista un cuartito normal y bastante polvoriento, bastante pequeño pero con un terrible lío de papeles sobre un escritorio.
- ¿Y esto…? Preguntó la gemela de cabellos celestes que sostenía una libreta entre sus manos. - ¿Un diario…? – Respondió la de cabellos rojizos mientras se acercaba a su hermana. - Basura entonces… - Sin más que decir la joven simplemente arrojó el libro dentro de una bolsa plástica donde estaban juntando la basura.
- ¡Tamaki! – Chilló la pelirroja mientras revolvía la gran bolsa para sacar el libro. - ¡Si es de papá seguro dice por qué los demás nos odian! – A la vez que chillaba había comenzado a ojear la libreta. - Pero si ni te importa… - Dijo Tamaki con bastante tranquilidad mientras intentaba no bostezar.
Tatsuko no pudo evitar ignorar a su hermana, estaba demasiado emocionada por aquel hallazgo por lo que sin decir absolutamente nada se retiró hasta su cuarto a leer aquel librito.
Dentro de la habitación, Tatsuko se recostó boca abajo sobre la cama no sin antes tomar un cuaderno en blanco y un lápiz con la idea de hacer un resumen de lo que el diario dijera acerca de ellas, todo lo demás no les importaba, aunque si vamos al caso, nada de lo que el diario pueda llegar a decir les importa tal y como había dicho Tamaki.
A ver… Según esto… Papá y mamá llevaban casados varios años. Él después de haberse graduado de la academia se dedicó a los estudios médicos y después se fue desviando para hacer sus propias investigaciones, una de esas era la mierda esta que nos implantó a Tamaki y a mi, los conductos de chakra.
Mamá era una kunoichi que tenía el kekkei genkai que casi todos heredamos, el elemento lava. Según, era una albina hermosa, pero no muy fuerte, por eso fue que no llegó ni a chunin.
Entre ellos tuvieron un hijo al que le pusieron Gen, el único de todos nosotros que no heredó el kekkei de mamá, pero se dedicó a ayudar a papá y toda la cosa, estudios médicos y demás babosadas que les gustaban a ellos.
Un par de años después tuvieron a Himiko, salió rubia y heredó el kekkei de mamá, pero no le interesaba las cosas médicas ni tampoco las cosas raras de papá así que se fue por libre.
Hasta ahí todo iba normal, vivían como una familia feliz más allá de que todos eran shinobis, aunque mamá se había retirado por lo de la maternidad. Igual, seguía siendo bastante inútil, ni cocinaba ni limpiaba, solamente nos hacía compañía.
- Ay… Pero qué quejoso que es papá… - Interrumpió Tamaki que había entrado hace rato sin que Tatsuko se enterara por estar demasiado concentrada. - Él no hacía una mierda acá… ¿Y se queja de mamá…? – Agregó mientras se subía sobre su hermana para usarla de colchón.
La pelirroja por su parte no ofreció resistencia, en cierta manera ya estaba acostumbrada a que su hermana la usara de almohada o cuestiones similares y la verdad es que aquello no le molestaba. - Nadie hacía nada acá, eran Gen y Himiko los que se pasaban de vez en cuando a limpiar… - Dicho esto y aprovechando que Tamaki se había ‘dormido’ continuó con lo suyo.
Todo iba genial hasta que nació la tercera, según todo el mundo Yuzuki es exactamente igual a como era mamá de joven, hasta el kekkei había heredado así que más parecidas imposible. Después de un par de peleas familiares Himiko y Gen terminaron por irse de casa, supuestamente para cumplir unas misiones que les asignaron pero estuvieron fuera por unos cuantos años.
El problema era que mamá ya se estaba arrugando y Yuzuki era igual a ella pero joven, así que cuando ya creció bastante, más o menos unos ocho o nueve años la sacó de la casa que tenían adentro de la aldea al laboratorio ‘secreto’ a las afueras. Donde vivimos Tamaki y yo ahora mismo.
En el laboratorio, papá aprovechó para implantarle la primera versión de los conductos de chakra, eran 46 en total y todos de la misma medida. Después de eso, cuando ya se había recuperado de las operaciones la terminó violando por ser igual a mamá.
- Sigo pensando que papá quería a mamá por el cuerpo no más… - Dijo medio dormida Tamaki que seguía encima de su hermana. - ¿Qué pasaría si papá la llega a ver a Yuzuki ahora…? – Preguntó Tatsuko, aunque solamente recibió una ligera risita como respuesta por lo que siguió con sus anotaciones.
Mamá terminó enterándose, nadie sabe como pero lo hizo. Al saber lo que pasó terminó por odiar a Yuzuki haciéndose la idea de que no había sido una violación ni nada por el estilo, así que en venganza hizo correr el rumor de que su marido mantenía relaciones sexuales con su hija menor, además de que la había usado como sujeto de pruebas para sus experimentos raros.
Unos meses después, como a papá no le importaba lo que dijeran de él, mamá empezó a salir de noche y si no volvía con un hombre no aparecía hasta el día siguiente, al final de todo quedó embarazada de un supuesto Yuki.
- Y ese Yuki es tu papá Tamaki. – Dijo bastante alegre la pelirroja. - Tuyo también Tatsuko… - - ¿Entonces por qué puedo manejar la lava…? – Mientras hablaba intentó mirar a su hermana pero se le había subido de manera que la cabeza le quedaba sobre la suya, por ende no podía ver nada que no fueran los brazos de la peliceleste.
- El kekkei de la lava era de mamá, vos heredaste ese y yo el del Yuki. – Explicó con bastante tranquilidad mientras daba vuelta una hoja del diario. - No puso el nombre del tipo ¿no? – - No, dice que es un Yuki nada más… - Ante aquella respuesta, Tamaki respondió bostezando nuevamente. - Sigo entonces. –
Al tiempo nacimos nosotras, Tamaki y yo, pero mamá seguía casada con el otro y el Yuki desapareció de la vida de ella, así que terminamos compartiendo el apellido que tienen los otros, Ishikawa.
Por esa época Gen y Himiko volvieron a casa, aunque seguramente nos vean como los cuernos de papá y por eso no les haga gracia vernos. De cualquier forma, a diferencia de Yuzuki, mamá a nosotras si nos quería.
Nosotras apenas éramos un par de bebas recién nacidas, todavía estábamos en las cunas del hospital cuando papá se enteró de nuestra existencia y decidió ‘hacerse cargo’ y nos secuestró por así decirlo, terminamos siendo las hijas adoptivas del tipo y de pasada aprovechó para implantarnos otra versión de los conductos de Yuzuki, a diferencia de los de ella, los nuestros tienen 18 válvulas y tienen distintos tamaños.
No sé como hizo, seguramente alguna cosa que los médicos saben o los científicos o qué se yo, pero sabía de nuestro chakra y sabía que a Tamaki no le iban a servir de nada los que teníamos Yuzuki y yo, así que le terminó haciendo unos conductos distintos para que aguanten el hielo y el viento.
Volviendo a lo importante, papá nos estaba cuidando por años y por suerte nosotras no nos parecemos ni a mamá ni a Yuzuki, aunque entre nosotras somos exactamente iguales por lo que nos terminó tiñiendo el pelo que originalmente tenemos blanco. A mi me pintó de rojo y como no le parecía justo que solamente una de las dos cambiara el color, también le pintó el pelo a Tamaki, aunque a ella de celeste.
La cuestión, como Himiko y Gen todavía tenían la ilusión de volver a ser una familia feliz, más allá de que a nosotras no nos querían ni ver, siguieron yendo y viniendo entre el laboratorio donde estábamos Tamaki, Yuzuki, el viejo y yo, y la casa adentro de Amegakure donde vivía mamá sola.
Mamá se había vuelto bastante inestable porque se había quedado prácticamente sola, salvo por sus hijos más grandes que ya eran jonins así que casi ni estaban en casa. Igual, si bien le gustaba que dos de sus hijos estuviesen con ella, a Yuzuki no la podía ver que enloquecía.
Mientras Tatsuko escribía la voz de su hermana nuevamente se hizo presente. - Igual que cuando Himiko y Gen nos ven a nosotras. – Comentó en un tono de voz bastante bajo, a lo que la pelirroja contestó inflando las mejillas como niña caprichosa. - ¿No estabas durmiendo? – - No puedo si estás moviéndote… - Y como de costumbre, Tamaki no le daba importancia a la chica, pues sabía que no estaba ofendida ni nada del estilo.
Poco después de que Tamaki y yo nos graduamos de la academia ninja, Himiko y Gen aparecieron junto con mamá para llevarse a papá de ahí porque en la aldea habían hecho el pedido de captura, por alguna cuestión rara con sus experimentos.
La cuestión, es que esos dos no tuvieron mejor idea que llevar también a mamá que ya estaba bastante desquiciada, aunque lo disimulaba bastante bien, lo suficiente para acercarse al viejo y besarlo como una feliz pareja de toda la vida, eso si, aprovechó para vomitarle lava en la boca al viejo así que bueno, se murió.
Después de matarlo intentó cargarse a Yuzuki que estaba con nosotras y frente a nosotras estaban Himiko y Gen, esos dos eran jonins así que no pudo hacer nada. Después de dejarla inconsciente se la llevaron junto con el cadáver hasta la aldea mientras que Yuzuki, Tamaki y yo nos quedamos en el laboratorio a limpiar el enchastre de lava que quedó ahí en el piso.
- ¿De quién dijimos que era el diario…? – Preguntó frunciendo un poco el ceño la peliceleste. - De papá, ¿Por qué preguntas…? – Tatsuko levantó un poco la mirada pero tenía la cabeza de su hermana encima por lo que no pudo hacer demasiado. - Por nada… Sigue… - - Bueno… - Tras decir esto último la chica siguió con su tarea.
Para empeorar todo, cuando los dos jonins entraron en la aldea, varias personas llegaron a ver el cadáver del viejo al que le salía lava por la boca y encima vieron a mamá inconsciente. Por esa época a los Ishikawa ya nos miraban mal, después de ver esas cosas nuestra fama empeoró más así que prácticamente todo el mundo nos mira bien feo.
- Lo peor de todo es que nosotras no hicimos nada… - Se quejaba la pelirroja mientras terminaba con los últimos apuntes. - Nada de nada… A parte de nacer… -
Sin darse muchas vueltas, Tatsuko se sacó de encima a su hermana y se acercó a la mesa de la que había sacado la libreta en la que hizo su resumen. - ¿Cuándo iba a venir Gen? – Preguntó la pelirroja mientras dejaba ambos cuadernos y el lápiz sobre la mesa. - Pasado mañana ¿Por? – - Es que cuando me molestan las válvulas cuando me estiro… - Tatsuko volvió a sentarse sobre la cama mientras se rascaba una válvula que tenía en su mano izquierda.
Sin decir absolutamente nada, la peliceleste le dio un almohadazo a su hermana, a lo que luego agregaría. - Cuando venga te lo arregla… Pero no te rasques que después se enoja. - - ¡Pero me molesta! –
Luego del almohadazo la conversación entre las gemelas perdió su seriedad, de todas maneras el tema de la historia familiar no les interesa y de ahí que no hayan vuelto a tocar el tema hasta pasados un par de días, justo cuando Gen hizo su visita mensual para hacer el mantenimiento a los conductos que las hermanas tenían en sus cuerpos.
De cualquier manera, las hermanas ya habían limpiado la casa casi por completo, lo único que les faltaba era la habitación del hombre de la casa. A simple vista un cuartito normal y bastante polvoriento, bastante pequeño pero con un terrible lío de papeles sobre un escritorio.
- ¿Y esto…? Preguntó la gemela de cabellos celestes que sostenía una libreta entre sus manos. - ¿Un diario…? – Respondió la de cabellos rojizos mientras se acercaba a su hermana. - Basura entonces… - Sin más que decir la joven simplemente arrojó el libro dentro de una bolsa plástica donde estaban juntando la basura.
- ¡Tamaki! – Chilló la pelirroja mientras revolvía la gran bolsa para sacar el libro. - ¡Si es de papá seguro dice por qué los demás nos odian! – A la vez que chillaba había comenzado a ojear la libreta. - Pero si ni te importa… - Dijo Tamaki con bastante tranquilidad mientras intentaba no bostezar.
Tatsuko no pudo evitar ignorar a su hermana, estaba demasiado emocionada por aquel hallazgo por lo que sin decir absolutamente nada se retiró hasta su cuarto a leer aquel librito.
Dentro de la habitación, Tatsuko se recostó boca abajo sobre la cama no sin antes tomar un cuaderno en blanco y un lápiz con la idea de hacer un resumen de lo que el diario dijera acerca de ellas, todo lo demás no les importaba, aunque si vamos al caso, nada de lo que el diario pueda llegar a decir les importa tal y como había dicho Tamaki.
A ver… Según esto… Papá y mamá llevaban casados varios años. Él después de haberse graduado de la academia se dedicó a los estudios médicos y después se fue desviando para hacer sus propias investigaciones, una de esas era la mierda esta que nos implantó a Tamaki y a mi, los conductos de chakra.
Mamá era una kunoichi que tenía el kekkei genkai que casi todos heredamos, el elemento lava. Según, era una albina hermosa, pero no muy fuerte, por eso fue que no llegó ni a chunin.
Entre ellos tuvieron un hijo al que le pusieron Gen, el único de todos nosotros que no heredó el kekkei de mamá, pero se dedicó a ayudar a papá y toda la cosa, estudios médicos y demás babosadas que les gustaban a ellos.
Un par de años después tuvieron a Himiko, salió rubia y heredó el kekkei de mamá, pero no le interesaba las cosas médicas ni tampoco las cosas raras de papá así que se fue por libre.
Hasta ahí todo iba normal, vivían como una familia feliz más allá de que todos eran shinobis, aunque mamá se había retirado por lo de la maternidad. Igual, seguía siendo bastante inútil, ni cocinaba ni limpiaba, solamente nos hacía compañía.
- Ay… Pero qué quejoso que es papá… - Interrumpió Tamaki que había entrado hace rato sin que Tatsuko se enterara por estar demasiado concentrada. - Él no hacía una mierda acá… ¿Y se queja de mamá…? – Agregó mientras se subía sobre su hermana para usarla de colchón.
La pelirroja por su parte no ofreció resistencia, en cierta manera ya estaba acostumbrada a que su hermana la usara de almohada o cuestiones similares y la verdad es que aquello no le molestaba. - Nadie hacía nada acá, eran Gen y Himiko los que se pasaban de vez en cuando a limpiar… - Dicho esto y aprovechando que Tamaki se había ‘dormido’ continuó con lo suyo.
Todo iba genial hasta que nació la tercera, según todo el mundo Yuzuki es exactamente igual a como era mamá de joven, hasta el kekkei había heredado así que más parecidas imposible. Después de un par de peleas familiares Himiko y Gen terminaron por irse de casa, supuestamente para cumplir unas misiones que les asignaron pero estuvieron fuera por unos cuantos años.
El problema era que mamá ya se estaba arrugando y Yuzuki era igual a ella pero joven, así que cuando ya creció bastante, más o menos unos ocho o nueve años la sacó de la casa que tenían adentro de la aldea al laboratorio ‘secreto’ a las afueras. Donde vivimos Tamaki y yo ahora mismo.
En el laboratorio, papá aprovechó para implantarle la primera versión de los conductos de chakra, eran 46 en total y todos de la misma medida. Después de eso, cuando ya se había recuperado de las operaciones la terminó violando por ser igual a mamá.
- Sigo pensando que papá quería a mamá por el cuerpo no más… - Dijo medio dormida Tamaki que seguía encima de su hermana. - ¿Qué pasaría si papá la llega a ver a Yuzuki ahora…? – Preguntó Tatsuko, aunque solamente recibió una ligera risita como respuesta por lo que siguió con sus anotaciones.
Mamá terminó enterándose, nadie sabe como pero lo hizo. Al saber lo que pasó terminó por odiar a Yuzuki haciéndose la idea de que no había sido una violación ni nada por el estilo, así que en venganza hizo correr el rumor de que su marido mantenía relaciones sexuales con su hija menor, además de que la había usado como sujeto de pruebas para sus experimentos raros.
Unos meses después, como a papá no le importaba lo que dijeran de él, mamá empezó a salir de noche y si no volvía con un hombre no aparecía hasta el día siguiente, al final de todo quedó embarazada de un supuesto Yuki.
- Y ese Yuki es tu papá Tamaki. – Dijo bastante alegre la pelirroja. - Tuyo también Tatsuko… - - ¿Entonces por qué puedo manejar la lava…? – Mientras hablaba intentó mirar a su hermana pero se le había subido de manera que la cabeza le quedaba sobre la suya, por ende no podía ver nada que no fueran los brazos de la peliceleste.
- El kekkei de la lava era de mamá, vos heredaste ese y yo el del Yuki. – Explicó con bastante tranquilidad mientras daba vuelta una hoja del diario. - No puso el nombre del tipo ¿no? – - No, dice que es un Yuki nada más… - Ante aquella respuesta, Tamaki respondió bostezando nuevamente. - Sigo entonces. –
Al tiempo nacimos nosotras, Tamaki y yo, pero mamá seguía casada con el otro y el Yuki desapareció de la vida de ella, así que terminamos compartiendo el apellido que tienen los otros, Ishikawa.
Por esa época Gen y Himiko volvieron a casa, aunque seguramente nos vean como los cuernos de papá y por eso no les haga gracia vernos. De cualquier forma, a diferencia de Yuzuki, mamá a nosotras si nos quería.
Nosotras apenas éramos un par de bebas recién nacidas, todavía estábamos en las cunas del hospital cuando papá se enteró de nuestra existencia y decidió ‘hacerse cargo’ y nos secuestró por así decirlo, terminamos siendo las hijas adoptivas del tipo y de pasada aprovechó para implantarnos otra versión de los conductos de Yuzuki, a diferencia de los de ella, los nuestros tienen 18 válvulas y tienen distintos tamaños.
No sé como hizo, seguramente alguna cosa que los médicos saben o los científicos o qué se yo, pero sabía de nuestro chakra y sabía que a Tamaki no le iban a servir de nada los que teníamos Yuzuki y yo, así que le terminó haciendo unos conductos distintos para que aguanten el hielo y el viento.
Volviendo a lo importante, papá nos estaba cuidando por años y por suerte nosotras no nos parecemos ni a mamá ni a Yuzuki, aunque entre nosotras somos exactamente iguales por lo que nos terminó tiñiendo el pelo que originalmente tenemos blanco. A mi me pintó de rojo y como no le parecía justo que solamente una de las dos cambiara el color, también le pintó el pelo a Tamaki, aunque a ella de celeste.
La cuestión, como Himiko y Gen todavía tenían la ilusión de volver a ser una familia feliz, más allá de que a nosotras no nos querían ni ver, siguieron yendo y viniendo entre el laboratorio donde estábamos Tamaki, Yuzuki, el viejo y yo, y la casa adentro de Amegakure donde vivía mamá sola.
Mamá se había vuelto bastante inestable porque se había quedado prácticamente sola, salvo por sus hijos más grandes que ya eran jonins así que casi ni estaban en casa. Igual, si bien le gustaba que dos de sus hijos estuviesen con ella, a Yuzuki no la podía ver que enloquecía.
Mientras Tatsuko escribía la voz de su hermana nuevamente se hizo presente. - Igual que cuando Himiko y Gen nos ven a nosotras. – Comentó en un tono de voz bastante bajo, a lo que la pelirroja contestó inflando las mejillas como niña caprichosa. - ¿No estabas durmiendo? – - No puedo si estás moviéndote… - Y como de costumbre, Tamaki no le daba importancia a la chica, pues sabía que no estaba ofendida ni nada del estilo.
Poco después de que Tamaki y yo nos graduamos de la academia ninja, Himiko y Gen aparecieron junto con mamá para llevarse a papá de ahí porque en la aldea habían hecho el pedido de captura, por alguna cuestión rara con sus experimentos.
La cuestión, es que esos dos no tuvieron mejor idea que llevar también a mamá que ya estaba bastante desquiciada, aunque lo disimulaba bastante bien, lo suficiente para acercarse al viejo y besarlo como una feliz pareja de toda la vida, eso si, aprovechó para vomitarle lava en la boca al viejo así que bueno, se murió.
Después de matarlo intentó cargarse a Yuzuki que estaba con nosotras y frente a nosotras estaban Himiko y Gen, esos dos eran jonins así que no pudo hacer nada. Después de dejarla inconsciente se la llevaron junto con el cadáver hasta la aldea mientras que Yuzuki, Tamaki y yo nos quedamos en el laboratorio a limpiar el enchastre de lava que quedó ahí en el piso.
- ¿De quién dijimos que era el diario…? – Preguntó frunciendo un poco el ceño la peliceleste. - De papá, ¿Por qué preguntas…? – Tatsuko levantó un poco la mirada pero tenía la cabeza de su hermana encima por lo que no pudo hacer demasiado. - Por nada… Sigue… - - Bueno… - Tras decir esto último la chica siguió con su tarea.
Para empeorar todo, cuando los dos jonins entraron en la aldea, varias personas llegaron a ver el cadáver del viejo al que le salía lava por la boca y encima vieron a mamá inconsciente. Por esa época a los Ishikawa ya nos miraban mal, después de ver esas cosas nuestra fama empeoró más así que prácticamente todo el mundo nos mira bien feo.
- Lo peor de todo es que nosotras no hicimos nada… - Se quejaba la pelirroja mientras terminaba con los últimos apuntes. - Nada de nada… A parte de nacer… -
Sin darse muchas vueltas, Tatsuko se sacó de encima a su hermana y se acercó a la mesa de la que había sacado la libreta en la que hizo su resumen. - ¿Cuándo iba a venir Gen? – Preguntó la pelirroja mientras dejaba ambos cuadernos y el lápiz sobre la mesa. - Pasado mañana ¿Por? – - Es que cuando me molestan las válvulas cuando me estiro… - Tatsuko volvió a sentarse sobre la cama mientras se rascaba una válvula que tenía en su mano izquierda.
Sin decir absolutamente nada, la peliceleste le dio un almohadazo a su hermana, a lo que luego agregaría. - Cuando venga te lo arregla… Pero no te rasques que después se enoja. - - ¡Pero me molesta! –
Luego del almohadazo la conversación entre las gemelas perdió su seriedad, de todas maneras el tema de la historia familiar no les interesa y de ahí que no hayan vuelto a tocar el tema hasta pasados un par de días, justo cuando Gen hizo su visita mensual para hacer el mantenimiento a los conductos que las hermanas tenían en sus cuerpos.