25/05/2015, 00:47
(Última modificación: 25/05/2015, 01:01 por Hanamura Kazuma.)
—¿A que le temes? —pregunto una figura oscura
—No lo sé, hay demasiadas cosas que no comprendo.
—¿Pretendes no saberlo? ¿Acaso necesitas comprender algo para poder temerle?
—Siento que no estoy listo para saber a qué le temo. Quizás algún día pueda…
—Eso no lo decides conscientemente, a su momento tu temor se revelara y entonces tendrás que enfrentarlo.
—¿Es que la vida es inherente al miedo? o ¿quizás es el precio por vivir?
—No… El miedo es absoluto para todo ser vivo… La cuestión está en si puedes hacer la diferencia, entre ser dominado por tus miedos, o ser tu quien los domine a ellos… Recuérdalo.
........................................................................................................................................................................
De repente estallo un trueno, la fuerza del sonido fue tal que hizo retumbar el suelo, alcanzado a despertar a Kazuma de su profundo sueño. Por un momento se encontró desorientado la centella que vino después empeoro aquello, dejándole parcialmente ciego por unos instantes mientras trataba de levantarse.
—¿Joder que ha sido eso? —mascullo mientras trataba de poner en orden sus pensamientos.
Primero trato de recordar cómo había terminado ahí. Sabía que había ido de viaje al país de la tormenta por cuestión de negocios, luego abandono a Mizuki para que se encargara de aquel asunto. Posteriormente camino sin rumbo bajo la lluvia por varias horas. Después se había visto atraído hacia aquel árbol, cuando llego a su tronco se dejo caer, y luego el sueño hizo el resto.
Pero eso no había sido todo, estaba seguro de que había algo mas, el estaba consciente de que había tenido un sueño importante, pero entre mas trataba de recordarlo más borrosos se ponían sus recuerdo al respecto. Pensando en aquello, por un momento la frustración le adsorbió, se apodero de él, y habiéndolo dominado, se decanto por liberarse como un geiser cuando la presión es demasiado alta como para que la roca misma le contenga.
—AAH-AAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH —grito con toda la fuerza que eran capaz de proyectar su joven diafragma. Aquel rugido gutural pareció estar sincronizado con el retumbar del trueno y con destellar de la centella, aunque fue lo suficientemente fuerte como para imponerse a estos, como si de alguna manera tratara de llegar al cielo mismo.
Luego de aquel grito, el Ishimura se tambaleo y tuvo que arrodillarse mientras se sostenía con su espada. Sus pulmones ardían y su cuerpo se cedía. Pero su cabeza se sentía mejor, se sentía ligera y sus pensamientos estaban más claros. Como si todo el estrés y frustración que tenía se hubiesen disipado como las hojas de un árbol cuando son arrancadas por el ventarrón.
Estando mucho más tranquilo y lucido, el joven decidió caminar un poco. Por lo que se monto la espada al hombro, colgó en una de las puntas su chaqueta mojada, y se dispuso a caminar la circunferencia del árbol, para poder apreciar completamente su forma. Siguió caminando mientras la tormenta rugía con una fuerza atronadora, pero el resguardo de aquel imponente ser vivo, hacia que pareciera algo lejano.
Después de caminar un poco se encontraba llegando al extremo opuesto de donde se había encontrado durmiendo. Pero el lugar no estaba vacío como lo esperaba; Dudando de si aun estaba dormido o de si estaba viendo cosas, pudo divisar una figura que ahora se encontraba a unos pocos metros, si bien dicha figura le vio no pareció inmutarse siquiera.
—Eh… Buenas —dijo dudando de que siquiera le estuviera hablando a alguien real, aunque para él, ese cabello negro como la noche y esos ojos relucientes como la amatista le hacían parecer una chica muy real.
—No lo sé, hay demasiadas cosas que no comprendo.
—¿Pretendes no saberlo? ¿Acaso necesitas comprender algo para poder temerle?
—Siento que no estoy listo para saber a qué le temo. Quizás algún día pueda…
—Eso no lo decides conscientemente, a su momento tu temor se revelara y entonces tendrás que enfrentarlo.
—¿Es que la vida es inherente al miedo? o ¿quizás es el precio por vivir?
—No… El miedo es absoluto para todo ser vivo… La cuestión está en si puedes hacer la diferencia, entre ser dominado por tus miedos, o ser tu quien los domine a ellos… Recuérdalo.
........................................................................................................................................................................
De repente estallo un trueno, la fuerza del sonido fue tal que hizo retumbar el suelo, alcanzado a despertar a Kazuma de su profundo sueño. Por un momento se encontró desorientado la centella que vino después empeoro aquello, dejándole parcialmente ciego por unos instantes mientras trataba de levantarse.
—¿Joder que ha sido eso? —mascullo mientras trataba de poner en orden sus pensamientos.
Primero trato de recordar cómo había terminado ahí. Sabía que había ido de viaje al país de la tormenta por cuestión de negocios, luego abandono a Mizuki para que se encargara de aquel asunto. Posteriormente camino sin rumbo bajo la lluvia por varias horas. Después se había visto atraído hacia aquel árbol, cuando llego a su tronco se dejo caer, y luego el sueño hizo el resto.
Pero eso no había sido todo, estaba seguro de que había algo mas, el estaba consciente de que había tenido un sueño importante, pero entre mas trataba de recordarlo más borrosos se ponían sus recuerdo al respecto. Pensando en aquello, por un momento la frustración le adsorbió, se apodero de él, y habiéndolo dominado, se decanto por liberarse como un geiser cuando la presión es demasiado alta como para que la roca misma le contenga.
—AAH-AAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH —grito con toda la fuerza que eran capaz de proyectar su joven diafragma. Aquel rugido gutural pareció estar sincronizado con el retumbar del trueno y con destellar de la centella, aunque fue lo suficientemente fuerte como para imponerse a estos, como si de alguna manera tratara de llegar al cielo mismo.
Luego de aquel grito, el Ishimura se tambaleo y tuvo que arrodillarse mientras se sostenía con su espada. Sus pulmones ardían y su cuerpo se cedía. Pero su cabeza se sentía mejor, se sentía ligera y sus pensamientos estaban más claros. Como si todo el estrés y frustración que tenía se hubiesen disipado como las hojas de un árbol cuando son arrancadas por el ventarrón.
Estando mucho más tranquilo y lucido, el joven decidió caminar un poco. Por lo que se monto la espada al hombro, colgó en una de las puntas su chaqueta mojada, y se dispuso a caminar la circunferencia del árbol, para poder apreciar completamente su forma. Siguió caminando mientras la tormenta rugía con una fuerza atronadora, pero el resguardo de aquel imponente ser vivo, hacia que pareciera algo lejano.
Después de caminar un poco se encontraba llegando al extremo opuesto de donde se había encontrado durmiendo. Pero el lugar no estaba vacío como lo esperaba; Dudando de si aun estaba dormido o de si estaba viendo cosas, pudo divisar una figura que ahora se encontraba a unos pocos metros, si bien dicha figura le vio no pareció inmutarse siquiera.
—Eh… Buenas —dijo dudando de que siquiera le estuviera hablando a alguien real, aunque para él, ese cabello negro como la noche y esos ojos relucientes como la amatista le hacían parecer una chica muy real.