24/09/2016, 15:31
La joven de cabello morado no tenía otra solución para aquella situación salvo la de lanzar mas kunai al malandro de turno. Parecía ser que tenía un estratégico diagrama de flujo trazado desde el momento de salir de su casa, totalmente contrario al de Urasaki.
Me parece que mejor te vuelves dentro de la academia, niña tonta. Con esa puntería vas a lograr morir muy rápido... y tu Mogura mejor quítate de mi camino, soy un tipo bastante ocupa--
Entre medio de toda su palabrería sin sentido y totalmente subestimando las capacidades de la Uchiha, recibió de lleno el impacto de esa segunda kunai. Los ojos del médico se abrieron de par en par junto a los del malavida.
Hey... ¿Qué te pasa?
Preguntó extrañado el muchacho de cabello azabache. Soltando el baúl robado, Mano larga Urasaki se dejó caer sobre sus rodillas a la vez que sus ojos se clavaban en los ojos de Mogura como la kunai se había clavado en su espalda.
A fin de cuentas... todo es tan efímero en esta vida... Me ha dado muerte por la espalda, como una autentica cobarde...
Finalmente y después de decir unas oraciones que no tenían demasiadas luces, se dejó caer sobre uno de sus costados. Fue entonces que el shinobi pudo ver el hilo y la kunai que habían alcanzado su retaguardia.
Oh no... ¡Keisuke!
Llamó por su primer nombre al malandro, probablemente sea uno de los pocos que lo supiese además de algunos profesores de la academia y la poca familia que debía quedarle al tipejo. Arrodilló una de sus piernas a la vez que la otra formaba un angulo recto y tomó una de las manos del tipo para controlar su estado.
Oye... ¿Cuál es tu problema?
Preguntó con una mirada de pocos amigos a la pelimorada, evidenciando que claramente no estaba de acuerdo con el actuar de su persona. Ciertamente aquel tipo estaba cometiendo un delito, pero el shinobi trataba de resolverlo por la vía menos agresiva posible y la intromisión de aquella kunoichi había tirado por la ventana todo intento de pacifismo.
Me parece que mejor te vuelves dentro de la academia, niña tonta. Con esa puntería vas a lograr morir muy rápido... y tu Mogura mejor quítate de mi camino, soy un tipo bastante ocupa--
Entre medio de toda su palabrería sin sentido y totalmente subestimando las capacidades de la Uchiha, recibió de lleno el impacto de esa segunda kunai. Los ojos del médico se abrieron de par en par junto a los del malavida.
Hey... ¿Qué te pasa?
Preguntó extrañado el muchacho de cabello azabache. Soltando el baúl robado, Mano larga Urasaki se dejó caer sobre sus rodillas a la vez que sus ojos se clavaban en los ojos de Mogura como la kunai se había clavado en su espalda.
A fin de cuentas... todo es tan efímero en esta vida... Me ha dado muerte por la espalda, como una autentica cobarde...
Finalmente y después de decir unas oraciones que no tenían demasiadas luces, se dejó caer sobre uno de sus costados. Fue entonces que el shinobi pudo ver el hilo y la kunai que habían alcanzado su retaguardia.
Oh no... ¡Keisuke!
Llamó por su primer nombre al malandro, probablemente sea uno de los pocos que lo supiese además de algunos profesores de la academia y la poca familia que debía quedarle al tipejo. Arrodilló una de sus piernas a la vez que la otra formaba un angulo recto y tomó una de las manos del tipo para controlar su estado.
Oye... ¿Cuál es tu problema?
Preguntó con una mirada de pocos amigos a la pelimorada, evidenciando que claramente no estaba de acuerdo con el actuar de su persona. Ciertamente aquel tipo estaba cometiendo un delito, pero el shinobi trataba de resolverlo por la vía menos agresiva posible y la intromisión de aquella kunoichi había tirado por la ventana todo intento de pacifismo.