28/09/2016, 13:40
El animal comenzó a moverse con Tomoe sobre su lomo. El bicho era rápido, eso tenía que reconocerlo, pero además con tan sólo un rujido logró amedrentar a esos pobres bandidos que tan sólo estaban habituados a robar a indefensos campesinos.
Las dudas y el miedo hicieron aparición en la improvisada tropa que ahora no sabían muy bien como actuar, algunos habían reculado tras detener su absurda carga, mientras otros parecían estar apunto de cagarse en los pantalones.
"Esto da pena..." la pelimorada contemplaba la escena un tanto a disgusto, aquella gente ni siquiera serviría para entretenerlos un rato y algo le decía en su interior que eran mejores corredores de largas distancia que guerreros "Será mejor que los elimine a todos o me pasaré un par de días corriendo detrás de esta gente" introdujo su mano en su porta objetos mientras evaluaba como actuar cuando los enemigos cargaron contra todo pronóstico "El miedo es impredecible... odio cuando Koji tiene razón..."
De todo el grupo había uno que iba en cabeza, armado con una kodachi que intentaba empuñar de una forma un tanto extraña. La bestia de tinta se preparó para saltar y aquello dio una idea a la de Amegakure que sacó desde su portaobjetos hilo shinobi. Mientras el animal saltaba, la kunoichi dejó caer el hilo cuyo extremo sostenía en cada una de sus manos de manera que al saltar al ladrón el hilo quedaba a la altura de los tobillos provocando que cayese de bruces al suelo con una kodachi en la cara.
"Eso debería bastar... pero..." lanzó una shuriken en dirección a la nuca del accidentado "Más vale asegurar..." tras esto la chica se afanaba en recoger su hilo de nuevo para preparar el siguiente ataque, volviéndose inmediatamente para asomar su cabeza sobre la del león-perro "Cinco..." el resto de los bandidos atacaban envalentonados por su compañero aunque sin mucho orden ni convicción "Dividir..."
Se subió sobre la cabeza del animal y realizó una sucesión de sellos todo lo rápido que pudo para después decir—Katon: Hōsenka no Jutsu— desde su boca salieron disparadas cinco esferas de fuego directas al centro de su formación, seguramente solo bastarían para detener a uno de ellos, pero separaría al resto y podría elegir a quien atacar con mayor ventaja
Las dudas y el miedo hicieron aparición en la improvisada tropa que ahora no sabían muy bien como actuar, algunos habían reculado tras detener su absurda carga, mientras otros parecían estar apunto de cagarse en los pantalones.
"Esto da pena..." la pelimorada contemplaba la escena un tanto a disgusto, aquella gente ni siquiera serviría para entretenerlos un rato y algo le decía en su interior que eran mejores corredores de largas distancia que guerreros "Será mejor que los elimine a todos o me pasaré un par de días corriendo detrás de esta gente" introdujo su mano en su porta objetos mientras evaluaba como actuar cuando los enemigos cargaron contra todo pronóstico "El miedo es impredecible... odio cuando Koji tiene razón..."
De todo el grupo había uno que iba en cabeza, armado con una kodachi que intentaba empuñar de una forma un tanto extraña. La bestia de tinta se preparó para saltar y aquello dio una idea a la de Amegakure que sacó desde su portaobjetos hilo shinobi. Mientras el animal saltaba, la kunoichi dejó caer el hilo cuyo extremo sostenía en cada una de sus manos de manera que al saltar al ladrón el hilo quedaba a la altura de los tobillos provocando que cayese de bruces al suelo con una kodachi en la cara.
"Eso debería bastar... pero..." lanzó una shuriken en dirección a la nuca del accidentado "Más vale asegurar..." tras esto la chica se afanaba en recoger su hilo de nuevo para preparar el siguiente ataque, volviéndose inmediatamente para asomar su cabeza sobre la del león-perro "Cinco..." el resto de los bandidos atacaban envalentonados por su compañero aunque sin mucho orden ni convicción "Dividir..."
Se subió sobre la cabeza del animal y realizó una sucesión de sellos todo lo rápido que pudo para después decir—Katon: Hōsenka no Jutsu— desde su boca salieron disparadas cinco esferas de fuego directas al centro de su formación, seguramente solo bastarían para detener a uno de ellos, pero separaría al resto y podría elegir a quien atacar con mayor ventaja