2/10/2016, 18:01
Bajo la protección de su tan característico paraguas, el joven médico de Amegakure iba por las calles de la aldea rumbo a un sitio en particular. Había tomado un momento en su agenda para cumplir con sus responsabilidades, aquel día en particular su deber era regresar un libro a la biblioteca de la Academia. Aquel ejemplar no era uno de historias fantásticas o sobre tácticas militares, no. Era un tomo un poco tedioso sobre los principios y las reacciones de ciertos tipos de agentes nocivos y su influencia en el ser humano.
Todo lo que me ayude a entender mejor los viejos libros del abuelo son bienvenidos, pero con este ya he terminado.
Pensaba mientras ingresaba en el edificio donde se había formado como shinobi. Cerró su paraguas y se quitó su sobretodo de cuero para colgarlo doblado en unos de sus brazos. En su otra mano, cubierto en un conveniente envoltorio plástico, se encontraba el libro a regresar.
Aquellos demasiado atentos verían cruzar por la entrada de la biblioteca al muchacho de cabello azabache, con su peinado hacía atrás sostenido por su bandana, sosteniendo en una mano un libro y en otra su equipo para la lluvia.
He finalizado mi trabajo con este libro, deseo regresarlo.
Exclamó con un tono bastante formal para ser un muchacho joven, pero esa era una buena impronta de como era Manase Mogura. Le quitó la protección y dejó el libro pulcro sobre la barra, seguidamente hizo una ligera reverencia en señal de respeto.
Ya que estoy aqui debería llevarme algo más, estoy haciendo muchos avances con la investigación. Sería una pena dejarla colgada por falta de material de estudio.
Alzó su mirada sobre su hombro y miró en dirección a la sección donde había sacado el libro en primer lugar, cerca de ahí se encontraba el par de Nara. Dejó las firmas necesarias para certificar que el libro había sido regresado por su persona y se dirigió hasta lo que él había llegado a llamar "El pasillo de los venenos".
No pudo evitar escuchar el comentario del muchacho cuando pasó cerca de su mesa, no es como si la gente en las bibliotecas fuesen muy ruidosas, así que no era muy difícil oír lo que alguien tenía para decir. Pese a todo, Mogura no dirigió su mirada en su dirección.
Un muchacho un poco ruidoso... A lo mejor eligió un libro equivocado...
Pensó para si mismo mientras ingresaba en la sección deseada, observando de un lado y otro podía encontrarse con libros que en anteriores ocasiones había llegado a leer, como shinobi médico debía tener cierta idea de los diferentes tipos de venenos que se podía llegar a encontrar en el campo de batalla.
Falta este...
Notó el hueco dejado por la kunoichi al llevarse el libro a la mesa, elevó su mirada sobre su hombro y posó sus ojos sobre la muchacha que tenía de espaldas.
Todo lo que me ayude a entender mejor los viejos libros del abuelo son bienvenidos, pero con este ya he terminado.
Pensaba mientras ingresaba en el edificio donde se había formado como shinobi. Cerró su paraguas y se quitó su sobretodo de cuero para colgarlo doblado en unos de sus brazos. En su otra mano, cubierto en un conveniente envoltorio plástico, se encontraba el libro a regresar.
Aquellos demasiado atentos verían cruzar por la entrada de la biblioteca al muchacho de cabello azabache, con su peinado hacía atrás sostenido por su bandana, sosteniendo en una mano un libro y en otra su equipo para la lluvia.
He finalizado mi trabajo con este libro, deseo regresarlo.
Exclamó con un tono bastante formal para ser un muchacho joven, pero esa era una buena impronta de como era Manase Mogura. Le quitó la protección y dejó el libro pulcro sobre la barra, seguidamente hizo una ligera reverencia en señal de respeto.
Ya que estoy aqui debería llevarme algo más, estoy haciendo muchos avances con la investigación. Sería una pena dejarla colgada por falta de material de estudio.
Alzó su mirada sobre su hombro y miró en dirección a la sección donde había sacado el libro en primer lugar, cerca de ahí se encontraba el par de Nara. Dejó las firmas necesarias para certificar que el libro había sido regresado por su persona y se dirigió hasta lo que él había llegado a llamar "El pasillo de los venenos".
No pudo evitar escuchar el comentario del muchacho cuando pasó cerca de su mesa, no es como si la gente en las bibliotecas fuesen muy ruidosas, así que no era muy difícil oír lo que alguien tenía para decir. Pese a todo, Mogura no dirigió su mirada en su dirección.
Un muchacho un poco ruidoso... A lo mejor eligió un libro equivocado...
Pensó para si mismo mientras ingresaba en la sección deseada, observando de un lado y otro podía encontrarse con libros que en anteriores ocasiones había llegado a leer, como shinobi médico debía tener cierta idea de los diferentes tipos de venenos que se podía llegar a encontrar en el campo de batalla.
Falta este...
Notó el hueco dejado por la kunoichi al llevarse el libro a la mesa, elevó su mirada sobre su hombro y posó sus ojos sobre la muchacha que tenía de espaldas.