6/10/2016, 23:53
—Si no pretendes ayudar con el desastre que has causado, mejor quédate en silencio—
La pequeñaja no pudo evitar fruncir el ceño ante las palabras del chico que arrastraba al herido, no le había sentado nada bien ni el tono, ni la forma en que se había dirigido a ella.
"Maldito gusano... ¿Cómo se atreve a hablarme de esa forma?" la kunoichi siguió con la mirada como se adentraba en la Academia a duras penas "Encima se arrastra como uno... por un maldito ladrón que no vale nada" toda aquella situación la estaba sacando de sus casillas, cosa que no era muy difícil todo ha de ser dicho. La Uchiha no destacaba especialmente por su paciencia, condescendencia o... practicamente cualquier adjetivo que pudiese considerarse positivo por otra persona "¡A mi no me manda callar nadie! ¡Y menso basura como esa!" Tomoe se había enfandado y sin pensarselo dos veces se dirigió através de la lluvia hasta la puerta que hace un momento acababa de atravesar el médico.
La abrió de una patada, lo que hizo que la puerta golpease contra la pared dando un fuerte porrazo que resonó por toda la estancia
—¡A m no me manda callar nadie!— buscó con la mirada al médico al que no tardó mucho tiempo en localizar, no podía llegar muy lejos con ese lastre que llamaban persona —¡Y menos aún un gilipollas que pierde su tiempo ayudando a otro de especie!— la kunoichi dejó su mano deslizarse hacia su portaobjetos... cuando algo paso rozando la cabeza de Mogura para terminar impactando de lleno en la pequeñaja, tras el golpe un sonido metálico y agua derramada... seguido de una nube de humo en el lugar del impacto, cuando se disipó se pudo comprobar que en el lugar donde estaba la niña había una silla tirada y un cubo de agua.
—¡Tendrás que hacerlo mejor, viejo bedel!— la voz de la Uchiha provenía ahora desde el mostrador de la entrada, allí se encontraba sentada la niña sobre él con aire de ir bastante sobrada —¡Parece que pierdes habilidad cada vez que cumples años!— la chica hablaba alto pues no podía ver donde se encontraba el viejo
"Tengo un mal presentimiento..."
Algo contundente golpeo su cabeza, pudo indentificarlo cuando un trozo paso por delante de su mirada antes de que cerrase los ojos del dolor... el viejo bedel la había golpeado desde la espalda con la escoba y, de hecho, se la había roto en la cabeza
—Eres demasiado engreída para lo poco que levantas del suelo— era un hombre de unos sesenta años, a medio quedarse calvo y pulcramentea afeitado, de rasgos recios y muy marcados alrededor de una prominente nariz —Niñata insolente, esperaba no tener que verte por aquí más— se lamentó el bedel que rodeaba ahora el mostrador para acercarse a Mogura y al herido —Vaya, parece que no está en su mejor momento— observó antes de clavar su grisáseos ojos en los del shinobi médico —¿Qué le ha pasado?—
"Como dueeeeeeleeeeee" se quejaba mientras se agarraba la cabeza la pequeñaja "Siento que se me va ha abrir la cabeza"
La pequeñaja no pudo evitar fruncir el ceño ante las palabras del chico que arrastraba al herido, no le había sentado nada bien ni el tono, ni la forma en que se había dirigido a ella.
"Maldito gusano... ¿Cómo se atreve a hablarme de esa forma?" la kunoichi siguió con la mirada como se adentraba en la Academia a duras penas "Encima se arrastra como uno... por un maldito ladrón que no vale nada" toda aquella situación la estaba sacando de sus casillas, cosa que no era muy difícil todo ha de ser dicho. La Uchiha no destacaba especialmente por su paciencia, condescendencia o... practicamente cualquier adjetivo que pudiese considerarse positivo por otra persona "¡A mi no me manda callar nadie! ¡Y menso basura como esa!" Tomoe se había enfandado y sin pensarselo dos veces se dirigió através de la lluvia hasta la puerta que hace un momento acababa de atravesar el médico.
La abrió de una patada, lo que hizo que la puerta golpease contra la pared dando un fuerte porrazo que resonó por toda la estancia
—¡A m no me manda callar nadie!— buscó con la mirada al médico al que no tardó mucho tiempo en localizar, no podía llegar muy lejos con ese lastre que llamaban persona —¡Y menos aún un gilipollas que pierde su tiempo ayudando a otro de especie!— la kunoichi dejó su mano deslizarse hacia su portaobjetos... cuando algo paso rozando la cabeza de Mogura para terminar impactando de lleno en la pequeñaja, tras el golpe un sonido metálico y agua derramada... seguido de una nube de humo en el lugar del impacto, cuando se disipó se pudo comprobar que en el lugar donde estaba la niña había una silla tirada y un cubo de agua.
—¡Tendrás que hacerlo mejor, viejo bedel!— la voz de la Uchiha provenía ahora desde el mostrador de la entrada, allí se encontraba sentada la niña sobre él con aire de ir bastante sobrada —¡Parece que pierdes habilidad cada vez que cumples años!— la chica hablaba alto pues no podía ver donde se encontraba el viejo
"Tengo un mal presentimiento..."
Algo contundente golpeo su cabeza, pudo indentificarlo cuando un trozo paso por delante de su mirada antes de que cerrase los ojos del dolor... el viejo bedel la había golpeado desde la espalda con la escoba y, de hecho, se la había roto en la cabeza
—Eres demasiado engreída para lo poco que levantas del suelo— era un hombre de unos sesenta años, a medio quedarse calvo y pulcramentea afeitado, de rasgos recios y muy marcados alrededor de una prominente nariz —Niñata insolente, esperaba no tener que verte por aquí más— se lamentó el bedel que rodeaba ahora el mostrador para acercarse a Mogura y al herido —Vaya, parece que no está en su mejor momento— observó antes de clavar su grisáseos ojos en los del shinobi médico —¿Qué le ha pasado?—
"Como dueeeeeeleeeeee" se quejaba mientras se agarraba la cabeza la pequeñaja "Siento que se me va ha abrir la cabeza"