11/10/2016, 16:37
"Todo era una trampa, una maldita trampa y caí redondito en ella"
Tatsuya apretó los dientes tanto por el enojo como por la preocupación, era una forma de intentar mantener la compostura. Se sentía muy frustrado al ver que fue engañado de una manera tan vil, el querer ayudar a alguien en problemas le había hecho meterse en toda esa situación y le hería el orgullo que se lo echaran en la cara. Por primera vez en mucho tiempo, sentía la necesidad de darle su merecido a la bola de bandoleros.
Pero el asunto apenas se empezaba a caldear. No entendía muy bien de asunto se trataba, pero al parecer su compañero de armas también había caído preso de las mentiras de alguien más. Aquello era un mal precedente para los dos shinobis; Cualquier otra persona pudo haberse excusado con que no había manera de saber lo que estaban tramando, pero ellos dos eran soldados, soldados que se supone deberían tener conocimiento de eso y aún así fueron víctimas de las artimañas de esos bandidos.
—Argh.
Lo que tenía que hacer ahora era mantenerse a la expectativa, pues no había manera clara para salir de esa. Sin embargo las cosas dieron un giro que si bien era predecible, igual resultaba inesperado. El de la barba blanca se encargó de eliminar de forma brutal a su ex-colaborador. Un par de gotas de sangre llegarían a salpicar el rostro del pelinegro que durante esos instantes sintió como sus extremidades se aflojaban al perder el coraje que tenía segundos atrás. Volteó a ver a Kazuma, conociéndolo quizás el intentaría actuar, pero para su sorpresa el Ishimura se contuvo.
"Esto está mal, esto está mal, esto está mal. Maldita sea, debo tranquilizarme. Este malnacido es de armas tomar. Estoy seguro que vendería a su propia madre por un puñado de Ryos... Si es que no lo ha hecho ya"
La efige imponente del bandolero les inquirió a ambos muchachos sobre su postura ante los sangrientos hechos que acababan de presenciar, probablemente para intentar amedrentarlos. El Takanashi ladeó la cabeza como tratando de evitar que le viesen el rostro y aunque bajó la vista se podía notar una mirada afilada en sus ojos. Lo que de verdad le gustaría sería encarar al viejo y soltarle todos los variopintos insultos que no habría dicho en toda su vida, pero también sabía que envalentonarse de esa forma le podría salir muy, pero muy caro. Tenía miedo, pero ahora sabía como llevarlo mejor.
—Creí haberte escuchado decir que nosotros no teníamos importancia para ustedes, así que tampoco debería importarles nuestra opinión— Y sabía que así era, estaba consciente de que dijera lo que dijera el sujeto solo lo hacía para burlarse de ellos, pero no le daría ese gusto —¿Mmm?— Fue lo único que expresó, como queriendo saber que era lo que seguía. No se iba a arriesgar a decir más, pues podría terminar hundiéndose no sólo a sí mismo sino a Kazuma también.
"Debo medir mis palabras si no quiero que las cosas empeoren para nosotros"
Tatsuya apretó los dientes tanto por el enojo como por la preocupación, era una forma de intentar mantener la compostura. Se sentía muy frustrado al ver que fue engañado de una manera tan vil, el querer ayudar a alguien en problemas le había hecho meterse en toda esa situación y le hería el orgullo que se lo echaran en la cara. Por primera vez en mucho tiempo, sentía la necesidad de darle su merecido a la bola de bandoleros.
Pero el asunto apenas se empezaba a caldear. No entendía muy bien de asunto se trataba, pero al parecer su compañero de armas también había caído preso de las mentiras de alguien más. Aquello era un mal precedente para los dos shinobis; Cualquier otra persona pudo haberse excusado con que no había manera de saber lo que estaban tramando, pero ellos dos eran soldados, soldados que se supone deberían tener conocimiento de eso y aún así fueron víctimas de las artimañas de esos bandidos.
—Argh.
Lo que tenía que hacer ahora era mantenerse a la expectativa, pues no había manera clara para salir de esa. Sin embargo las cosas dieron un giro que si bien era predecible, igual resultaba inesperado. El de la barba blanca se encargó de eliminar de forma brutal a su ex-colaborador. Un par de gotas de sangre llegarían a salpicar el rostro del pelinegro que durante esos instantes sintió como sus extremidades se aflojaban al perder el coraje que tenía segundos atrás. Volteó a ver a Kazuma, conociéndolo quizás el intentaría actuar, pero para su sorpresa el Ishimura se contuvo.
"Esto está mal, esto está mal, esto está mal. Maldita sea, debo tranquilizarme. Este malnacido es de armas tomar. Estoy seguro que vendería a su propia madre por un puñado de Ryos... Si es que no lo ha hecho ya"
La efige imponente del bandolero les inquirió a ambos muchachos sobre su postura ante los sangrientos hechos que acababan de presenciar, probablemente para intentar amedrentarlos. El Takanashi ladeó la cabeza como tratando de evitar que le viesen el rostro y aunque bajó la vista se podía notar una mirada afilada en sus ojos. Lo que de verdad le gustaría sería encarar al viejo y soltarle todos los variopintos insultos que no habría dicho en toda su vida, pero también sabía que envalentonarse de esa forma le podría salir muy, pero muy caro. Tenía miedo, pero ahora sabía como llevarlo mejor.
—Creí haberte escuchado decir que nosotros no teníamos importancia para ustedes, así que tampoco debería importarles nuestra opinión— Y sabía que así era, estaba consciente de que dijera lo que dijera el sujeto solo lo hacía para burlarse de ellos, pero no le daría ese gusto —¿Mmm?— Fue lo único que expresó, como queriendo saber que era lo que seguía. No se iba a arriesgar a decir más, pues podría terminar hundiéndose no sólo a sí mismo sino a Kazuma también.
"Debo medir mis palabras si no quiero que las cosas empeoren para nosotros"