14/10/2016, 10:50
Siempre reconocí ser una persona que le encantaba divagar, sumido en todo tipo de pensamientos, algunos buenos, otros malos. Bueno lo normal en un muchacho shinobi de mi edad, era fácilmente impresionable y ver a otros shinobis talentosos, hacía exprimirme el seso para hallar la forma de hacerles sombra o tal vez incluso superarles...
¿Por que no?
Pensaba alegremente y optimista como era siempre costumbre en mi. Llevaría unas horas pensando mientras me daba un largo paseo por la villa, después por las afueras. Pensaba más que nada en nuevas técnicas que estaba ejercitando y en jugadas épicas de shōgi que llevamos a cabo mi abuelo y yo la noche anterior.
Un día tan bueno como era hoy era lo que me encantaba hacer. El tiempo era perfecto a pesar de la época del año, el cielo estaba raso, el sol estaba radiante en lo alto que calentaba en estos días fríos. La única pega era ese molesta brisa helada que venía de las montañas de vez en cuando, que hacía que instintivamente me aferrara a mi túnica con fuerza.
¡Joder! ¡con el aire...!
Y a todo esto, eso me hizo caer en la cuenta de que había caminado más de lo que pensaba. Tenía un problema serio con esto, tanto me abstraía de la realidad cuando pensaba en mis cosas, que en realidad no fui consciente ni del espacio ni del tiempo...
-¡Que barbaridad! Exclamé en voz alta exaltado al darme cuenta de que andube hasta llegar al río de la cascada, al parecer bastante lejos pues no recordaba la última vez que estuve por aquí...estaba un poco desorientado y no sabía exactamente a que altura del río me encontraba. Por lo menos, para regresar sabía que solo tenía que seguir en río en dirección opuesta.
Solo supe que era medio día por que el estomago comenzó a rugir exigiendo sustento.
Pescaré un poco, comeré aquí y después regresaré...estoy como una cabra...
Me acerqué a la orilla del río con mi makimono y mi pincel en mano, realicé unos trazos. Seguidamente canalicé un poco de chakra y del papel brotaron un pequeño ejercito de peces de tinta que impulsé al agua. Ellos me ayudarían a capturar algún que otro pez para llevarme a la boca. Mientras tanto, fui a reunir un poco de leña y hojas secas para hacer una modesta hoguera en donde preparar mi comida.
Espero que no me cause muchos problemas hacer fuego, esta todo muy húmedo por aquí...
Aunque sabía en el fondo que no tendría problemas con aquello, como era costumbre en mí. Nunca solía tener problemas a no ser que insultara a los Dioses descaradamente. Quizás por eso fuera una persona respetuosa y amable con todos.
¿Por que no?
Pensaba alegremente y optimista como era siempre costumbre en mi. Llevaría unas horas pensando mientras me daba un largo paseo por la villa, después por las afueras. Pensaba más que nada en nuevas técnicas que estaba ejercitando y en jugadas épicas de shōgi que llevamos a cabo mi abuelo y yo la noche anterior.
Un día tan bueno como era hoy era lo que me encantaba hacer. El tiempo era perfecto a pesar de la época del año, el cielo estaba raso, el sol estaba radiante en lo alto que calentaba en estos días fríos. La única pega era ese molesta brisa helada que venía de las montañas de vez en cuando, que hacía que instintivamente me aferrara a mi túnica con fuerza.
¡Joder! ¡con el aire...!
Y a todo esto, eso me hizo caer en la cuenta de que había caminado más de lo que pensaba. Tenía un problema serio con esto, tanto me abstraía de la realidad cuando pensaba en mis cosas, que en realidad no fui consciente ni del espacio ni del tiempo...
-¡Que barbaridad! Exclamé en voz alta exaltado al darme cuenta de que andube hasta llegar al río de la cascada, al parecer bastante lejos pues no recordaba la última vez que estuve por aquí...estaba un poco desorientado y no sabía exactamente a que altura del río me encontraba. Por lo menos, para regresar sabía que solo tenía que seguir en río en dirección opuesta.
Solo supe que era medio día por que el estomago comenzó a rugir exigiendo sustento.
Pescaré un poco, comeré aquí y después regresaré...estoy como una cabra...
Me acerqué a la orilla del río con mi makimono y mi pincel en mano, realicé unos trazos. Seguidamente canalicé un poco de chakra y del papel brotaron un pequeño ejercito de peces de tinta que impulsé al agua. Ellos me ayudarían a capturar algún que otro pez para llevarme a la boca. Mientras tanto, fui a reunir un poco de leña y hojas secas para hacer una modesta hoguera en donde preparar mi comida.
Espero que no me cause muchos problemas hacer fuego, esta todo muy húmedo por aquí...
Aunque sabía en el fondo que no tendría problemas con aquello, como era costumbre en mí. Nunca solía tener problemas a no ser que insultara a los Dioses descaradamente. Quizás por eso fuera una persona respetuosa y amable con todos.