27/05/2015, 00:55
Una vez llegamos a aquella playa en la que apenas había nadie pese a estar en verano, pude ver la cara de satisfacción del gennin de Kusa. No había lugar a dudas de que estaba disfrutando del lugar, pero por mucho que pudiese pensar que estábamos fuera de los dominios de Yamiria, no era así, estábamos dentro de sus murallas y aquella playa era territorio de la capital del País.
Lo cierto era que ya estábamos lejos de las horas centrales de la mañana que era cuando había más gente y todo entrenamiento habría sido en vano, pues por la aglomración de gente acabaría siendo misión imposible, pero a aquellas horas de la tarde, cuando el sol aún era alto y calentaba nuestras pieles como si estuviesemos metidos en un horno, desplegaba un terreno perfecto para un entrenamiento. Aquel también era el lugar donde los soldados del Señor Feudal aprovechaban para fortalecerse y realizar sus entrenamientos, aunque nada tenían que ver con los entrenamientos a los que está sometido un shinobi.
-Me alegro de que te guste, desgraciadamente, desconozco si hay dojos en la aldea. como te he dicho antes, he venido pocas veces aquí y no he tenido tiempo para ver si hay de algún dojo-
Pero al muchacho la disposición del lugar le servía, de hecho propuso que entrenasemos juntos. La cosa no iba a alargarse, sabía que mamá acudiría a aquel lugar protno, siempre acababa encontrandome allí cuando se cansaba de buscarme.
-¿Quién? ¿Tu y yo?- pregunté, escéptico aunque la respuesta era evidente -Hmmm... Está bien, supongo. ¡Pero solo si me demuestras porque eres tan peligroso!-
Contesté rascandome la nuca con la mano zurda y un tono de voz animado.
*Hora de demostrar si eres un auténtico fanfarron o no*
Lo cierto era que ya estábamos lejos de las horas centrales de la mañana que era cuando había más gente y todo entrenamiento habría sido en vano, pues por la aglomración de gente acabaría siendo misión imposible, pero a aquellas horas de la tarde, cuando el sol aún era alto y calentaba nuestras pieles como si estuviesemos metidos en un horno, desplegaba un terreno perfecto para un entrenamiento. Aquel también era el lugar donde los soldados del Señor Feudal aprovechaban para fortalecerse y realizar sus entrenamientos, aunque nada tenían que ver con los entrenamientos a los que está sometido un shinobi.
-Me alegro de que te guste, desgraciadamente, desconozco si hay dojos en la aldea. como te he dicho antes, he venido pocas veces aquí y no he tenido tiempo para ver si hay de algún dojo-
Pero al muchacho la disposición del lugar le servía, de hecho propuso que entrenasemos juntos. La cosa no iba a alargarse, sabía que mamá acudiría a aquel lugar protno, siempre acababa encontrandome allí cuando se cansaba de buscarme.
-¿Quién? ¿Tu y yo?- pregunté, escéptico aunque la respuesta era evidente -Hmmm... Está bien, supongo. ¡Pero solo si me demuestras porque eres tan peligroso!-
Contesté rascandome la nuca con la mano zurda y un tono de voz animado.
*Hora de demostrar si eres un auténtico fanfarron o no*
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa