Una vez más le hicieron caminar bajo la inclemente luz del astro rey. No había tenido tiempo de recuperarse del todo de la primera caminata que le hicieron recorrer en las vías y ahora de nuevo tenía que soportar el calor del desierto. Para colmo la herida en el hombro le empezaba a incomodar de nuevo, agobiando aún más al ya de por sí fastidiado Tatsuya. La sed no tardó en acrecentarse y el dolor en sus pies era cada vez más notorio. Hubo momentos en los que lenteó el paso como deseando dejarse caer, pero el punzón de una saeta en su espalda le obligaba a seguir de pie.
"¿Porqué a mi?"
Además al no saber a donde le llevaban añadía un plus a la incertidumbre que ya implicaba el ser arrastrado a saber ni que lugar con saber ni que propósitos. Se suponía que como shinobi el debería estar preparado para lidiar con esas situaciones, pero no, ahí estaba él siendo juguete de una bola de bandidos, todo por ser demasiado amable con la gente del tren. Quizás si el hubiera sido otra clase de persona, quizás si no le hubiera importado la seguridad de los rehenes el podría haber acabado con los bandidos desde un inicio, pero él no era esa clase de persona.
"No debo dejarme llevar por esto, sé que no todo el tiempo va a ser así, ahora debo concentrarme en sacarnos de este problema"
Cuando por fin llegaron a su destino y la bolsa de tela negra se le fue retirada no le agradó para nada la vista que tenía ante sus ojos, en especial porque al fondo de aquel acantilado no se podría ver más que el oscuro color negro del abismo que rugía con el sonido del viento entre sus paredes. Uno de los matones pateó una piedra y esta cayó perdiéndose y generando preocupación en el espadachín pues no alcanzó a escuchar el sonido de algo chocando con el suelo, dandolé así una idea de la profundidad de aquel accidente geográfico.
"Sería una caída muy larga..."
Ahora los matones les indicaron que se dedicarían a jugar con ellos, pero el Takanashi no alcanzaba a entender porqué lo hacían, decían que no les interesaban, pero aún así los mantenían con vida y eran demasiadas molestias solo para satisfacer un capricho.
—¿Qué podríamos decirles nosotros que fuera de su interés?— Preguntó mientras miraba de reojo el precipicio.
Aquella pregunta inconscientemente iba dirigida a sí mismo, pues no le veía la lógica al asunto. Además ya se había hecho a la idea de que no importaba que dijeran, de una u otra forma iban a tirarlos por el borde y por ende sería mejor ir pensando en una forma de aprender a volar si no quería un reencuentro temprano con el Rikudo Sennin en el más allá.
"¿Porqué a mi?"
Además al no saber a donde le llevaban añadía un plus a la incertidumbre que ya implicaba el ser arrastrado a saber ni que lugar con saber ni que propósitos. Se suponía que como shinobi el debería estar preparado para lidiar con esas situaciones, pero no, ahí estaba él siendo juguete de una bola de bandidos, todo por ser demasiado amable con la gente del tren. Quizás si el hubiera sido otra clase de persona, quizás si no le hubiera importado la seguridad de los rehenes el podría haber acabado con los bandidos desde un inicio, pero él no era esa clase de persona.
"No debo dejarme llevar por esto, sé que no todo el tiempo va a ser así, ahora debo concentrarme en sacarnos de este problema"
Cuando por fin llegaron a su destino y la bolsa de tela negra se le fue retirada no le agradó para nada la vista que tenía ante sus ojos, en especial porque al fondo de aquel acantilado no se podría ver más que el oscuro color negro del abismo que rugía con el sonido del viento entre sus paredes. Uno de los matones pateó una piedra y esta cayó perdiéndose y generando preocupación en el espadachín pues no alcanzó a escuchar el sonido de algo chocando con el suelo, dandolé así una idea de la profundidad de aquel accidente geográfico.
"Sería una caída muy larga..."
Ahora los matones les indicaron que se dedicarían a jugar con ellos, pero el Takanashi no alcanzaba a entender porqué lo hacían, decían que no les interesaban, pero aún así los mantenían con vida y eran demasiadas molestias solo para satisfacer un capricho.
—¿Qué podríamos decirles nosotros que fuera de su interés?— Preguntó mientras miraba de reojo el precipicio.
Aquella pregunta inconscientemente iba dirigida a sí mismo, pues no le veía la lógica al asunto. Además ya se había hecho a la idea de que no importaba que dijeran, de una u otra forma iban a tirarlos por el borde y por ende sería mejor ir pensando en una forma de aprender a volar si no quería un reencuentro temprano con el Rikudo Sennin en el más allá.