27/05/2015, 02:46
El chico de piel morena se quedo esperando alguna reacción positiva por parte de su interlocutora. Sin embargo obtuvo algo muy diferente. La chica había tocado un punto importante, para estar paseando por aquellas tierras tan hostiles, algo malo había que tener.
—No creo tener mal gusto, y aunque no era mi intención terminar aquí, debo admitir que presenciar la furia de la naturaleza tiene su encanto —dijo con un aire bastante relajado.
Pero aquel estado de relajación no le duraría mucho.
Como si el humor de la chica estuviera sincronizado con el azotar de la tempestad, esta se puso a la defensiva y dejo totalmente claro que había dos opciones, o largarse del sitio o encontrar problemas, aquello quedo confirmado cuando lentamente llevo su mano hasta el portaobjetos en señal de que se encontraba lista para la acción.
«Me parece que las negociaciones han fracasado… Bueno al menos solto una sonrisa, aunque era de lo más fría que hubiese visto y creo que era mas de sarcasmo que de simpatía. La cuestión es que no me puedo ir sin Mizuki, y este es el único lugar que me puede ofrecer un refugio decente»
«Es extraño, ¿porque una kunoichi le buscaría pelea a un extraño sin saber en qué clase de problemas podría meterse? Quizás ella también estaba molesta y esperaba poder relajarse viniendo para a este sitio… Eso tendría mucho sentido, yo también me cabrearía si estuviera enojado y me encontrara a un extraño sospechoso en donde busco paz» —Inquirió el Ishimura.
«Bueno, no tiene mucho sentido que me coma la cabeza en cuestiones complicadas. Por ahora solo quiero saber que tan lejos está dispuesta a llevar este altercado. Además puede que solo necesite liberar un poco de estrés» —pensó el chico—.
El peliblanco se dio media vuelta como si hiciera el gesto para irse, pero solo fue una finta. Lo único que hizo fue colocar su espada apoyada en el árbol. Luego de eso se dio vuelta y clavo su ojos grises en los de la chica, solo que esta vez no eran ni tímidos ni evasivos, esta vez tenían una mirada desafiante, que a gritos decía, estoy listo para lo que tengas.
—Adelante Kunoichi de Ame, inténtalo, se que quieres —Soltó el, mientras también se llevaba la mano hacia el porta objetos, y mientras el ambiente se ponía extremadamente tenso. Lo único que quedaba esperar era una señal que diera inicio al conflicto, un trueno, un relámpago, una centella. Lo que fuera que encendiera el fuego, habría de llegar pronto.
—No creo tener mal gusto, y aunque no era mi intención terminar aquí, debo admitir que presenciar la furia de la naturaleza tiene su encanto —dijo con un aire bastante relajado.
Pero aquel estado de relajación no le duraría mucho.
Como si el humor de la chica estuviera sincronizado con el azotar de la tempestad, esta se puso a la defensiva y dejo totalmente claro que había dos opciones, o largarse del sitio o encontrar problemas, aquello quedo confirmado cuando lentamente llevo su mano hasta el portaobjetos en señal de que se encontraba lista para la acción.
«Me parece que las negociaciones han fracasado… Bueno al menos solto una sonrisa, aunque era de lo más fría que hubiese visto y creo que era mas de sarcasmo que de simpatía. La cuestión es que no me puedo ir sin Mizuki, y este es el único lugar que me puede ofrecer un refugio decente»
«Es extraño, ¿porque una kunoichi le buscaría pelea a un extraño sin saber en qué clase de problemas podría meterse? Quizás ella también estaba molesta y esperaba poder relajarse viniendo para a este sitio… Eso tendría mucho sentido, yo también me cabrearía si estuviera enojado y me encontrara a un extraño sospechoso en donde busco paz» —Inquirió el Ishimura.
«Bueno, no tiene mucho sentido que me coma la cabeza en cuestiones complicadas. Por ahora solo quiero saber que tan lejos está dispuesta a llevar este altercado. Además puede que solo necesite liberar un poco de estrés» —pensó el chico—.
El peliblanco se dio media vuelta como si hiciera el gesto para irse, pero solo fue una finta. Lo único que hizo fue colocar su espada apoyada en el árbol. Luego de eso se dio vuelta y clavo su ojos grises en los de la chica, solo que esta vez no eran ni tímidos ni evasivos, esta vez tenían una mirada desafiante, que a gritos decía, estoy listo para lo que tengas.
—Adelante Kunoichi de Ame, inténtalo, se que quieres —Soltó el, mientras también se llevaba la mano hacia el porta objetos, y mientras el ambiente se ponía extremadamente tenso. Lo único que quedaba esperar era una señal que diera inicio al conflicto, un trueno, un relámpago, una centella. Lo que fuera que encendiera el fuego, habría de llegar pronto.