27/05/2015, 13:10
No dejé de viajar, iba y venia por todas partes. Después de visitar algunos lugares del país de la Espiral, me decanté más por visitar el oeste y ver un poco el país de la Tierra, que era el origen de mis antepasados y lugar donde nacieron mis habilidades. Por lo que no perdí más tiempo, agarré todo lo necesario para el viaje y comencé mi travesía que no sabía a ciencia cierta cuando tendría fin.
Uno de los elementos más importantes para llevar a cabo mi viaje, era sin lugar a dudas mi mapa. En donde tracé a grosso modo la trayectoria que llevaría a cabo para llegar hasta mi destino sin desorientarme demasiado. Ese trayecto me hizo atravesar parte del famoso paraje del Bambú, algo que me trajo recuerdos de infancia pero tenía claro el motivo por el que estaba aquí y continué sin entretenerme. Si hubiera continuado hacía el suroeste habría acabado en la frontera con el país de la Tormenta pero, continué hacía el oeste hasta llegar al puente Tenchi, que me brindaría acceso al país de la Tierra.
"Bueno ya estoy aquí, veamos a donde puedo ir" Pensé mientras cruzaba el puente. pude observar que había un camino que llevaba directo a la capital, la ciudad se llamaba Notsuba y seguro que allí debería haber el castillo del Señor Feudal de la Tierra, algo digno de ver. Solo tenía que seguir el camino que había ante mí para llegar, pero algo me llamó enormemente la atención.
Un extraño edificio que sobresalía por el horizonte. "¿Que porras será? Pensé intrigado. Se veía una especie de torre destartalada, constituida por tablones de madera. Quizás fuera una antigua edificación abandonada por el paso del tiempo en el que solo se podía apreciar la estructura. Además conforme me adentraba más y más en el país de la Tierra, podía apreciar como quedaba atrás el denso bosque, el paisaje se tornó árido, por lo menos para mí, casi rozaba lo desértico.
Al cabo de pocos minutos llegué hasta la base de aquella siniestra torre, que tendría la altura de un edificio de tres plantas, mas o menos, en la cima había un tablón muy largo colocado horizontalmente que bien se podría subir hasta el y observar el horizonte maravillosamente. Y así fue, subí sin dificultades, las maderas estaban colocadas de tal forma que apenas me supuso un esfuerzo alcanzar la cima a base de un puñado de saltos mientras canalizaba algo de chakra en mis píes para sujetarme a los tablones. Desde la cima pude ver una inmensa extensión de terreno y una serie de cadenas montañosas, la verdad que todo se veía tan lejos que intimidaba un poco.
Pero hubo algo que me llamó la atención por encima de todo, alguien se acercaba hacía mí. Una persona venía desde las lejanías quizás atraído al igual que yo por esta extraña torre abandonada.
Uno de los elementos más importantes para llevar a cabo mi viaje, era sin lugar a dudas mi mapa. En donde tracé a grosso modo la trayectoria que llevaría a cabo para llegar hasta mi destino sin desorientarme demasiado. Ese trayecto me hizo atravesar parte del famoso paraje del Bambú, algo que me trajo recuerdos de infancia pero tenía claro el motivo por el que estaba aquí y continué sin entretenerme. Si hubiera continuado hacía el suroeste habría acabado en la frontera con el país de la Tormenta pero, continué hacía el oeste hasta llegar al puente Tenchi, que me brindaría acceso al país de la Tierra.
"Bueno ya estoy aquí, veamos a donde puedo ir" Pensé mientras cruzaba el puente. pude observar que había un camino que llevaba directo a la capital, la ciudad se llamaba Notsuba y seguro que allí debería haber el castillo del Señor Feudal de la Tierra, algo digno de ver. Solo tenía que seguir el camino que había ante mí para llegar, pero algo me llamó enormemente la atención.
Un extraño edificio que sobresalía por el horizonte. "¿Que porras será? Pensé intrigado. Se veía una especie de torre destartalada, constituida por tablones de madera. Quizás fuera una antigua edificación abandonada por el paso del tiempo en el que solo se podía apreciar la estructura. Además conforme me adentraba más y más en el país de la Tierra, podía apreciar como quedaba atrás el denso bosque, el paisaje se tornó árido, por lo menos para mí, casi rozaba lo desértico.
Al cabo de pocos minutos llegué hasta la base de aquella siniestra torre, que tendría la altura de un edificio de tres plantas, mas o menos, en la cima había un tablón muy largo colocado horizontalmente que bien se podría subir hasta el y observar el horizonte maravillosamente. Y así fue, subí sin dificultades, las maderas estaban colocadas de tal forma que apenas me supuso un esfuerzo alcanzar la cima a base de un puñado de saltos mientras canalizaba algo de chakra en mis píes para sujetarme a los tablones. Desde la cima pude ver una inmensa extensión de terreno y una serie de cadenas montañosas, la verdad que todo se veía tan lejos que intimidaba un poco.
Pero hubo algo que me llamó la atención por encima de todo, alguien se acercaba hacía mí. Una persona venía desde las lejanías quizás atraído al igual que yo por esta extraña torre abandonada.