18/10/2016, 17:47
-Oh, claro, perdón. Yo soy Haiso Riko, de Uzushiogakure no Sato.
El simpático shinobi se presentó por el nombre de Haiso Riko, la verdad que a pesar de su rudo aspecto y como intuí, era buena gente, aprendí con el tiempo a saber como era la gente en base a su forma de expresarse.
-Encantado Yoshimitsu. Y lo cierto es que me haces un favor, porque me tenía que poner a buscar algo con lo que encender un fuego, y con esta humedad no se yo si lo encontraría rápido.
-El gusto es mío. Respondí con una leve reverencia, alegre al escuchar como Riko aceptaba de buen grado mi propuesta.
-Vamos, te sigo.
Que chaval más salao
-¡Fantástico! nada está aquí al lado. Tuve la suerte de encontrar leña y sarmiento en buen estado, a pesar de las últimas lluvias de estos días. Le comenté amablemente.
Mientras nos dirigíamos hacía la hoguera, quise sacarle algo de conversación, para amenizar la cosa un poco-¿Entonces? Me habías dicho que viniste hasta aquí...¿No me lo creería? Esa debe ser una buena e interesante historia ¡ja ja!
Y si yo le dijera que cuando pongo mi cabeza a trabajar demasiado es como si fuera sonámbulo y acabo perdido en cualquier lugar...¿Se lo creería? En el mejor de los casos me tomaría por loco, y no creo que eso causara buena impresión.
Pues como le dije a Riko, al cabo de escasos dos minutos nos encontramos en frente de la hoguera, esperando con ansías a que pusiéramos a asar nuestros pescados. Preparé unos buenos palos para ensartar nuestras presas y que se cocinaran lentamente. Sin duda, no había nada mejor que cocinar con el fuego de una buena lumbre, me encantaba el olor a leña, pero no tanto cuando se incrustaba el olor en la ropa, eso lo detestaba.
-Bueno, aquí es. No me quiero echar rosas, pero creo que hice un buen fuego ¿No crees? Dije sonriente.
El simpático shinobi se presentó por el nombre de Haiso Riko, la verdad que a pesar de su rudo aspecto y como intuí, era buena gente, aprendí con el tiempo a saber como era la gente en base a su forma de expresarse.
-Encantado Yoshimitsu. Y lo cierto es que me haces un favor, porque me tenía que poner a buscar algo con lo que encender un fuego, y con esta humedad no se yo si lo encontraría rápido.
-El gusto es mío. Respondí con una leve reverencia, alegre al escuchar como Riko aceptaba de buen grado mi propuesta.
-Vamos, te sigo.
Que chaval más salao
-¡Fantástico! nada está aquí al lado. Tuve la suerte de encontrar leña y sarmiento en buen estado, a pesar de las últimas lluvias de estos días. Le comenté amablemente.
Mientras nos dirigíamos hacía la hoguera, quise sacarle algo de conversación, para amenizar la cosa un poco-¿Entonces? Me habías dicho que viniste hasta aquí...¿No me lo creería? Esa debe ser una buena e interesante historia ¡ja ja!
Y si yo le dijera que cuando pongo mi cabeza a trabajar demasiado es como si fuera sonámbulo y acabo perdido en cualquier lugar...¿Se lo creería? En el mejor de los casos me tomaría por loco, y no creo que eso causara buena impresión.
Pues como le dije a Riko, al cabo de escasos dos minutos nos encontramos en frente de la hoguera, esperando con ansías a que pusiéramos a asar nuestros pescados. Preparé unos buenos palos para ensartar nuestras presas y que se cocinaran lentamente. Sin duda, no había nada mejor que cocinar con el fuego de una buena lumbre, me encantaba el olor a leña, pero no tanto cuando se incrustaba el olor en la ropa, eso lo detestaba.
-Bueno, aquí es. No me quiero echar rosas, pero creo que hice un buen fuego ¿No crees? Dije sonriente.