El viento y el yin

[Sasagani Yota]

-Si, desde luego, va a ser eso-

Con toda la desgana y menosprecio que pude le contesté ante aquella sobredosis de ego que se había inyectado en vena. Pero bueno, bien era cierto que era mejor decirse las cosas bonitas uno mismo si nadie más lo hacia. Pero el muchacho estaba a puntod e cruzar una más que peligrosa raya que no se debía cruzar. Desconocía si era plenamente consciente de lo que acababa de decir, pero insultar a mi madre fue algo que solo podía acabar de una manera, y era de una forma rápida; o bien me largaba sin más o acabaríamos a ostia limpia.

Suspiré hondo, debía mantener la calma y no enseñarle lo que quería ver: Es decir, como perdía los nervios ante aquella vulgar burla.

-¿Has acabado con tu gracioso numerito?-

Nabi ya se había vestido y se había apoyado en su baston. Por mi aprte no esperaba que se alargase mucho aquel casual e inoportuno encuentro. Empezaba a dudar que entablar conversación con ese mal nacido fuese mínimamente provechoso.