Era hermoso levantarse a la mañana con una idea tan clara en al cabeza. Ese día se pondría en funcionamiento su cuerpo oficialmente por primera vez desde que salía del templo. Si el torneo lo había deprimido, ahora sus ganas de cumplir su camino ninja eran mayores que esa depresión.
IIIIIIUUUUUUUUUJJJUUUUU
Se levantó de la cama de un salto viendo el amanecer por la ventana. El sol allí sobre el horizonte, más allá de todo el terreno cubierto por pastos y animales. Hoy enfrentaría a la Arashikage para decirle "¡Quiero una misión!" que para él era lo mismo que declararse oficialmente un genin hecho y derecho.
El té matutino no podía salir de la rutina y escondiendo por unos minutos sus ansias, fue a su sala de estar y tomó la taza de té como cualquier tranquila mañana. El calvo sin su bebida no funcionaba, antes de siquiera mear debía de tomarse su té dulce de hierbas.
Con equipamiento y vestimenta lista estaba preparado para partir a esa recepción que una y otra vez vio al pasar. Se ajustó el cinturón azul en la cintura y abrió la puerta de madera de su casa para ver en la lejanía las torres de la gran Amegakure. Como todos los días de su vida pudo localizar fácilmente el edificio más alto con una simple mirada. En ese último piso de esa gigante torre estaba Yui esperándolo para darle su primer pergamino.
«Muy bien, ¡Aquí vamos!»
Un rato caminando lo dejo en la puerta del edificio de la Arashikage. Entorno la puerta y cruzó el umbral que hace tanto tiempo quería cruzar. Vio un escritorio, con papeles, y tras este una persona de pelo largo que supuso era la recepcionista. Llenó de emoción se acercó con orgullo para hablarle.
¡Hola! Necesito ver a la Arashikage. Ando en busca de una misión oficial.
El cenobita esperó con una sonrisa de oreja a oreja la ansiada respuesta de aquella persona.
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Se levantó de la cama de un salto viendo el amanecer por la ventana. El sol allí sobre el horizonte, más allá de todo el terreno cubierto por pastos y animales. Hoy enfrentaría a la Arashikage para decirle "¡Quiero una misión!" que para él era lo mismo que declararse oficialmente un genin hecho y derecho.
El té matutino no podía salir de la rutina y escondiendo por unos minutos sus ansias, fue a su sala de estar y tomó la taza de té como cualquier tranquila mañana. El calvo sin su bebida no funcionaba, antes de siquiera mear debía de tomarse su té dulce de hierbas.
Con equipamiento y vestimenta lista estaba preparado para partir a esa recepción que una y otra vez vio al pasar. Se ajustó el cinturón azul en la cintura y abrió la puerta de madera de su casa para ver en la lejanía las torres de la gran Amegakure. Como todos los días de su vida pudo localizar fácilmente el edificio más alto con una simple mirada. En ese último piso de esa gigante torre estaba Yui esperándolo para darle su primer pergamino.
«Muy bien, ¡Aquí vamos!»
Un rato caminando lo dejo en la puerta del edificio de la Arashikage. Entorno la puerta y cruzó el umbral que hace tanto tiempo quería cruzar. Vio un escritorio, con papeles, y tras este una persona de pelo largo que supuso era la recepcionista. Llenó de emoción se acercó con orgullo para hablarle.
¡Hola! Necesito ver a la Arashikage. Ando en busca de una misión oficial.
El cenobita esperó con una sonrisa de oreja a oreja la ansiada respuesta de aquella persona.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘