2/11/2016, 06:33
—Noemi-san, entonces —dijo, con serenidad. sí bien no era solo el nombre, como ella había pedido, a Reih se le hacía más cómodo dirigirse a ella de esa manera: tanto porque recién la conocía cómo también parecía un poco mayor que él.
Notó la sonrisa de medio lado que esbozó la kunoichi, pero no dijo nada al respecto. Reih no se consideraba así mismo alguien gracioso, así que supuso que la causa tendría que ser algo más que él. ¿Con que era genin también? "Así que estaba en lo correcto" pensó. Aún así, sentía que la chica tenía mucha más experiencia y conocimientos que él, quizá por su aura, o tal vez simplemente por la seguridad que ella demostraba.
Su comentario lo sorprendió, pero de una forma muy grata, así que no pudo evitar sonreír genuinamente. —Eso espero —dijo. — Sería interesante trabajar contigo, Naomi-san —confesó, mirandola con su único ojo visible. No era improbable que trabajasen juntos en el futuro, pues ambos eran del mismo rango y aldea. Incluso puede que algún día el peliblanco estuviese en un escuadrón comandado por la rubia. O al revés. Las posibilidades era muchas.
Escuchó con atención como ella explicaba su especialidad: armas. La mayoría podría verlo como algo de lo más simple, pero Reih sabía que en un experto, hasta el más pequeño kunai pasaba a ser una arma fatal y asesina. —Eso es increíble. —expresó alegre, luego le vino algo a la mente y preguntó: — ¿Usas técnicas de sellado para llevar las armas? —aquello era algo que Reih tenía planeado hacer, pero más adelante. Por el momento, trabajaba en su habilidades básicas antes de pasar a aprender algunas más complejas, como esa. El peliblanco quería llevar diversas marionetas y venenos con él, así que en el futuro se enfocaría en el sellado como una especie de segunda especialidad. — ¿O simplemente llevas contigo la que puedas?.
Mientras conversaba, terminó de envolver en gasa su marioneta y la volvió a colocar en la misma posición en la que estaba anteriormente. — No soy muy bueno con las armas arrojadizas —confesó, volviendo a recostarse contra la pared del banco. No miraba nada en particular. — Me cuesta apuntar con precisión debido a mi ojo. O a la falta del mismo, más bien. —hizo referencia al parche que cubría el lugar donde debería estar su ojo izquierdo. No se avergonzaba de eso, aunque sí tenía que admitir que hacía las cosas un poco más difícil. —. Así que me demoro un poco más al apuntar, pero me las arreglo con mis marionetas. —dijo. Le había costado, pero su precisión al controlar las marionetas con sus armas era buena.
Notó la sonrisa de medio lado que esbozó la kunoichi, pero no dijo nada al respecto. Reih no se consideraba así mismo alguien gracioso, así que supuso que la causa tendría que ser algo más que él. ¿Con que era genin también? "Así que estaba en lo correcto" pensó. Aún así, sentía que la chica tenía mucha más experiencia y conocimientos que él, quizá por su aura, o tal vez simplemente por la seguridad que ella demostraba.
Su comentario lo sorprendió, pero de una forma muy grata, así que no pudo evitar sonreír genuinamente. —Eso espero —dijo. — Sería interesante trabajar contigo, Naomi-san —confesó, mirandola con su único ojo visible. No era improbable que trabajasen juntos en el futuro, pues ambos eran del mismo rango y aldea. Incluso puede que algún día el peliblanco estuviese en un escuadrón comandado por la rubia. O al revés. Las posibilidades era muchas.
Escuchó con atención como ella explicaba su especialidad: armas. La mayoría podría verlo como algo de lo más simple, pero Reih sabía que en un experto, hasta el más pequeño kunai pasaba a ser una arma fatal y asesina. —Eso es increíble. —expresó alegre, luego le vino algo a la mente y preguntó: — ¿Usas técnicas de sellado para llevar las armas? —aquello era algo que Reih tenía planeado hacer, pero más adelante. Por el momento, trabajaba en su habilidades básicas antes de pasar a aprender algunas más complejas, como esa. El peliblanco quería llevar diversas marionetas y venenos con él, así que en el futuro se enfocaría en el sellado como una especie de segunda especialidad. — ¿O simplemente llevas contigo la que puedas?.
Mientras conversaba, terminó de envolver en gasa su marioneta y la volvió a colocar en la misma posición en la que estaba anteriormente. — No soy muy bueno con las armas arrojadizas —confesó, volviendo a recostarse contra la pared del banco. No miraba nada en particular. — Me cuesta apuntar con precisión debido a mi ojo. O a la falta del mismo, más bien. —hizo referencia al parche que cubría el lugar donde debería estar su ojo izquierdo. No se avergonzaba de eso, aunque sí tenía que admitir que hacía las cosas un poco más difícil. —. Así que me demoro un poco más al apuntar, pero me las arreglo con mis marionetas. —dijo. Le había costado, pero su precisión al controlar las marionetas con sus armas era buena.