29/05/2015, 12:03
-Bueno, ya que insistes...Dije mientras mantenía mi carrera frenética hacía Yota, en el que pude apreciar que se ponía en guardia flexionando las rodillas. El hecho es que todo iba según lo planeado, mi intención era no despegarme de mi ahora, oponente. Por si se le ocurría lanzar algún jutsu elemental a distancia, así podría interrumpirle los sellos en el momento preciso o en el caso de ser necesario moverme a uno de sus flancos para eludir el ataque. Por lo menos intentarlo claro está, pues no tenía intención de subestimar las capacidades de mi contrincante.
Supuse que en esa posición no tendría pensado bloquear mi inminente ataque, aún así en el hipotético caso de que esquivara mi ataque. ¿Hasta cuando podría seguir haciéndolo? Como dije antes, no iba a separarme de él, y sería un combate puro a taijutsu. Cuando ya estuve a punto de alcanzarle, usé una sucia treta, posiblemente una de las más antiguas del mundo.
En el momento antes de asestar mi secuencia de golpes, agarré un puñado de arena que le arrojé sin dudar a la cara. Para cegarlo, o que cerrara los ojos de forma involuntaria para que la arena no se introdujera en su rostro. Si se le ocurría esquivar el puñado de arena, seria pan comido lograr asestarle un par de puñetazos que tenían pensado impactar, uno en su rostro, y el otro en su cuello. Es por ese motivo que corrí encorvado hacía adelante, para facilitarme agarrar la arena en el último momento y aprovechar la inercia a la hora de golpear, para dar un par de notorios golpes.
"En el amor y en la guerra, todo vale"
Supuse que en esa posición no tendría pensado bloquear mi inminente ataque, aún así en el hipotético caso de que esquivara mi ataque. ¿Hasta cuando podría seguir haciéndolo? Como dije antes, no iba a separarme de él, y sería un combate puro a taijutsu. Cuando ya estuve a punto de alcanzarle, usé una sucia treta, posiblemente una de las más antiguas del mundo.
En el momento antes de asestar mi secuencia de golpes, agarré un puñado de arena que le arrojé sin dudar a la cara. Para cegarlo, o que cerrara los ojos de forma involuntaria para que la arena no se introdujera en su rostro. Si se le ocurría esquivar el puñado de arena, seria pan comido lograr asestarle un par de puñetazos que tenían pensado impactar, uno en su rostro, y el otro en su cuello. Es por ese motivo que corrí encorvado hacía adelante, para facilitarme agarrar la arena en el último momento y aprovechar la inercia a la hora de golpear, para dar un par de notorios golpes.
"En el amor y en la guerra, todo vale"