4/11/2016, 13:48
(Off: lamento que sea tal largo, pero tenía que llegar!).
Se acercaba el momento.
Esa mañana Nioi estaba contento. Una vez graduado en la academia, su padre le había dado permiso para comenzar a ayudar en el negocio familiar, ¡exacto! Eso significa que puede empezar a viajar.
Todos estaban sentados a la mesa, comenzando a desayunar.
Aunque el joven esperaba un viaje épico cruzando mares y montañas acompañado de la manada… la idea de sus padres era bien distinta.
-Vas a hacer tu primer pedido hoy Nioi- afirmaba su madre con delicadeza.
- Estos son los documentos que el cliente debe rellenar- su padre le acercó un cuaderno con 3 hojas, con el sello del clan Inuzuka en la esquina inferior derecha.
-Genial, ¿A dónde tengo que ir?, ¿Un bosque lejano?, ¿un pueblo recóndito en las montañas?- su cara de emoción ya indicaba que tenía una historia épica en mente.
-Iréis en ferrocarril al país del fuego, a recoger pedidos de algunos clientes habituales. Tu hermano continuará su viaje hasta algunas ruinas abandonadas. Tú volverás en ferrocarril hasta casa- Su madre, con tono calmado y cara sería, servía el té mientras explicaba estos detalles al pequeño Nioi. Akuma dormía tranquilamente acurrucado junto a un perro del tamaño de la mesa.
-¿Toryu viene conmigo?, ¡¿en ferrocarril?!- se acerca la protesta - ¡Vamos mamá, ya soy genin!- protestaba Nioi - ¡Ya puedo valerme por mi mismo!-.
Ante esta afirmación, su abuela calmadamente le lanzo un trozo de fruta, que choco contra el protector de su frente –El genin que sucumbió a un trozo de fruta, ¡Que historia tan entrañable!- La abuela Chii podía ser muy mala a veces.
Toryu comenzó a reírse, y al final todos acabaron desternillándose menos el pobre Nioi.
Habiendo hecho su equipaje, tomo a Akuma y partió junto a su hermano Toryu. Ese fue el inicio de su viaje.
Habían pasado algunas horas desde que se despidiera de Toryu en la estación, con otro sermón sobre responsabilidad y como hacer la importante tarea que su familia le había encomendado y que era tan importante o más que… Buff que aburrimiento. Al menos durante el viaje había tomado algunas notas.
-Ese debe ser el último- mencionó leyendo la dirección, descifrando la mala letra de su hermano, del último sitio al que debía ir. Una pequeña posada.
Una vez rellenos los formularios y correctamente guardados, Nioi se debatía entre volver a la estación, o dar un paseo por el pintoresco pueblo, decidiendo que quizás lo mejor era volver a casa y demostrar que puede hacer esto y lo que le manden. El pequeño Akuma… parecía no estar tan de acuerdo.
Salió de su escondite en el abrigo de Nioi, y comenzó a olisquear.
*Sniff sinff… sinff* - guau, guau- de un salto, bajo al suelo y echó a correr.
-¿Akuma?, ¡eh Akuma vuelve aquí!- Nioi lo persiguió por algunas callejuelas, al ser aún pequeño, es más difícil de atrapar.
Tras girar una esquina, lo perdió. -¡Que faena!, para una vez que no da ruido sale corriendo- murmuraba entre dientes- No hay más remedio-.
*Sniff sniff*Como todo buen Inuzuka, era capaz de percibir olores bastante bien. -¡Ha!, ya te tengo- El pequeño perro se acercaba corriendo y ladrando a una pareja sentada en un banco.
+Que vergüenza… ¡por favor que no se estén besando!+ pensó el chico mientras apuraba la carrera.
- ¡Akuma vuelve aquí!- pero el pequeño perro se detuvo junto al banco, olisqueando desde poca distancia un bulto que estaba apoyado en el banco, envuelto en gasa.
-Lo siento, lo siento- se disculpaba Nioi haciendo reverencias mientras corría a por Akuma.
Se acercaba el momento.
Esa mañana Nioi estaba contento. Una vez graduado en la academia, su padre le había dado permiso para comenzar a ayudar en el negocio familiar, ¡exacto! Eso significa que puede empezar a viajar.
Todos estaban sentados a la mesa, comenzando a desayunar.
Aunque el joven esperaba un viaje épico cruzando mares y montañas acompañado de la manada… la idea de sus padres era bien distinta.
-Vas a hacer tu primer pedido hoy Nioi- afirmaba su madre con delicadeza.
- Estos son los documentos que el cliente debe rellenar- su padre le acercó un cuaderno con 3 hojas, con el sello del clan Inuzuka en la esquina inferior derecha.
-Genial, ¿A dónde tengo que ir?, ¿Un bosque lejano?, ¿un pueblo recóndito en las montañas?- su cara de emoción ya indicaba que tenía una historia épica en mente.
-Iréis en ferrocarril al país del fuego, a recoger pedidos de algunos clientes habituales. Tu hermano continuará su viaje hasta algunas ruinas abandonadas. Tú volverás en ferrocarril hasta casa- Su madre, con tono calmado y cara sería, servía el té mientras explicaba estos detalles al pequeño Nioi. Akuma dormía tranquilamente acurrucado junto a un perro del tamaño de la mesa.
-¿Toryu viene conmigo?, ¡¿en ferrocarril?!- se acerca la protesta - ¡Vamos mamá, ya soy genin!- protestaba Nioi - ¡Ya puedo valerme por mi mismo!-.
Ante esta afirmación, su abuela calmadamente le lanzo un trozo de fruta, que choco contra el protector de su frente –El genin que sucumbió a un trozo de fruta, ¡Que historia tan entrañable!- La abuela Chii podía ser muy mala a veces.
Toryu comenzó a reírse, y al final todos acabaron desternillándose menos el pobre Nioi.
Habiendo hecho su equipaje, tomo a Akuma y partió junto a su hermano Toryu. Ese fue el inicio de su viaje.
Habían pasado algunas horas desde que se despidiera de Toryu en la estación, con otro sermón sobre responsabilidad y como hacer la importante tarea que su familia le había encomendado y que era tan importante o más que… Buff que aburrimiento. Al menos durante el viaje había tomado algunas notas.
-Ese debe ser el último- mencionó leyendo la dirección, descifrando la mala letra de su hermano, del último sitio al que debía ir. Una pequeña posada.
Una vez rellenos los formularios y correctamente guardados, Nioi se debatía entre volver a la estación, o dar un paseo por el pintoresco pueblo, decidiendo que quizás lo mejor era volver a casa y demostrar que puede hacer esto y lo que le manden. El pequeño Akuma… parecía no estar tan de acuerdo.
Salió de su escondite en el abrigo de Nioi, y comenzó a olisquear.
*Sniff sinff… sinff* - guau, guau- de un salto, bajo al suelo y echó a correr.
-¿Akuma?, ¡eh Akuma vuelve aquí!- Nioi lo persiguió por algunas callejuelas, al ser aún pequeño, es más difícil de atrapar.
Tras girar una esquina, lo perdió. -¡Que faena!, para una vez que no da ruido sale corriendo- murmuraba entre dientes- No hay más remedio-.
*Sniff sniff*Como todo buen Inuzuka, era capaz de percibir olores bastante bien. -¡Ha!, ya te tengo- El pequeño perro se acercaba corriendo y ladrando a una pareja sentada en un banco.
+Que vergüenza… ¡por favor que no se estén besando!+ pensó el chico mientras apuraba la carrera.
- ¡Akuma vuelve aquí!- pero el pequeño perro se detuvo junto al banco, olisqueando desde poca distancia un bulto que estaba apoyado en el banco, envuelto en gasa.
-Lo siento, lo siento- se disculpaba Nioi haciendo reverencias mientras corría a por Akuma.