29/05/2015, 15:52
Para la kunoichi de Amegakure, estar en una tierra en la cual parecía quen o llovía en meses era algo bastante extraño. Aún más lo era ver con tanta claridad aquella gran bola brillante llamada Sol que tan sólo había contemplado tras un tupido cortinaje de nubes. Además, había que sumar a todo aquello, que la temperatura era bastante más cálida que el País de la Tormenta. Así que la Uchiha se había visto obligada a dejar su capa y su sombrero, fieles compañeros contra la lluvia, en un recodo del camino. Ocultos en el hueco de un árbol, en la frontera con el País de la Tierra. Ataviada tan solo con una pantalón negro corto, que caía levemente bajo sus rodillas, unas tabi del mismo color y una camiseta sin mangas de cuello alto, negras también. Como medida para el calor, también se había recogido el cabello en una cola de caballo, aunque su flequillo seguía cayendo sobre su bandana.
La chica no se había adentrado demasiado en aquel país cuando divisó una extraña torre construída con maderos, no parecía muy sofisticada desde la lejanía. Era una torre bastante primitiva, nada que ver con los grandes edificios que componían su villa. Aún así la joven pensó que sería un buen punto para observar los alrededores y determinar si adentrarse un poco más en aquel país o regresar antes de que aquel calor terminase por derretirla.
Tomoe no tardó más de un par de horas en llegar hasta la base de la torre, donde para su desgracia pudo ver desde la distancia que había alguien y que este la estaba observando.
"Vaya racha que llevo... no hay manera... en todas partes me encuentro con gente" se lamento la chica que lo último que le apetecía era encontrarse con alguien de su propia especie. Aún así siguió aproximándose sin ningún miedo, confiaba plenamente en sus habilidades.
La pelinegra siguió aproximándose sin prestar demasiada atención al chico que parecía pendiente de su aproximación, ella se centro en observar desde más cerca aquella primitiva estructura de tamaño colosal. Evaluando cual sería el trayecto más rápido para llegar a su cúspide
La chica no se había adentrado demasiado en aquel país cuando divisó una extraña torre construída con maderos, no parecía muy sofisticada desde la lejanía. Era una torre bastante primitiva, nada que ver con los grandes edificios que componían su villa. Aún así la joven pensó que sería un buen punto para observar los alrededores y determinar si adentrarse un poco más en aquel país o regresar antes de que aquel calor terminase por derretirla.
Tomoe no tardó más de un par de horas en llegar hasta la base de la torre, donde para su desgracia pudo ver desde la distancia que había alguien y que este la estaba observando.
"Vaya racha que llevo... no hay manera... en todas partes me encuentro con gente" se lamento la chica que lo último que le apetecía era encontrarse con alguien de su propia especie. Aún así siguió aproximándose sin ningún miedo, confiaba plenamente en sus habilidades.
La pelinegra siguió aproximándose sin prestar demasiada atención al chico que parecía pendiente de su aproximación, ella se centro en observar desde más cerca aquella primitiva estructura de tamaño colosal. Evaluando cual sería el trayecto más rápido para llegar a su cúspide